Barcelona, nueva temporada, con la guía del profe Merlí y sus peripatéticos
cataluña. Un recorrido por Sarrià, la zona elevada, de ritmo pueblerino, donde se filmó la popular serie de Netflix
BARCELONA.– Gaudí tiene competencia. No de otros arquitectos modernistas, que no han podido hacerle sombra ni siquiera en la Manzana de la Discordia, dentro del Passeig de Gràcia, donde se agrupan los edificios más emblemáticos de la ciudad.
El nuevo competidor de Gaudí es Merlí Bergeron Calduch, el protagonista de la exitosa serie catalana –de Televisió de Catalunya, producida por Veranda TV y popularizada en el mundo por Netflix– por el que muchos fans argentinos preguntan durante los tours por la ciudad.
El Merlí –el uso del artículo no es un error, sino una costumbre de la lengua catalana– carismático e inquieto profesor de Filosofía, interpretado por Francesc Orella, y su grupo preferido de alumnos “los peripatéticos” mostraron durante las tres temporadas lugares fuera del circuito turístico habitual de Barcelona. ¿Dónde comían churros el Merlí y el
Iván? ¿Dónde está el bar de la madre de Iván? ¿Y el Instituto Ángel Guimerá? ¿Está cerca de aquí? Son las preguntas frecuentes que no tienen respuesta sobre las locaciones de esta serie que prendió tan fuerte en la Argentina.
Silvia Fortuny, productora de la serie, situó algunos escenarios para la nacion Turismo, que de otra manera hubiesen sido imposibles de identificar. No precisamente el museo CosmoCaixa o el Parque de Atracciones Tibidabo, pero sí gran parte del cir-
cuito “merliano” que se despliega por Sarrià, un antiguo pueblo integrado a Barcelona –muy a pesar de sus habitantes– en 1921.
En una de las zonas más elevadas de la ciudad, conserva su ritmo pueblerino a resguardo del turismo masivo. Lo tiene todo: un gran mercado, casas antiguas muy bien mantenidas, iglesias, monumentos, boutiques, restaurantes y bares coquetos, con una característica muy propia. Pasen y vean la Barcelona de Merlí. Con perdón de Gaudí. Quien quiera tomarse una caña y comer un entrepà (un sándwich) en este bar, podrá hacerlo durante una visita al barrio de Sarrià. Se llama Can Pau y está situado en la Plaça Sant Vicenç de Sarrià, 1. Es un bar típico, pequeño, con cincuenta años de tradición en el barrio. Tiene mesas en su plaza, de cemento, como casi todas las de Barcelona. En Can Pau, Miriam (Anna Ycobalzeta), madre del alumno Iván (Pau Poch), mantiene una relación prohibida con su camarero, compañero de clase de su hijo: Pol Rubio (Carlos Cuevas), el dos veces repetidor y lindo de la clase.
Como buen profesor y alumno, o amigos en este caso, Merlí e Iván compartían algo más que reflexiones filosóficas de la vida. Comían y tentaban a los espectadores con el fuet, típico embutido catalán, que cortaban finito para que se colara la luz de la luna. Y comiendo churros. ¿Dónde? Ahí va el dato. En Paseo Bonanova, esquina Vía Augusta (Passeig de la Bonanova, 115), en Sarrià.
El puesto se llama Xurrería Sarrià. Hay un banco largo para disfrutar de la avenida. O bien, a pocos metros (da tiempo a que no se enfríen los churros) una caminata hasta un banco de la Plaça de Sarrià, custodiada por la antigua e imponente Parroquia Sant Vicenç de Sarrià.
CALLE MAYOR DE SARRIÀ
Esta peatonal cruza buena parte del barrio. Hay que recorrerla completa. Desemboca en la Plaça de Sarrià. Su recorrido en pendiente y serpenteante conduce entre tiendas elegantes y locales de comida tradicionales.
La cámara se encendió muchísimas veces sobre esta peatonal. Aunque no haya aparecido en la serie, no hay que perderse las patatas bravas del bar El Tomás de Sarrià. Un lugar muy animado para tomar cerveza y tapear. Las papas con salsa picante, que son las bravas, son bravísimas. Cita obligada.
