Disminuyen los casos de secuestros extorsivos
En los primeros nueve meses del año, se consolidó una tendencia decreciente de ese delito, con 80 denuncias; en 2017, habían sido 185
Uno de los mayores temores, al menos cuando se piensa en cuestiones de seguridad pública, es ser víctima de un secuestro. Sobre ese delito se colocó un especial foco del interés público, con casos resonantes que marcaron etapas como no ocurrió luego de otros crímenes. Así pasó tras el asesinato de Axel Blumberg en 2004. Incluso el presidente Mauricio Macri sufrió un cautiverio, episodio que recordó el mes pasado al comparar lo vivido en esos doce días de 1991 con sus actuales responsabilidades al frente del país. El secuestro es un delito que preocupa a las autoridades, que emplearon la reforma en las funciones de la Policía Federal para fortalecer las investigaciones contra las bandas más “pesadas”. Y la estadística del Ministerio de Seguridad de la Nación marca ahora una considerable disminución de casos. En 2015 se habían registrado 294 raptos, incluyéndose los denominados secuestros exprés, mientras que entre enero y septiembre de este año se contabilizaron 80. En los últimos dos años se había observado una tendencia decreciente en los secuestros. De los 294 episodios denunciados en 2015 se pasó a 227 un año después. En 2017 se verificaron 185 casos, una disminución del 37% con relación al inicio de la gestión macrista.
Este año se había profundizado la disminución de secuestros, incluso registrándose dos meses, mayo y junio, con menos de cinco denuncias. Aunque en los últimos tres meses hubo un rebote de casos, las cifras de 2018 están aún muy por debajo de los casos registrados en los últimos años. Coincidió la aparición de nuevos grupos de secuestradores con los vaivenes económicos. El secuestro es un delito que crece cuando el delincuente sabe que la gente tiene dinero en sus casas para protegerse de potenciales corridas cambiarias. Eso ocurrió en los años de mayor cantidad de secuestros –originados por bandas de delincuentes comunes–, tal como se observó en 2003, con 407 raptos confirmados por un informe oficial, realizado en 2006 por la Procuración General de la Nación.
En ese pico de secuestros se registraron seis casos mensuales en la ciudad de Buenos Aires, mientras que en septiembre pasado hubo solo dos raptos en las calles porteñas.
Los datos oficiales señalan, además, que en septiembre de este año se denunciaron otros diez secuestros, siete en el conurbano (en las localidades de Castelar, Parque Leloir, Rafael Castillo, González Catán, Merlo, Quilmes y Caseros), uno en el interior bonaerense (Pergamino) y dos en Santa Fe (en la capital provincial y en Rosario).
Capacitación especial
Para las autoridades nacionales la disminución de los secuestros extorsivos está vinculada con el fortalecimiento de los departamentos de investigaciones especiales de la Policía Federal. Los detectives federales se capacitan desde 2017 con cursos dictados por la Policía Nacional de Colombia, en su específica escuela antisecuestro y antiextorsión.
Los agentes policiales saben que la mayoría de las bandas no realiza una planificación previa para el golpe, sino que elige al azar a su víctima. En el análisis de los casos se determinó que el único punto en común en esos casos es el vehículo en el que circulaba el cautivo. Al no contar con inteligencia sobre las víctimas, los grupos de secuestradores optan por retener al conductor de algún automóvil de media o alta gama.
Si bien hubo casos de mujeres atrapadas (38% en septiembre de este año), los delincuentes prefieren capturar a hombres –sin franja etaria determinada, ya que los casos incluyen personas de 19 y de 60 años– y también quedó establecido que los secuestradores buscan negociar con mujeres sobre el pago de un rescate.
Aquellos que investigan esos casos afirman que las organizaciones criminales se dividen en dos clases cuando se trata de secuestros. Por un lado, está el grupo menos organizado, en general con dos o tres integrantes, que comente incluso más de un rapto al día. Buscan que el episodio se resuelva rápido y aceptan hasta computadoras y electrodomésticos como parte del rescate.
Las bandas que tienen una estructura más organizada, con más de seis personas, cometen secuestros, en general, para conseguir fondos para preparar golpes más complejos, como robo a camiones blindados o piratería del asfalto. Esa clase de grupo cuenta con capacidad para retener a la víctima durante algunos días. Sobre esas bandas se enfoca la Policía Federal. “Cada delincuente que apresamos es un secuestro menos en el país. Nuestro objetivo es terminar con estas organizaciones”, dijo la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich.