Boca dio el paso que debía para encontrarse con River en una definición que reescribirá los libros
La añeja y fuerte rivalidad tendrá el capítulo que se debía: la próxima semana, en la Bombonera, se juega la primera final continental; como en la semifinal de ida, Benedetto apareció en el segundo tiempo en el momento más complicado para marcar el gol de
SAn PABLo.– Lo imposible sucedió. HabráSuperclásicoparadefinirlaúltima final de Copa Libertadores a dos partidos. Los dos equipos más grandes de la Argentina estarán frente a frente, con el trofeo continental más preciado de la región como premio mayor. Es algo histórico. A la altura del prestigio de ambas instituciones y de esta competencia.
Después de la noche épica de River en Porto Alegre, Boca se hizo cargo de esa presión extra y cumplió con su parte ante Palmeiras. Con autoridad y capacidad de reacción, asumió la responsabilidad, sostenido en la seguridad que brindó Agustín Rossi, la entrega de Wilmar Barrios y nahitan nández, el buen pie de Pablo Pérez, la velocidad de Sebastián Villa y el oficio de Ramón Ábila. Después de seis años, el Xeneize vuelve a la final continental.
La ventaja conseguida una semana atrás en la Bombonera resultó suficiente para afrontar el desquite, que comenzó muy abierto, con espacio para que los dos desplegaran su juego. Y allí apareció otra vez el VAR, para avisarle al colombiano Wilmar Roldán que anulara un gol de Bruno Henrique por una posición adelantada anterior de Deyverson. Sin la tecnología, hubiera sido el 1-0 para los locales a los 9 minutos y otra pudo ser la historia.
Aun cuando Boca en las tres series llegó al desquite con una ventaja de 2-0, en todos los casos atravesó momentos de desconcierto. En octavos no la pasó bien en Asunción, frente a Libertad, hasta que pudo acomodarse y lo cerró 4 a 2. Caminó por la cornisa de los penales y recién respiró tranquilo en Belo Horizonte, contra Cruzeiro, cuando Pavón sentenció el 1-1 en cuartos. Y anoche, después de un buen primer tiempo, se encontró desconcertado cuando Palmeiras apretó el acelerador en el complemento y se puso 2 a 1. En vez de marcar, el equipo miraba lo que hacía el rival. Desesperante. Hasta que apareció Darío Benedetto, que entró por Wanchope y volvió a vestirse de rockstar: en la primera clara que tuvo, clavó el 2 a 2 con un derechazo cruzado desde afuera del área. Bestial. Partido y semifinal sentenciada.
Los locales sintieron el golpe, que se notó con más intensidad en las gradas. El aliento ensordecedor disminuyó a un volumen mínimo. Fue entonces donde los más de 2500 hinchas de Boca se hicieron sentir, y comenzaron a palpitar el choque con River con esa canción que dice “Esperanos un poquito más, ya nos vamos a encontrar”.
Paradojas del fútbol, fue gracias a Palmeiras que Boca tuvo una vida extra en esta Libertadores. Porque caminó por la cornisa de la eliminación en Barranquilla, ante Junior, donde estuvo literalmente eliminado durante los 18 minutos que duró la victoria parcial de los locales hasta que llegó el 1 a 1 aliviador. Y como consecuencia del triunfo del
Verdao, ya clasificado, sobre el club colombiano en la última fecha, fue que la goleada 5 a 0 ante Alianza Lima tuvo sentido.
La alegría no solo es deportiva. Desde lo dirigencial hay una efervescencia que no se vivía desde 2012, cuando Boca jugó por última vez la final (derrota ante Corinthians, la noche en la que Juan Román Riquelme dijo sentirse vacío y anunció su retiro). Daniel Angelici es consciente de que le falta coro- nar su gestión con una Copa Libertadores. Para que aquella promesa de campaña de 2011, en la que les pedía a los hinchas que renueven sus pasaportes para volver a Japón, pueda cumplirse. Aun cuando este año el Mundial de Clubes se disputa en Emiratos Árabes Unidos.
También hay alegría desde lo económico. Además de lo que recaude de local en la ida de la gran definición, Boca ya se aseguró 3.000.000 de dólares extras por llegar al último partido. Hasta aquí, a las arcas del club ya ingresaron 7.850.000 dólares en concepto de premios.
Falta un solo peldaño. La final comenzará a jugarse la semana próxima (miércoles o sábado), en la Bombonera, como para que el clima copero no se desdibuje. Aunque el desquite recién se disputará a fines de noviembre. Una eternidad.
Boca volvió a hacerse fuerte en Brasil y está otra vez en la final de la Copa Libertadores. El sueño de volver a hacer cumbre después de 11 años está más vigente que nunca. Y encima enfrente estará River, en una definición que será inolvidable, gane quien gane. Lo imposible sucedió.