“país hospitalario”
El director de Migraciones reclama que se acelere la expulsión de los extranjeros que delinquen, pero defiende la inmigración
el director de migraciones, Horacio garcía, se mostró a favor de modificar las leyes para acelerar las deportaciones de los extranjeros vinculados a delitos, pero aseguró que “la argentina es el país más hospitalario de todo el continente”.
Con su hablar pausado y sonrisa permanente, Horacio “Totó” García es el director nacional de Migraciones, pero bien podría ser un diplomático. Haciendo equilibrio entre quienes -como el senador Miguel Pichetto- piden “sacar a patadas” a los extranjeros que delinquen y la izquierda que lo acusa de “xenófobo”, el funcionario explica que están en marcha una serie de medidas para castigar más rápido a aquellos que “rompieron el contrato de confianza con el país”, pero a la vez otras para “reubicar” a los miles de inmigrantes que llegaron en los últimos años. Minutos antes de que el presidente Mauricio Macri habilitara el tema en una conferencia de prensa en Córdoba, García también se muestra partidario de modificar leyes “que no han sido eficientes” en el caso de los cuatro extranjeros detenidos luego de los recientes incidentes en el Congreso. Y asegura que el Gobierno está “preocupado y ocupado” en evitar desmanes durante la próxima cumbre del G-20.
–Los cuatro detenidos abrieron un debate sobre la política migratoria. ¿Se está pensando en modificar la ley para hacerla más estricta con los extranjeros que delinquen?
–Si los instrumentos legales que tenemos permiten estas controversias, esto demuestra que los instrumentos que tenemos no son eficientes. Las decisiones de Migraciones deberían ser evaluadas por un foro específico, revisadas como debe ser por una doble instancia, pero con personas abocadas a este tema. Los actuales tribunales tienen demasiado trabajo y eso ralentiza las decisiones.
–¿Hay acuerdo para avanzar entonces?
–Estamos hablando de las necesidades que tiene la Argentina en cuanto al sistema de expulsión. Y también sobre qué queremos hacer con la gente de bien que está en la Argentina y cómo los reorientamos a los lugares del país que necesitan desarrollo.
–¿Hubo apresuramiento al pedir que los expulsen?
–El Presidente, mediante el decreto 70/2017, produjo una agilización importante que sería bueno tenga tratamiento oportuno en el Parlamento; no se estableció ninguna situación desequilibrante ni irracional, simplemente acortó procesos que eran extensísimos. Tenemos 1335 expulsados sobre casi 600.000 radicaciones, esto marca a las claras que no hay descontrol ni una mirada particularmente en contra de ninguna persona. Somos abiertos con quienes vienen a trabajar, producir y estudiar, y restrictivos para los que vienen con otros fines.
–El senador Pichetto pidió que no seamos “el país más idiota del continente” en materia migratoria y “echar a patadas” a los extranjeros que delinquen.
–Aquí no cabe duda de que la Argentina es el país más hospitalario de todo el continente en estándares de bienestar social, y también podríamos decir de todo el planeta.
–¿Eso es bueno o malo?
–Proviene de la aplicación estricta de acuerdos del Mercosur, la Constitución y la ley de migración. Modificar estas circunstancias corresponde al Congreso; ahí se debe dar la gran discusión sobre qué queremos hacer con las migraciones, cómo somos amplios y justos con todos, y cómo ponemos freno a quienes vienen con intereses malsanos al país. –Hay que trabajar de manera interinstitucional para lograr esa eficiencia. Si se define, luego de la doble instancia judicial, que alguien debe ser expulsado, no hay más discusión. ¿Y cómo llegamos ahí? Acortando los plazos, para que la incertidumbre no caiga para ninguno de los dos lados. –Según sondeos, el 80 por ciento de la gente acuerda con los juicios abreviados a extranjeros que mencionó el ministro del Interior, Rogelio Frigerio. ¿Cambiemos se sube a una ola antiinmigrante? –Cuando asumimos, empezaron a hablar de que íbamos a generar situaciones invivibles para los inmigrantes. Cuando vino [Donald] Trump, decían que nos subiríamos a esa ola, y ahora con [Jair] Bolsonaro dicen algo parecido. La Argentina tiene una historia migratoria, la respetamos y profundizamos en su raíz y trabajamos en la orientación y seguridad de todos aquellos que llegan al país.
–¿Hay temor de que ingresen grupos violentos por las fronteras con motivo de la cumbre del G-20?
–Estamos preocupados y ocupados. Trabajamos con tecnología: información anticipada del pasajero en aeropuertos, información más sensible que aportan las empresas, convenios de información (con otros países y las provincias), que son muy importantes. El año que viene tendremos la misma tecnología (sistemas biométricos) en los pasos fronterizos y en los aeropuertos. Todo el mundo debe saber que a la Argentina se ingresa por pasos fronterizos habilitados.
–Hay pasos críticos. Iguazú, por ejemplo, desde donde habrían venido los perpetradores de los atentados a la embajada y la AMIA…
–Estamos trabajando allí y mejorando, hemos hecho modificaciones en conjunto con Pasos de los Libres, adonde iremos con las pasarelas electrónicas. Son pasos vetustos, hay que modificarlos todos, hubo una desinversión muy grande.
–Hay en el mundo una corriente negativa con la inmigración. ¿Estamos recorriendo ese camino?
–Si damos un horizonte claro y dejamos en claro lo que aporta la inmigración al desarrollo del país, generamos una mirada distinta a la de quienes quieren cerrar una puerta migratoria que no hay manera de cerrar, no existe muro ni contención para la migración.
–¿El aumento de las deportaciones se debe a una mayor eficiencia o a que más delincuentes entran al país?