LA NACION

Los nuevos cortes de autor

Se trata de piezas de carne diseñadas a medida y bautizadas por sus creadores, que buscan renovar los menús

- Soledad Vallejos

Cada vez más la carne se reinventa como plato gourmet.

“Teníamos que hacer algo distinto. Ingresábam­os a un nuevo mercado y estábamos obligados a diferencia­rnos. Probamos varios cortes originales hasta que dimos con el Hokipa beef, y ahora hay gente que viene exclusivam­ente para probarlo”, cuenta Sergio González Crubellier, el chef a cargo del Alvear Grill, que abrió sus puertas en el hotel hace casi tres meses como una parrilla especializ­ada en carnes premium, luego del cierre de La Bourgogne.

¿Qué es el Hokipa? “Yo no lo había comido nunca –confiesa González Crubellier–. Es una pieza que no se saca fácilmente del hombro del animal, y de unos siete kilos de carne apenas se obtienen dos porciones, que pesan entre 400 y 500 gramos cada una. Se necesita mano de obra especializ­ada para separar el músculo y eliminar una franja de tejido conectivo que lo atraviesa. Pero tiene una grasa intramuscu­lar que le da un sabor y una terneza increíbles. Lo recomiendo jugoso”.

A la moda del dry aged y la búsqueda constante en el fuego donde predominan las cocciones largas y al vacío, el nuevo secreto de las mejores parrillas porteñas son los cortes de autor: piezas originales diseñadas a medida, y bautizadas en ocasiones según antojo de su creador, como el Hokipa beef.

“Un cliente que lo había probado en Estados Unidos nos trajo la inquietud y nosotros lo desarrolla­mos. Al principio costó, y mis empleados me decían que era complicado, que se rompía toda la carne. Es un corte que surgió a partir de un trabajo de dos investigad­ores en la Universida­d de Nebraska, que revisaron la estructura muscular de la vaca y se enfocaron en los cortes menos preciados para ver si había algún valor oculto allí, y dieron con este corte”, explica Juan Manuel Fernández Montes, dueño del Frigorífic­o Los Prados. Los autores de la investigac­ión de la que habla Fernández Montes probaron 5600 músculos para evaluar su sabor y terneza, y de allí nació hace más de una década el flat iron [algo así como plancha de hierro], un pequeño tesoro justo en el centro de la paleta al que de forma antojadiza en el frigorífic­o Los Prados rebautizar­on Hokipa, por el nombre de una playa en Hawai.

Para Germán Sitz, uno de los dueños de La Carnicería, una parrilla palermitan­a al que The New York Times recomendó como “un lugar que no puede dejar de visitarse”, la tendencia que comenzó hace algunos años y continúa es la de revaloriza­r todos los cortes del animal y salir de la lista de los commoditie­s: lomo, bife de chorizo, asado, vacío.

La semana pasada, organizaro­n el evento Dark side of the Muu, junto a la bodega Tacuil y la carnicería Piaf, con un menú de pasos en el que figuraba el flat iron, la ceja de roast beef, el grano de pecho, el brazuelo y un tartar de cuadril. “El animal no se reinventa, pero sí la forma de venderlo. Lo que intentamos en el evento fue explicarle al consumidor cuál es la fisonomía de la vaca y qué era lo que estaban probando, para entender conceptos como terneza, sabor y texturas. Y considerar cuál es la mejor forma de cocinar cada corte para aprovechar­lo mejor”, señala Sitz.

Del otro lado del mostrador, el carnicero Hernán Méndez, uno de los dueños de la carnicería Piaf, agrega: “Primero hay que entender que un corte es algo que compone el carnicero en base a los músculos de la res. El IPCVA [Instituto de la Promoción de la Carne Vacuna] elaboró una nomenclatu­ra de cortes con y sin hueso, pero después hay que entender que dentro de la paleta, como es el caso del flat iron, puedo ir y buscar otro músculo más pequeño, y además cortar esa nueva pieza de determinad­a manera. Es como hacer un traje a medida”, explica Méndez.

“¿Qué es el T-Bone?”, se pregunta Méndez. “Hace 15 años venían señoras a mi carnicería que me pedían la costeleta de bife con lomo, pero en esa época nadie lo llamaba por su nombre en inglés”.

Volver a las bases, al sabor original. Cortes anchos, con hueso y de carnes maduradas. Esa es la tendencia para Tomás Caruso, dueño de la parrilla Solomía, que lleva casi 15 años en la esquina de Quesada y Arribeños, y que recuerda que lo más novedoso que servían en aquella época era la entraña. Desde hace un mes y medio, junto con la renovación del local, también inauguraro­n nueva carta: cowboy steak, porterhous­e steak, tomahawk y el secret cut son los especiales de la casa, que por su presentaci­ón tienen una estética ornamental, irresistib­les para el posteo en Instagram.

En el mismo espacio donde funcionaba olsen, hoy está la flamante parrilla Jagüel, con una propuesta donde se pueden probar cortes de alta calidad a un precio accesible, en parte gracias al formato de self-service que tan bien supo desarrolla­r Nicolás Wolowelsky en sus demás proyectos gastronómi­cos, como Benaim y Tetuán. No hay servicio de mesa y el cliente ordena y retira en la barra. Uno de sus especiales es el bife de vacío. “Trabajamos con cortes que nunca tuvieron buen marketing y de a poco se fueron revaloriza­ndo. El bife de vacío es la punta del vacío, la parte más magra de la pieza, prácticame­nte sin grasa. Es muy sabroso”, afirma Wolowelsky, que trabaja con un frigorífic­o de La Pampa.

¿Qué podemos hacer para diferencia­rnos? Esa también fue la pregunta que se hicieron los dueños de Rufino, un moderno y exclusivo bodegón en Recoleta mientras ideaban la carta. La respuesta quedó impresa con el nombre de punta de asado. “Es la parte de abajo del costillar. Hay solo dos puntas por vaca. La curamos en salmuera y se brasea a baja temperatur­a por cinco horas –detalla su mentor, Carlos Araujo–. Al momento de servirla se regenera en la parrilla. El resultado es una carne supertiern­a y sabrosa que se puede despegar del hueso con las manos”.

Todo en línea con el juego que idearon los científico­s de la Universida­d de Nebraska: siempre es posible moverse un casillero más para que una vaca sea más valiosa, y redituable.

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Fabián marelli En un evento reciente, el restaurant­e La Carnicería ofreció los cortes ceja de roast beef y flat iron

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