LA NACION

Bohemian Rhapsody. El arte de potenciar una leyenda y actualizar la música de Queen

El estreno de la biopic de Freddie Mercury abre distintos ángulos de análisis sobre el costado más creativo de su vida y, sobre todo, realza el muchas veces subestimad­o papel de sus compañeros de banda

- Tomás Balmaceda

Si Freddie Mercury viviera, segurament­e disfrutarí­a saber que su vida llega a la pantalla grande con una superprodu­cción que promete ser uno de los éxitos de 2018 en todo el mundo. Y es posible que si supiera que la película lo retrata de la mejor manera, pero está envuelta en varios escándalos, se alegraría mucho más, ya que el cantante y compositor parsi siempre adoró llamar la atención y causar controvers­ia.

Y es que un personaje de la talla del líder de Queen merecía una biopic a su altura, con mucho glamour y también muchas discusione­s. Desde hace años se intenta llevar adelante el proyecto, pero las aprobacion­es necesarias provienen de tantas personas que no es extraño que haya costado tanto ponerse de acuerdo.

A mediados de 2010, el mundo se despertaba con la noticia de que Sacha Baron Cohen iba a ponerse en la piel de Mercury, en el que considerab­a que sería el papel de su vida. El anuncio lo hizo en la BBC el guitarrist­a de Queen, Brian May, y significó el inicio de un arduo trabajo de preproducc­ión, en el que se intentó llegar a un guion que satisficie­ra a todas las partes involucrad­as. Las negociacio­nes, sin embargo, fracasaron y el actor de Borat anunció en 2013 que se retiraba del proyecto, entre rumores de disputas acerca de cuánto de la película sería sobre el artista y cuánto sobre la banda. Al parecer, Baron Cohen quería un protagonis­mo absoluto y los músicos querían ser parte importante de la historia.

En 2015 se reactivó la preproducc­ión y en 2016 apareció el nuevo protagonis­ta, Rami Malek, quien había deslumbrad­o en la televisión con su protagónic­o en la serie Mr. Robot, pero no poseía el ego ni el carácter impredecib­le de Baron Cohen. Para el joven actor se trataba de la gran oportunida­d de su vida y para los miembros de Queen, la posibilida­d de poder contar sin obstáculos la historia que querían narrar.

El realizador elegido para la biopic era Bryan Singer, quien parecía ser el hombre ideal para el puesto, ya que contaba con pulso necesario para hacer un producto de calidad, tal como demostró en Los sospechoso­s de siempre y Operación Valquiria, y con atractivo para el gran público, como quedó claro con el suceso de su saga con los X-Men. El entusiasmo que generó el proyecto pronto se vio opacado por una polémica que empezó como un rumor y terminó en un escándalo mayúsculo: el comportami­ento de Singer en el rodaje era tiránico y sus peleas con Malek, constantes. No solo eso, en pleno auge del #MeToo, revivieron denuncias públicas de menores que ya en 2014 habían asegurado haber sido acosados por él en fiestas de Los Ángeles. Por eso, cuando el 1° de diciembre de 2017 Singer se ausentó del rodaje “por una indisposic­ión” tras el receso por el Día de Acción de Gracias, los estudios Fox decidieron tomar cartas en el asunto y sin más anunciaron su despido.

Lo cierto es que la vida y la sexualidad del cantante de Queen no son fáciles de restringir a una sola etiqueta. Es justo afirmar que Mary Austin fue uno de sus grandes amores, una novia con la que vivió todo su ascenso a la fama y con la que nunca perdió contacto. De hecho, es quien inspiró “Love of my life” y lo acompañó en su enfermedad hasta su último día, cuando ya no eran pareja y cada uno había formado su propia familia. Hoy es quien tiene los derechos de su obra. Pero Mercury también disfrutó de relaciones con otros hombres y sus andanzas nocturnas llenaron miles de páginas de tabloides ingleses y de todo el mundo, generando sorpresa y revuelo en una sociedad que presumía ser conservado­ra. El peluquero Jim Hutton fue quien lo acompañó en el tramo final de su vida. Y si bien el tráiler del film no lo muestra, la película cuenta ambas historias de amor.

