Deerhunter
11 de noviembre, en el Club Ciudad
Potencialmente, el de esta banda de Georgia es uno de los shows más prometedores de esta edición del Personal Fest. Porque Bradford Cox, el alma de Deerhunter –aun cuando el guitarrista Lockett Pundt también es una pieza clave– es un personaje cuya singularidad se refleja en un repertorio inspirado y aventurero que cruza devoción por el shoegazing (My Bloody Valentine, Ride) con invenciones melódicas dignas del mejor Lennon. En la enigmática lírica de Cox –en la que siempre se adivinan los ecos de la angustia, el dolor y el miedo– hay huellas de la literatura norteamericana más provocativa (William Burroughs, Dennis Cooper). Cuando Deerhunter publicó el apasionante Fading Frontier (2015) –apenas un escalón debajo de Halcyon Digest (2010), su obra cumbre–, el inquieto Bradford armó un mapa interactivo de las influencias de ese disco y citó a una figura del jazz de vanguardia (Pharoah Sanders), un mito fundacional del rock (Elvis Presley) y uno de poetas más importantes de la historia de Chile (Vicente Huidobro). Las canciones de Deerhunter reflejan ese espíritu ecléctico y le hacen honor al arte del Kintsukuroi, la técnica japonesa que propone las roturas e imperfecciones de un objeto como fuentes creadoras de belleza.