Asiento para mayores
Luego de viajar catorce estaciones parado en un tren del ferrocarril Urquiza (tengo 75 años), llego al subte de la línea B y tengo la “suerte” de estar frente a la puerta y ver seis asientos libres. Entré primero al vagón, por cinco segundos. Pero una jauría de jóvenes (ellas no tenían más de 30 años) me pasaron. En diez segundos estaban todas sentadas con su celu a mil. Me faltaban nueve estaciones para llegar a destino. Viajé nuevamente parado.
Ya no se respetan ni los asientos para mayores. Pobre Argentina. Alfredo Rush alfredogrush@yahoo.com.ar