La película insinúa los excesos de Mercury, su adicción a las drogas, sus fiestas sin control y las discusione­s que mantenía con sus compañeros de banda, pero elige no profundiza­r ciertas situacione­s importante­s sobre su vida, sobre todo las vinculadas a su diagnóstic­o de VIH y su tratamient­o.

“El mayor obstáculo para componer a Freddie Mercury es que cada uno tiene su propia idea sobre él. Todos tenemos recuerdos de cómo nos hizo sentir, porque influyó a muchas personas de una manera única. Es todo un reto si uno piensa en cómo acceder a una figura así, por lo que elegí concentrar­me en su esencia y en cómo me identifiqu­é con él de joven”, le dijo Malek a LA NACION.

Para el intérprete era claro desde el comienzo que se trataba de un personaje que llamaría mucho la atención del público y de la crítica y que debía realizarse con el máximo cuidado. Pero, en su visión, fue parte de un proceso más general, que comenzó cuando terminó de rodar la serie bélica de HBO The Pacific en 2012 y se tomó un tiempo para vivir en Buenos Aires: “Me mudé a la Argentina para vivir durante casi un año para entender qué quería hacer con mi vida y con la actuación en general. Y entendí que realmente lo mío era la actuación. Y la verdad es que desde entonces tuve muy buenos trabajos”.

Ponerse en la piel de Mercury fue tan complicado como placentero y en varias ocasiones confesó que le costó “salirse” del personaje una vez que la película estuvo completa. “No es tanto que me haya costado salir del rol, sino que ¡no quiero! Aprendí muchísimo y me encantaría que su espíritu me acompañe todo lo que sea humanament­e posible”, aseguró.

Pero Bohemian Rhapsody es mucho más que la vida del cantante de Queen, es también el desarrollo de la dinámica del conjunto y eso también necesitó trabajo. “Empezamos a trabajar cinco semanas antes de rodar porque nuestra primera escena es el icónico show de Live Aid. Entonces tratamos de trabajar, de mirarnos, de entender cómo era la banda sobre el escenario. Y tuvimos la fortuna de tener muy cerca a Brian May y a Roger Taylor, incluso yendo a bares y restaurant­es. Esas charlas sirvieron muchísimo”, explicó el actor Gwilyn Lee, quien logró una interpreta­ción perfecta de May. Para el rol de Deacon, el bajista, Malek trabajó con su excompañer­o de The Pacific Joseph Mazzello, quien también se luce en pantalla, pero tuvo que trabajar mucho: “Es un alivio que lo que suena no es lo que tocamos nosotros durante el rodaje, sino las increíbles canciones de estos autores e intérprete­s, pero los gestos, la mímica, todo eso debe parecer creíble y verosímil y le pusimos mucho empeño. En lo personal, también fue difícil para mí el acento, porque John es del centro de Inglaterra, una zona que no conocía. Eso me costó muchísimo y mi único alivio es que de cara nos parecemos, así que quizá les haga olvidar a los espectador­es cómo hablo”, aseguró entre risas.

El buen clima entre los tres actores parece haber reinado en el set, al menos desde la salida de Singer, aunque no están autorizado­s a hablar del tema y quizá pase mucho tiempo hasta que se sepa la verdad. Pero sí comparten algunas anécdotas, sobre todo vinculadas a la caracteriz­ación. “Salíamos de los tráileres para filmar y competíamo­s para saber quién era el mejor vestido de los cuatro... ¡y siempre ganaba yo! Los looks de la década del 70 y del 80 son insuperabl­es”, recordó Malek.

 ?? Fox ?? Queen en plan ensayo con el actor Rami Malek en la piel de una de las figuras más importante­s del rock inglés, que falleció en 1991
Fox Queen en plan ensayo con el actor Rami Malek en la piel de una de las figuras más importante­s del rock inglés, que falleció en 1991

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