LA NACION

El desafío de los líderes en tiempos difíciles es dar seguridad y confianza

- Opinión Alejandro Melamed para la naciOn

Unos días atrás, un avión en vuelo a Buenos aires pasó por una zona de fuerte turbulenci­a, que dejó varias personas fuertement­e golpeadas y múltiples destrozos en la cabina. por suerte, no hubo que lamentar heridos graves, por lo que podemos aprovechar la situación -que segurament­e fue un momento dramático para cada uno de los implicados -, para encarar uno de los asuntos más importante­s, pero más complejos de trabajar en estos momentos: el liderazgo en “Tiempos Turbulento­s”.

la palabra liderazgo es, en el contexto actual, una de las más demandadas, poderosas y necesitada­s del vocabulari­o. Y, sin embargo, en tiempos de turbulenci­a económica, social y política, como los que vivimos hoy en nuestro país -y en otras partes del mundo-, ejercer el liderazgo puede ser complejo, porque liderar implica inspirar a partir de un propósito, mirar a corto, pero también a largo plazo; actuar y tomar decisiones estratégic­as y tácticas, tanto con humanidad, sensitros bilidad y empatía como así también con visión de negocios.

podríamos considerar que estamos piloteando un avión bimotor, un motor se ocupa del presente y otro del mañana, hay que mantener los dos en funcionami­ento, pero estando en el aire. Enorme desafío: no dejar de pensar en el hoy, porque nos caemos; pero si exclusivam­ente pensamos en el hoy, el horizonte es demasiado corto. Desde ya, el corto plazo es el que nos permite la subsistenc­ia inmediata, pero si sólo nos dedicamos al presente nuestro futuro no será muy promisorio.

para quienes somos parte de la llamada Generación X, que ya hemos experiment­ado varias situacione­s con complicaci­ones económicas y políticas, sabemos que, si tratamos de capitaliza­r adecuadame­nte el momento, éstas son las experienci­as de mayor aprendizaj­e de la vida y las que marcan nuestras trayectori­as.

¿por qué? porque somos mejores que lo que nos está pasando. Somos más fuertes de lo que creemos y de lo que nos sentimos. cuando las situacione­s nos apremian, más tarde o más temprano sale lo mejor de nosotros.

De eso se trata el liderazgo en tiempos turbulento­s. De ayudar a las personas -y a nosotros mismos-, a mirar más allá de la esfera de nuesmanten­ido problemas-sin eludirlos-, y poder observar -también- hacia las soluciones.

En el caso del avión, el liderazgo no lo ejerce sólo el comandante. También lo ejercen los pasajeros, manteniend­o la calma lo más posible, ayudándose entre ellos, y siguiendo las indicacion­es de emergencia. algunas de estas indicacion­es son difíciles de traducir del lenguaje del avión al de nuestra vida cotidiana. Decir “ajustarse los cinturones” se entiende rápidament­e cómo “hacer un ajuste económico doloroso”. pero también puede entenderse como “aferrarse a algo que nos mantenga seguros y en nuestro lugar”. pueden ser nuestra familia y amigos. O una red de colegas que nos acompañe y ayude, que nos dé sentido y que nos permita colaborar y contribuir.

También en los aviones se habla de “sentarse y no moverse de sus asientos”. Eso muchas veces lo traducimos como una expresión autoritari­a, de “no hacer olas”. pero una segunda lectura de esta indicación implica que hay mucho que podemos hacer desde nuestro “lugar de seguridad”, ubicarnos en una posición que nos ayude a afrontar los contratiem­pos inesperado­s y a aprovechar las oportunida­des que puedan surgir. Hay veces que la mejor oportunida­d surge por haberse en calma (en calma, no pasivos), y haber ayudado a otros. En ese sentido, “permanecer sentados”, es una forma de decir “bien plantados frente a la vida”. Un lugar desde donde podemos servir de guía para otros, que no tienen las herramient­as físicas, mentales y emocionale­s para enfrentar con seriedad, serenidad y fortaleza momentos muy desafiante­s. no se trata tanto de “sentarse” en el asiento, sino de “ser” el asiento que les brinde a los demás esa sensación de seguridad, confianza, protección y esperanza que tanto necesitan.

Finalmente, es clave la actitud del líder en un momento de crisis. El comandante deberá dar con firmeza a la cabina de pasajeros la señal de advertenci­a. pero eso es seguido de un mensaje de la tripulació­n indicándon­os qué debemos hacer. Ese mensaje nos sirve para ratificar la señal del piloto, pero también nos tranquiliz­a: no estamos solos. Hay personas preocupánd­ose por nosotros, y que están pasando por lo mismo que nosotros. pasada la turbulenci­a, todos, cada uno en su lugar, habremos contribuid­o a superar la turbulenci­a.

Consultor en innovación disruptiva de Recursos Humanos. Autor de El futuro del trabajo y el trabajo del futuro

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