Radrizzani dijo que no hubo intención política en la misa sindical
Reivindicó la celebración y afirmó que la Iglesia se opone a “toda corrupción”
El arzobispo Agustín Radrizzani ratificó que “no existió intencionalidad política alguna” en la misa por la paz social que presidió hace casi dos semanas frente a la Basílica de Luján, ante dirigentes sindicales cuestionados y figuras del peronismo y de organizaciones sociales, encabezados por Hugo Moyano, en un clima muy crítico del Gobierno.
En una carta dirigida a los fieles de la arquidiócesis de MercedesLuján, aseguró que no estuvo en contacto “con ningún gremialista para preparar la misa” y expresó: “Si algunos han sufrido por la misa del 20 octubre, les pido perdón”. Aunque, a renglón seguido, afirmó que “otros se han alegrado”.
En su primera aparición pública desde la controversia generada por la misa ante el principal santuario del país, Radrizzani reconoció que algunos “se sienten desorientados o angustiados”, y explicó que el pedido de la celebración fue realizado por el dirigente Julián Domínguez, presidente de la Cámara de Diputados durante el período kirchnerista, en representación de algunos gremios y organizaciones sociales. “Ante este pedido, y ante la finalidad que perseguía el encuentro, no creí oportuno negarme a esta invitación”, afirmó el arzobispo.
Como dato novedoso, advirtió: “Como Iglesia nos oponemos a toda forma de corrupción”.
La misa para pedir por la paz, el pan y el trabajo reunió en primera fila a los sindicalistas Hugo y Pablo Moyano, en momentos en que un fiscal había pedido la detención del hijo del camionero en una causa judicial por corrupción en el manejo del club Independiente. Se interpretó en varios sectores como un apoyo de la Iglesia a los gremialistas cuestionados.
Dos días después de la celebración, el presidente del Episcopado, Oscar Ojea, respaldó la decisión de Radrizzani y desmintió enérgicamente que el papa Francisco hubiera estado detrás de la organización de la misa, en la que se leyó un mensaje de autoridades interreligiosas, que exigieron al Gobierno un cambio en el modelo económico.
Radrizzani reiteró ayer que Francisco “no tuvo ninguna injerencia en esta decisión”. Y agregó: “Nuestra misión es anunciar a Jesucristo y que Él sea conocido y amado por nuestro pueblo. Nunca tuve el deseo de apoyar ni a un partido, ni una ideología, ni a una persona. Por tanto, en la celebración, les aseguro que no he recibido ningún beneficio económico para nuestra querida Iglesia arquidiocesana ni tampoco para mi persona”.
“Mi intención, al aceptar dicha celebración, fue expresada en la homilía y fue la de propiciar un clima de diálogo para superar las dificultades que sufren muchos argentinos. El diálogo, para que sea constructivo, debe ser hecho con sinceridad y sin segundas intenciones”, añadió el arzobispo. “Sé que algunos han sufrido por la misa del 20 octubre, les pido perdón, así como otros se han alegrado. Los invito a todos a caminar juntos para superar la dolorosa brecha que vivimos en nuestra sociedad”, concluyó.