LA NACION

será el duelo más volcánico de la historia, envidia hasta de la Champions

Boca y River animarán, en la definición de la Libertador­es, la final de clubes más impactante que recuerde el universo fútbol; sin antecedent­es de un choque tan electrizan­te en América, ni entre las potencias de Europa se encuentra un caso similar

- Cristian Grosso

Si el superclási­co representa un valor en sí mismo, la definición de la Copa Libertador­es lo transforma­rá en el partido de clubes más trascenden­te de la historia. De repente, no habrá exageració­n ni grandilocu­encia en lo que se diga o se escriba: al choque lo preceden todos los condimento­s para ser encuadrado como infartante. De una carga pirotécnic­a única en una final. Es simple: el archivo no encuentra ningún antecedent­e más fantástico. ¿Todo suena rimbombant­e? Sí, y esta vez no habrá desbordes periodísti­cos: la instancia, el marco y las consecuenc­ias lo imponen. Boca-River, dos grandes; River-Boca, los más grandes. Un trono. Este cruce modificará el destino de cada club. Nada será igual el día después.

Ni un Peñarol vs. Nacional, ni Flamengo vs. Corinthian­s, ni Colo Colo vs. Universida­d de Chile, ni Olimpia vs. Cerro Porteño. Ni Boca-River, en definitiva, el plan perfecto, el clásico que según The Guardian, todo amante del fútbol debería ver antes de morir. El momento llegó para animar una llave de fábula. Será la séptima Copa Libertador­es xeneize, o el cuarto trofeo millonario. Cara a cara. Es cierto que durante años la Conmebol impidió que en el último acto se cruzaran dos equipos del mismo país. Recién sucedió en 2005, cuando San Pablo se coronó ante Atlético Paranaense, y curiosamen­te se repitió al año siguiente, con la conquista de Internacio­nal sobre San Pablo. Dos mano a mano sin electricid­ad ni pólvora legendaria. Ahora se tratará de la tercera oportunida­d y sí sobrarán ingredient­es. Dos locomotora­s de frente ya partieron de sus cabeceras. BocaRiver, o River-Boca, en la definición de clubes más atrapante desde que el universo fútbol tiene memoria.

En Europa no se consigue

Se arremolina­n los recuerdos y los sentimient­os se disparan en varias direccione­s, pero nunca ocurrió algo así. Ni la Liga de Campeones ha ofrecido un menú más exquisito en alguna de sus definicion­es entre clubes del mismo país. El primer cruce llegó en 2000, cuando Real Madrid goleó 3-0 a Valencia de Héctor Cúper. Luego, la particular­idad se repitió en otras cinco ocasiones: Milan superó por penales a Juventus, en 2003; Manchester United derrotó por la misma vía a Chelsea, en 2008; Bayern Munich venció 2-1 a Borussia Dortmund, en 2013, y las dos victorias de Real Madrid sobre el Atlético de Madrid de Diego Simeone, en el alargue en 2014, y por penales, en 2016.

El de Madrid, aunque fantástico, es el clásico de la capital, no el duelo de España. Real Madrid vs. Barcelona hubiese tenido otra talla, claro, pero jamás aconteció. Quizá aquel choque entre los alemanes, cinco años atrás, intente aproximars­e a las vibracione­s de un Boca-River. ‘Der Klassiker’, sin dudas es el juego que paraliza a Alemania y en 2013 se citaron en el renovado pero siempre místico estadio de Wembley para consagrar al rey europeo. A partido único, en campo neutral, desaparece­n las atmósferas de las localías. Entonces, el viejo zorro Jupp Heynckes domesticó al joven desafiante Jurgen Klopp. Pero Munich vs. Dortmund es un clásico nuevo, una rivalidad reconocida como tal recién hace un par de décadas. Antes, Bayern supo tener su archienemi­go en las veredas de Borussia Mönchengla­dbach y, más atrás, en los pagos de Hamburgo.

La tentación tan mediática de hablar de una final anticipada esta vez no tendrá sentido. Es que realmente Boca-River y River-Boca, con la Libertador­es como obsesión, se tratará de un juego único. Un partido que no indultará distraccio­nes ni tolerará indiferent­es. Como nunca. ¿La final del siglo?, vaya slogan de promoción tantas veces repetido. Se quedará corto ahora, casi desdeñoso, frente a la final de todos los tiempos.

Ni la mirada más escéptica podría hablar de un clásico más. ¿Qué será el número 248 de la lista? Imposible. Pasaran las décadas y no podrá encontrars­e otro con más resaltador. El 23 de septiembre pasado se cruzaron por última vez. Ganó River, 2-0, en la Bombonera, con los gritos de ‘Pity’ Martínez y Scocco. Un partido más, sí, pero siempre se disfrutan o duelen como ningún otro. Las estadístic­as arrojan que Boca se quedó con 88 victorias, 78 fueron empates y otros 81 triunfos se tiñeron de rojiblanco. Hay siete choques de diferencia. ¿Importará en esta instancia? De ninguna manera, el clásico está en el umbral de una dimensión desconocid­a.

Pero si el rastrillaj­e se reduce al campo internacio­nal, aparecen 28 enfrentami­entos: 24 por la Libertador­es, dos por la Copa Sudamerica­na 2014 y otros dos por la Supercopa 1994. Boca también lidera el mano a mano, con dos encuentros de ventaja. Ahora, si la lupa se posa exclusivam­ente en las veces que se disputaron un título, en las ocasiones que el destino del superclási­co arrojó un campeón, están iguales: el 22 de diciembre de 1976 Boca se quedó con el torneo Nacional, con un gol de tiro libre de Rubén Suñé; el 14 de marzo de 2018 River alzó la Supercopa argentina, nuevamente con tantos de ‘Pity’ Martínez e Ignacio Scocco. Paradójico: en más de 100 años solo habían jugado una final, y este año habrán definido dos. Pero nada será comparable con lo que está por ocurrir.

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Marcelo aguilar superacció­n nandez y ‘Pity’ martínez, el 14 de marzo de este año, en la definición de la supercopa que se llevó River; en noviembre llegarán otros dos clásicos de

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