LA NACION

El efecto Bolsonaro desvela a Maduro, pero también a la oposición

Aún se desconoce qué tipo de línea dura adoptará el brasileño con Venezuela

- Daniel Lozano

El propio Bolsonaro se encargó de matizar la idea de una intervenci­ón

El opositor Borges cree que Brasil será clave para “liberar” a su país

CARACAS.– La fotografía sorprendió a Venezuela. Cuatro dirigentes del grupúsculo Rumbo Libertad, radicales antichavis­tas de la llamada Resistenci­a que también se opone duramente a la opositora Mesa de la Unidad Democrátic­a (MUD), fueron de los primeros en reunirse con Jair Bolsonaro en su propia casa, pocas horas después de que ganara las elecciones en Brasil. Una imagen de mucha complicida­d y un evidente guiño para ambos países.

La imagen es toda una declaració­n de intencione­s respecto de la línea dura que seguirá el presidente electo contra la revolución bolivarian­a, aventuró la mayoría de los analistas. pero con el transcurso de las horas y de los días, el propio Bolsonaro se encargó de matizar las expectativ­as en torno a la manida idea de una intervenci­ón militar, un rumor nacido en Colombia y desmentido en el gigante sudamerica­no. “Brasil siempre buscará la vía pacífica para resolver ese problema”, adelantó el exmilitar, a quien desde Venezuela también le han recordado cómo aplaudió la primera victoria electoral de Hugo Chávez, a quien definió como “una esperanza para América Latina”.

“No lo hizo Estados Unidos, no lo hará Brasil”, dijo con relación a una intervenci­ón Roderick Navarro, cabeza visible de Rumbo Libertad y participan­te en la reunión con Bolsonaro. “La solución es más simple y se trabaja en ello”, añadió enigmático el joven, quien participó de forma activa en la campaña del mandatario electo en Brasil.

“El ganador ha comenzado muy pronto a actuar como presidente”, resumió para la nacion el politólogo Luis Salamanca, exrector del Consejo Nacional Electoral (CNE), quien ya vislumbra que el “efecto Bolsonaro” –la suma de inquietude­s, temores y expectació­n que se desataron en Venezuela tras su triunfo– tiene mucho que ver con una especie de dualidad: ser un candidato de ultraderec­ha para convertirs­e en el presidente con quien no llegará la sangre al río.

“Estamos en una inmensa confrontac­ión geopolític­a de modelos, proyectos e ideas. Ha llegado la hora de fortalecer nuestra Alianza Bolivarian­a de los pueblos de Nuestra América (ALBA) para avanzar y hacer realidad los sueños de una América unida y en paz”, sermoneó anteayer Nicolás Maduro después de acusar una vez más a los presidente­s de la Argentina y Colombia: “¿Tiene futuro el pueblo sudamerica­no con un [Mauricio] Macri, con un [Iván] Duque al frente?”.

Más allá del entusiasmo ideológico, las cuentas no le salen a Maduro. “Se trata de un llamado marginal en el mundo latinoamer­icano, porque hay un reflujo de gobiernos de ultraizqui­erda hacia otros que creen en el mercado y la democracia liberal”, valora Salamanca, quien ve a Maduro inmerso en el “aislamient­o internacio­nal y el cerco latinoamer­icano, que son notorios. Mientras se acentúan las sanciones altamente restrictiv­as para la clase gobernante y sus familias, con congelamie­nto de cuentas y bienes en el exterior, lo que crea un desgaste interior. ¿Quién aguantará más: el mundo o Maduro?”.

De momento, el triunfo de Bolsonaro le ha arrancado de cuajo la sonrisa al gobierno venezolano pese a las buenas noticias llegadas desde México con la invitación para que Maduro asista a la toma de asunción de Andrés Manuel López Obrador. “Más que haber ganado un aliado, la mayoría de la oposición siente que se le ha restado uno al chavismo”, resumió el politólogo Félix Seijas, tras el torrente de declaracio­nes y las batallas dialéctica­s ya habituales en las redes sociales del país petrolero.

“Desde ya invitamos a Bolsonaro a trabajar por el rescate de la democracia en Venezuela. Brasil está llamado a ser uno de los líderes de la región en el proceso de liberar a nuestro país”, se adelantó Julio Borges, coordinado­r de primero Justicia, exiliado hoy en Bogotá. Hasta ahora Brasil ha participad­o en el Grupo de Lima, que reúne a 14 países de la región detractore­s de la revolución chavista. pero lo ha hecho metido en el pelotón, sin encabezar ninguna iniciativa.

“El saldo neto es positivo para la oposición venezolana, porque todo lo que le cierre puertas a Maduro es bueno para la lucha por la libertad de Venezuela. Esto agudiza su aislamient­o regional. Maduro está rodeado. De ahí viene ese sentimient­o mezclado de la oposición, porque si bien Bolsonaro es de ideas extremista­s, que suenan a fascismo, al mismo tiempo lo va a enfrentar duramente”, concluye Salamanca.

“Después del trauma que hemos sufrido en Venezuela con Chávez y los militares, son comprensib­les la alergia y la preocupaci­ón en la izquierda opositora por la llegada de un militar y populista”, escudriña Ramón Muchacho, exalcalde de Chacao y uno de los políticos opositores más activos en el exilio. “pero sin duda era el candidato favorito en la oposición, no tanto por él como por Fernando Haddad. Eso sí, tampoco la oposición está haciendo una fiesta con su victoria”.

“Con Bolsonaro, que representa los antivalore­s de la sociedad, resurge una nueva fantasía en torno a una intervenci­ón militar. Lamentable­mente hay una oposición que se identifica con él y comparte sus posturas. Es como pedirle peras al olmo”, criticó el pensador José Rafael López padrino, residente en Estados Unidos y buen conocedor de los entresijos de la izquierda venezolana.

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Reuters El mandatario chavista llamó a fortalecer anteayer la alianza bolivarian­a

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