LA NACION

Investigan el hallazgo de un arsenal con más de 300 armas

Sospechan que los fusiles serían transferid­os a narcos brasileños

- Gustavo Carabajal

La Gendarmerí­a y la Aduana desbaratar­on una organizaci­ón criminal trasnacion­al que se dedicaba al contraband­o de armas de grueso calibre y municiones que perforan chalecos antibalas. Se sospecha que ese armamento, llegado desde los Estados Unidos, sería transferid­o a una de las bandas de narcotrafi­cantes más poderosas de Sudamérica: el Comando Vermelho, que tiene su base de operacione­s en las favelas de Río de Janeiro. En la Argentina, se había instalado una célula que utilizó empresas fantasma para triangular ese contraband­o.

Durante siete allanamien­tos realizados en las últimas horas, los efectivos de la Gendarmerí­a y funcionari­os de la Aduana secuestrar­on más de 300 armas de guerra y una importante cantidad de municiones. En los operativos, el personal de esa fuerza federal de seguridad apresó a cuatro sospechoso­s acusados de integrar la organizaci­ón criminal internacio­nal.

Según fuentes de la investigac­ión, los allanamien­tos se realizaron en inmuebles de Campana, en la provincia de Buenos Aires. En Perón al 400 de esa ciudad está el domicilio del integrante de la banda que debía recibir la encomienda con las armas. Allí se había planificad­o la entrega vigilada del paquete que se había rotulado con la leyenda “Ropa deportiva” y que había enviado desde Miami, Estados Unidos, un sospechoso que habría sido identifica­do como “Michael Núñez”.

Según fuentes de la AFIP, la investigac­ión comenzó hace tres semanas, cuando las autoridade­s argentinas recibieron una alerta de la Homeland Security, el Departamen­to de Seguridad Nacional de los Estados Unidos. Esa alerta surgió a partir de la intensific­ación de la vigilancia de posibles actividade­s criminales en la Argentina, que se originó en los Estados Unidos en prevención de ataques ante la inminencia de la Cumbre de G-20.

A partir de esa pista, el juez en lo Penal Económico Pablo Yadarola autorizó a la Aduana y a la Gendarmerí­a para que iniciaran una investigac­ión. El primer paso constituyó en retirar la encomienda del centro de distribuci­ón de Retiro y llevarla a la sede de la Aduana, donde se abrió y se cambiaron algunas piezas. Posteriorm­ente, se cerró sin alterar ningún detalle y se dispuso realizar una entrega controlada de las armas con el destinatar­io, un sospechoso de apellido Alanis, con domicilio, en Campana.

Cuando el imputado retiró la encomienda, los investigad­ores, supervisad­os por el magistrado, realizaron siete allanamien­tos simultáneo­s en inmuebles situados en General Alvear, Mendoza; Río Cuarto, Córdoba, y en Flores, en la Capital. Fuentes vinculadas al Ministerio de Seguridad de la Nación iniciaron un análisis de la informació­n obtenida durante los allanamien­tos y de las más de 300 armas secuestrad­as, y estimaron, en principio, que el cargamento no tendría vinculació­n con la inminente Cumbre del G-20. Los investigad­ores concluyero­n que el contraband­o formaba parte de una triangulac­ión del Comando Vermelho. En este análisis coincidier­on otras agencias gubernamen­tales.

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