Mapa teatral. Hay más salas en una cortada porteña que en dos provincias
Un informe oficial consigna que de los 1591 teatros que hay en la Argentina, 793 se concentran en la ciudad y en la provincia de Buenos Aires
En la Argentina hay 1591 salas de teatro. Así lo indica el relevamiento realizado por el Sistema de Información Cultural de la Argentina (SInCA), según datos actualizados el año pasado. La distribución de esas salas en los casi tres millones de kilómetros cuadrados parece replicar las asimetrías que se registran en otras variables socioeconómicas.
Si hay un viejo dicho que afirma que Dios está en todos lados, pero que atiende en Buenos Aires, llevado a este plano se podría concluir que Dios actúa en Buenos Aires. Es que las 374 salas que existen en esta ciudad, sumadas a las 419 distribuidas en la provincia de Buenos Aires, hace que en esta región se concentre la mitad de los teatros de todo el país. Un hipotético top five de los distritos más poblados de espacios escénicos se completa con las provincias de Córdoba (con 212), Santa Fe (con 158) y Mendoza (con 68).
La impresionante desproporción entre distintas zonas geográficas y el volumen de actividad escénica pueden explicarse con la siguiente foto: en el Pasaje Zelaya, del Abasto, que tiene apenas dos cuadras de extensión, hay cuatro salas: Teatro Ciego, Asterión, El Cubo y Zelaya, todas iniciativas privadas. Es la misma cantidad de teatros que hay en las provincias de Catamarca y Formosa. De hacer un zoom en estas dos provincias se podría sumar otro dato: en cada uno de estos dos territorios las cuatro salas están ubicadas en las ciudades capitales como si en estos mismos territorios se repitieran las diferencias de las realidades que
se registran de un lado y del otro de la avenida General Paz. De las ocho salas en total, siete son públicas. La falta de estos espacios destinados a la actividad escénica tiene una consecuencia directa en la asistencia al teatro: en el NOA y en el NEA, según datos de la Encuesta de Consumos Culturales, una de cada 10 personas asegura haber ido al teatro la temporada pasada. Es el registro más alto de todo el país. Como es de imaginar, en la ciudad de Buenos Aires se produce el efecto contrario: dos personas de 10 afirman haber asistido a ver una obra de teatro.
Hay otra foto posible que sirve para registrar esta asimetría: las 30 salas que están ubicadas en Villa Crespo implican la misma cantidad de teatros que existen en Mendoza, centro urbano de larga tradición escénica. Claro que Villa Crespo tiene menos de 4 kilómetros cuadrados frente a la capital mendocina, que tiene una extensión de 54 kilómetros cuadrados. Y si fuera cuestión de evitar el centralismo porteño hay otra foto posible que registra estas realidades tan diferentes: dos partidos del conurbano bonaerense, Avellaneda y Lomas de Zamora con sus 144 kilómetros cuadrados en total, tienen la misma cantidad de salas, 90, que las tres provincias que conforman la región mesopotámica (Entre Ríos, Corrientes y Misiones), cuya superficie es de 196.000 kilómetros cuadrados.
En el listado de las provincias con menor cantidad de salas que encabezan Formosa y Catamarca le sigue Tierra del Fuego, con 10 distribuidas en dos ciudades; y, con 11, aparecen Corrientes, La Rioja y San Juan. En relación con los centros urbanos, el ranking lo encabeza la ciudad de Buenos Aires, dato ya expresado, seguida por Córdoba, con 69; Rosario, con 45; La Plata, con 36; y Mar del Plata, con 35. Claro que de tener en cuenta los partidos del conurbano bonaerense, el listado debería incluir a Avellaneda, que tiene 53 salas, y al partido de Lomas de Zamora, que, con sus 34 teatros, supera por poco a un centro urbano de tanta importancia como es Mendoza.
Estas son algunas de las fotos de esta radiografía realizada por este organismo que depende de la Secretaría de Cultura de la Nación. ¿Como revertir esta realidad tan desproporcionada en lo que hace a distribución de teatros por todo el territorio? Si se tiene en cuenta que el 68 por ciento de las salas registradas por el relevamiento son privadas, sean del circuito comercial, independiente o comunitario, el rol del Instituto Nacional del Teatro, el mismo que nuevamente está atravesando momentos de zozobra en lo que hace a su funcionamiento interno. Según el Informe de Gestión del año pasado, el organismo de fomento a la actividad teatral, que depende de Cultura Nación, entregó 55 subsidios dentro del Plan Nacional de Infraestructura para Teatros Independientes, que abarca desde la compra al equipamiento, remodelación o refacción de salas. En lo que hace a compras, durante el año pasado y el actual se concretaron siete adquisiciones de salas que están ubicadas en Villa Crespo, Tilcara, Gualeguay, La Plata, Tandil, Chivilcoy y Esquel.
El 31 por ciento de los espacios están bajo la administración pública, sea nacional, provincial o municipal. En una provincia como Catamarca, por ejemplo, el rol de inversión pública en lo que hace a arquitectura teatral es fundamental: sus 4 salas están bajo la administración pública. Eso sí: recordemos que todas están ubicadas en la ciudad capital.
Mientras esto no se revierta, Dios seguirá actuando en Buenos Aires, donde conviven las grandes marquesinas de los teatros de la avenida Corrientes y el significativo aumento de espectáculos con funciones a la gorra en la escena alternativa. Otras dos caras de una misma realidad cuyas asimetrías atraviesan todo el mapa teatral del país.