Milstein y la patente
En un artículo publicado el 9 de octubre se indica que César Milstein, Nobel de Medicina 1984 por haber ideado los anticuerpos monoclonales, no patentó su hallazgo: “Él pensaba –dice la nota– que su trabajo intelectual era propiedad de la humanidad y así lo legó a posteriores generaciones”. Un documento de destacados científicos (Patentes: de Aristóteles a Bill Gates) dice lo mismo: “Milstein generosamente no patentó los anticuerpos porque pensaba que era un hallazgo para toda la humanidad”. Quizá la periodista tomó esta fuente de información. En un artículo que escribí en la nacion (5/9/16) aclaré este hecho. Personalmente, escuchaba decir al Premio Nobel Luis F. Leloir el malestar de Milstein por no haberse patentado su invento. Estas patentes no las solicitan los científicos, sino las instituciones que financian las investigaciones, en este caso el Laboratorio de Biología Molecular MRC, de Cambridge, Inglaterra, donde Milstein trabajaba. La National Research Development Corporation (NRDC) de Londres no aprobó dicha solicitud, pues no veía la aplicación inmediata de los anticuerpos y entendía que “el campo de la ingeniería genética es un área difícil de patentar”. Supe esto cuando visité a Milstein en su laboratorio, en 1999, y me mostró la carta de la NRDC, cuya copia conservo, con dicha decisión. Milstein se lamentaba y me explicó que si los anticuerpos se hubieran patentado, como pidió la institución donde investigaba, su sistema científico hubiera recibido enormes recursos, como lo hizo luego una industria fuera de Inglaterra, que los patentó, y tiempo después los vendía al mundo por su utilidad en medicina e investigación.
Arturo Prins
Director de la Fundación Sales aprins@sales.org.ar