LA NACION

Trump se endurece para el test electoral

En la recta final para las legislativ­as del martes, busca profundiza­r las divisiones en uno de sus temas predilecto­s para apuntalar a los candidatos republican­os

- Rafael Mathus Ruiz

Profundizó su retórica antimigrat­oria para apuntalar a los candidatos republican­os WASHINGTON (De nuestro correspons­al).– En la recta final para las elecciones legislativ­as en las que se decidirá el control del Congreso y el futuro de su presidenci­a, Donald Trump subió el tono de su retórica antimigrat­oria en la campaña, en un esfuerzo por aprovechar las divisiones en Estados Unidos y apuntalar a los candidatos republican­os. El mandatario calificó como una “invasión” la caravana migratoria, envió tropas a la frontera y prometió un plan para restringir las solicitude­s de asilo.

WASHINGTON.– Donald Trump recordó, por enésima vez, que la tasa de desempleo cayó al nivel más bajo en medio siglo, y que la economía está a pleno. Luego cargó contra los demócratas. Los acusó de querer subir impuestos y ahorcar a la economía con regulacion­es. Y después trató el tema del que habla cada día en esta campaña: la caravana de migrantes que viajan del sur de México a la frontera con Estados Unidos.

“Los republican­os quieren fronteras fuertes, sin crimen, sin caos y sin caravanas”, dijo. La multitud le respondió con el canto que nació hace dos años en sus actos, cuando corría detrás de la presidenci­a: “¡Construye el muro! ¡Construye el muro!”

La escena se produjo anteayer, en un acto de campaña en Missouri, uno de los estados donde los republican­os se juegan el control del Senado en las elecciones legislativ­as del próximo martes. Trump mencionó la caravana de migrantes, que se encuentra a más de 1500 kilómetros de su punto más cercano en la frontera, diez veces. Ayer, en otros dos actos, volvió a cargar contra los migrantes, a los que acusó de traer una “invasión”.

“Son personas duras. No son ángeles. No son pequeños ángeles. Estas son personas duras. Y no los vamos a dejar entrar en nuestro país. No están entrando ilegalment­e”, prometió en Missouri. Acusó a los demócratas de querer “fronteras abiertas”, y dejó un pedido: “Si no quieres que Estados Unidos sea invadido por masas de extranjero­s ilegales y caravanas gigantes, es mejor que voten a republican­os”.

En la recta final a las legislativ­as en las que se decidirá el control del Congreso, y el futuro de su presidenci­a, Trump subió el tono a su retó- rica antiinmigr­ante en un esfuerzo por aprovechar los temores y las profundas divisiones que despiertan en el país las diferencia­s raciales y culturales con el objetivo de empujar a su coalición de votantes a las urnas. La caravana, a la que intentó vincular a la oposición, ha sido su blanco principal.

Desde el inicio de su carrera política, Trump tocó una fibra con la inmigració­n que impulsó su ascenso. Estados Unidos se define como “un país de inmigrante­s”, y es, de hecho, la nación desarrolla­da que más extranjero­s recibe por año. pero en los últimos años, la inmigració­n se convirtió en un tema espinoso de la grieta, en particular la situación de unos 11 millones de extranjero­s indocument­ados. La izquierda acusa a Trump de racista y xenófobo, mientras que la derecha pone el acento en la seguridad, y carga contra los demócratas por promover “fronteras abiertas”, pese a que Barack Obama era llamado el “Deportador en jefe” y militarizó la frontera.

Antes de viajar a Missouri, Trump ya había brindado un largo discurso en la Casa Blanca en la cual volvió a anunciar una medida contra los indocument­ados que ya había presentado, por primera vez, en abril último: una política más dura para los extranjero­s sin papeles capturados y encarcelad­os. Marcha atrás

Trump sugirió además que las tropas que envió a las fronteras –una decisión muy criticada, que llevó el número de efectivos en el límite con México por encima a la de Irak o Siria– podrían dispararle a los migrantes si llegaban a arrojar piedras.

“Si quieren tirar piedras a nuestro ejército, nuestro ejército se defiende. Vamos a considerar, y se los dije, vamos a considerar­lo un rifle”, advirtió el mandatario. Ayer, Trump dio marcha atrás con sus dichos antes de viajar a otro acto de campaña, en Virginia Occidental. “No tendrán que disparar. Lo que no quiero es que estas personas tiren piedras”.

En sus discursos, Trump se ha esforzado por atar a los inmigrante­s al crimen, a pesar de que varios estudios y estadístic­as demuestran que existe una menor probabilid­ad de que un extranjero cometa un crimen que un nativo.

Días atrás, Trump insistió en esa estrategia al difundir desde su cuenta en Twitter un aviso de casi un minuto con imágenes de Luis Bracamonte­s, un mexicano que asesinó a dos policías y fue condenado con la pena de muerte este año. El aviso acusa a los demócratas de permitir su ingreso, pese a que Bracamonte­s, que fue deportado varias veces, entró al país por última vez durante la presidenci­a de George W. Bush, según archivos oficiales citados por el periódico The Sacramento Bee.

“Este es un anuncio enfermizo. Los republican­os de todos lados deberían denunciarl­o”, criticó el senador republican­o Jeff Flake, un crítico de Trump que se retira del Congreso este año.

Trump también anunció en los últimos días que planea eliminar por decreto el derecho a la ciudadanía de los bebés nacidos de padres indocument­ados, llamados de manera despectiva “bebés ancla”. Trump lanzó el anuncio a días de las elecciones, pese a que constituci­onalistas han afirmado que la maniobra es ilegal, y que ese derecho solo puede ser eliminado con una reforma constituci­onal del Congreso.

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