LA NACION

Estuvo internado sin saber quién era y tardó casi 20 años en reencontra­rse con su familia

En 2005, Gabriel Coll llegó como NN al hospital psiquiátri­co de Necochea, donde lo identifica­ron este año; el sábado se reunió con los suyos, gracias a una nota de la nacion

- Sol Amaya

Sentados en una sala, todos esperan ansiosos. Sienten cosquilleo­s en el estómago e incertidum­bre. De pronto ocurre: un hombre de sonrisa aniñada entra al lugar. Una mujer se levanta y lo abraza. A su alrededor, algunos sollozan y otros sonríen. El protagonis­ta se llama Gabriel Coll y esa emoción no es para menos. Su familia lo había dado por muerto. Este hombre, que no puede comunicars­e por vía oral ni escrita, se había escapado del Hospital Alejandro Korn de la localidad de Melchor Romero, llegó hasta Necochea y allí vivió como NN los últimos 13 años. Hacía al menos 20 que no veía a su familia.

“Mi cuñada estaba mirando la web de la nacion y vio la foto de la nota. Le pareció una cara conocida, porque los Coll son todos parecidos. Le comentó a mi sobrino y él pasó la nota en el grupo de WhatsApp de los primos. Cuando empezamos a ver los datos, dijimos: ‘Tiene que ser él’. Y así empezó todo”, cuenta su sobrino Juan Carrió, de 57 años.

La nota en cuestión fue publicada hace dos semanas en el sitio de la nacion y contaba la historia de este hombre de 67 años que, luego de más de una década, y gracias al incansable trabajo del personal del Hospital Neuropsiqu­iátrico Domingo Taraborell­i de Necochea, había recuperado su identidad.

Cuando vio la noticia, Francisco Gabriel Coll se largó a llorar. El joven, de 37 años, cuenta con orgullo el origen de su nombre: Francisco, por su padre, y Gabriel, por su tío, a quien no había conocido hasta ahora. “Somos como 25 sobrinos de entre 20 y 50 años. Cuando pasaron la nota por WhatsApp, sentí un escalofrío automático. Fue una gran sorpresa”, relata.

En menos de dos meses, el protagonis­ta de esta historia pasó de ser un NN a recuperar su identidad y, finalmente, a volver a conectarse con una familia numerosa. Algunos de ellos fueron a visitarlo el sábado pasado.

“Fue muy emotivo. Al principio Gabriel estaba como en shock. Se le aceleraba la respiració­n. Después se sentó, nos miraba y sonreía”, señala Francisco Gabriel. Y añade: “A su hermana la reconoció, es a la única a la que le dio un beso”.

Reconstrui­r

Pasaron tres años desde que el hospital inició un expediente para solicitar un DNI. En medio del trámite, enviaron nuevamente las huellas al Ministerio de Seguridad, que ahora, con una tecnología más avanzada, pudo finalmente identifica­rlo. Así descubrier­on que su nombre real es Gabriel, que nació en Fraile Pintado, un pueblo de Jujuy, y que se había escapado del hospital de Melchor Romero. Lo que nunca se pudo reconstrui­r es cómo logró llegar a Necochea.

También se enteraron por su historia clínica de que tenía un síndrome psicoorgán­ico de nacimiento y que, por eso, nunca pudo hablar ni comunicars­e por escrito. “Él tiene ese problemita desde bebé. Nunca pudo hablar, pero se hacía entender”, cuenta Carrió. “Gabriel tenía 13 hermanos, de los que hoy quedan vivos cinco. En 1969, su hermano mayor trajo a toda la familia a Sierra de los Padres. Se instalaron en el campo. Somos toda una familia de agricultor­es”, añade.

Gabriel nunca fue a la escuela, pero aprendió a hacer dibujos dignos de un artista. “De joven se escapaba siempre. Se iba a los campos de los vecinos y hacía desastres. Andaba con una Gillette en el bolsillo y les rompía las bolsas silo”, recuerda Carrió. “La policía decía que los vecinos se quejaban y que teníamos que hacer algo al respecto. Entonces contactamo­s a unos primos de La Plata que nos sugirieron llevarlo a Melchor Romero”. Y allí fue. Gabriel se seguía escapando. Aparecía en la casa de sus primos en La Plata y lo volvían a internar. “Mis tíos cada tanto iban a visitarlo”, rememora.

En 2000, Carrió fue a visitarlo y le dijeron que se había escapado. Nadie sabía dónde estaba. Ahí se perdió todo el contacto. “Pasaron los años y lo dimos por muerto”, detalla Carrió.

A Gabriel lo encontraro­n en diciembre de 2005 mientras deambulaba en la Terminal de Ómnibus de Necochea. No tenía documentos y nadie sabía cómo había llegado hasta ahí. La policía lo derivó, primero, a un centro de salud y luego fue trasladado al hospital. “Se dio aviso al Ministerio de Seguridad, a la Secretaría de Derechos Humanos y a la Policía Federal”, cuenta Ruth Kalle, directora ejecutiva de la institució­n de salud mental. Su foto y descripció­n se incorporar­on así a la base del Sistema Federal de Búsqueda de Personas (Sifebu).

“Lo difundimos en redes sociales, incluso mandamos al programa Gente que busca gente, pero nada dio resultado”, recuerda Alejandra García, licenciada en Trabajo Social y directora asociada del hospital. Aunque no puede hablar, a veces logra unos balbuceos. Una vez intentó decir algo parecido a “Jorge” y a partir de allí, ese fue el nombre con el que todos comenzaron a referirse a él.

Para la familia eso es una señal de que Gabriel estaba intentando volver a casa. “En 1969, cuando Juan, hermano mayor de Gabriel, trajo a toda la familia a Sierra de los Padres, se instalaron en la Quinta San Jorge. Seguro le quedó grabado. Por eso cuando lo encontraro­n balbuceó ‘Jorge’ y en el hospital pensaron que podía ser su nombre. Él andaba buscando a su familia”, afirma Carrió.

“Cuando pienso que se escapó buscando el último lugar en donde había vivido con toda su familia me da mucha tristeza. Me hace cuestionar muchas cosas”, dice Francisco Gabriel.

Juan Carrió

SOBRINO DE GABRIEL COLL “Mi cuñada estaba mirando la web de y vio la foto la nacion de la nota. le pareció una cara conocida, porque los Coll son todos parecidos. le comentó a mi sobrino y él pasó la nota en el grupo de Whatsapp de los primos. Cuando empezamos a ver los datos, dijimos: ‘Tiene que ser él’. Y así empezó todo”

Francisco Gabriel Coll

sobrino “Cuando pasaron la nota por Whatsapp, sentí un escalofrío automático. Fue una gran sorpresa”

Alejandra García

DIR. ASOCIADA DEL HOSPITAL DOMINGO TARABORELL­I “difundimos su caso en redes sociales, incluso lo mandamos al programa Gente que busca gente, pero nada dio resultado”

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Gabriel Coll, junto con sus familiares, en el hospital de Necochea

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