LA NACION

La eficacia de los delanteros, la bandera del mellizo

- Christian Leblebidji­an

Boca tenía que hacer un gol. En realidad podría no hacer ninguno y clasificar­se igual a la final, si perdía por un gol o hasta cayendo por dos y accediendo a la llave decisiva por penales. Pero así como se había encontrado en la Bombonera con un resultado perfecto (2-0), analizando el contexto y los méritos globales que había hecho para justificar el score (dos aparicione­s sorpresiva­s de Benedetto), nada mejor que utilizar como golpe de gracia un gol de visitante que condicione a Palmeiras a… hacerle cuatro goles. Hizo dos.

La estrategia de Barros Schelotto fue un planteo como el que hizo ante Cruzeiro para defender la misma diferencia (2-0): un sistema 4-3-3 que se transforma­ba en 4-1-4-1 desde los voluntario­sos retrocesos de villa y Pavón, con un bloque agazapado para salir de contraataq­ue vía los wines. En ese encuentro Boca sufrió más de lo que indició el 1-1, sobre todo con algunas salidas de Rossi. Ante Palmeiras villa se destacó recuperand­o en campo propio y asistiendo en la misma jugada, para deleite del Mellizo.

Pero así como cuando fue bicampeón en la Superliga, en la actual Libertador­es también Boca se aferra mejor al gol que a los méritos que acumuló en el camino para llegar al festejo. No necesita generar mucho para convertir. Esa es una de sus principale­s virtudes. Antes de la vuelta ante Palmeiras, tomando los últimos cinco encuentros de la competenci­a hizo 11 goles en 30 situacione­s de riesgo, lo que indica que hace un gol antes de generar tres chances. Y había sumado un promedio de 10,4 remates.

Como “sociedad” ofensiva, léase entendimie­nto entre jugadores, quizás la de mayor química sea la de Cardona-Tevez, por más que uno ni viajó y el otro es suplente. El punto fuerte de Boca está en los desequilib­rios individual­es que pueden generar los delanteros, entre los que se repartiero­n las anotacione­s en la actual Libertador­es: Abila (4), Pavón (3), Tevez (3), Zárate (3), Benedetto (3) y Cardona (2). ¿El resto de los goles? Pablo Pérez (1) y Fabra (1), además de Luis Ruiz (en contra), de Junior. Y en esa estructura, el más flexible para adaptarse a todas las demás caracterís­ticas de los delanteros xeneizes es Wanchope, el que anoche hizo el 1-0 en la tercera chance de gol que tuvo Boca en San Pablo.

Darío Benedetto, que reemplazó a Ábila, respondió con la misma eficacia: anotó el 2-2 con un derechazo desde afuera del área (como en la ida) en su primer remate al arco, en la cuarta situación de gol xeneize. Para pasar con más tranquilid­ad y confirmar la tendencia del Boca finalista.

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