Unos metros arriba (también fuera de libreto) sumérjase en la pastelería tradicional Foix de Sarrià, especializada desde 1886 en dulces y turrones artesanales.
CASA ORLANDAI
Si la idea es tomar un café en un edificio con vitrales preciosos que enmarquen las vistas, el lugar es el Centro Cultural Casa Orlandai (Carrer de Jaume Piquet, 23). A pocos metros de la estación de tren Sarrià, que conecta con Plaça Catalunya, este edificio sirvió de fondo para escenas exteriores.
PARQUE TIBIDABO
Cuando el hijo de Merlí, Bruno (David Solans), está por trasladarse a Roma con su madre, para estar cerca de su novio, la serie pone como escenario de despedida, de padre a hijo, el histórico Parque de Atracciones Tibidabo, allá en lo alto de la sierra Collserola, donde los juegos se asoman al balcón más increíble de Barcelona.
La historia del parque se remonta al 1900, cuando fueron construidos los accesos con un tranvía y un funicular. Padre e hijo se embarcan en el avión favorito de Bruno cuando era chico, que parece volar de verdad cuando al girar se aleja de la sierra.
El parque merece una visita aunque no se tenga interés por el vértigo ni los mareos: hay unas vistas maravillosas de Barcelona, el mar y el manto ondulado de la sierra; se ven familias enteras catalanas, con su costumbre de ir con la vianda a todas partes, se hace ejercicio cuesta arriba y abajo, porque el parque se distribuye de manera vertical en varios niveles (si no quiere moverse, hay ascensor) y porque en todo el espacio se respira la nostalgia de los tradicionales parques de diversiones.
No es la sucesión de montañas rusas diseñada para el espanto. Claro que tiene una con vistas únicas a semejante altura, que montaron Bruno y Merlí. Pero ahí la atracción estrella es Diavolo, la de las sillas voladoras, donde grandes y chicos vuelan con cara de felicidad. Figura en el mapa como juego emblemático. Evitar llegar en coche dado que el parking se llena. En transporte público hay varias maneras, pero hay que combinar tren, más funicular y autobús. Lo más recomendable y directo es el bus T2A, desde esquina de Plaza Catalunya y Rambla de Catalunya, delante de la tienda Desigual. Cuesta 3 euros el billete. La entrada general con acceso a todos los juegos cuesta 28,50 euros, 10.30 los menores (menos de 1,20 m de altura) y menos de 90 cm, no pagan. El acceso panorámico (sin juegos) cuesta 12,70 y 7,80, respectivamente.
MUSEO COSMOCAIXA
Es el museo de ciencia barcelonés (Carrer d’Isaac Newton, 26), en el que trabaja el personaje Gina, encarnado por Marta Marco, la madre de Gerard en la ficción, novia del profesor de Filosofía. Se trata de una visita altamente recomendada para disfrutar de la ciencia de manera interactiva.
Funciona dentro del edificio modernista creado en 1904 por el arquitecto Domènech i Estapà para el asilo para ciegos Amparo Santa Lucía. Sirvió para tal fin a lo largo de 75 años. Cuando cerró fue ampliado y remodelado por la Fundación La Caixa como museo de ciencia. El museo vivió muchas transformaciones. Tiene un planetario 3D con diferentes programaciones, desde nociones básicas hasta audiovisuales de divulgación astronómica. Hay exhibiciones permanentes, como el Péndulo de Foucault, o un recorrido por la evolución de la vida en la Tierra, a través de 29 hitos, y actividades temporales.
Para los fans de la serie, no puede faltar la visita al bosque encantado, un fragmento de selva tropical de unos 50 metros cuadrados, donde viven insectos, aves, anfibios, mamíferos. Es un lugar deslumbrante o romántico, depende como se lo mire, ya que allí Merlí y Gina (Marta Marco) se besaron a escondidas del grupo de los peripatéticos en una salida de excursión. La entrada general cuesta 4 euros.
ESCUELA A. GUIMERÁ
La serie se rodó en la antigua escuela Menéndez Pidal, del barrio Sant Genís dels Agudells, del distrito Horta Guinardó. Había sido clausurada sin previo aviso, de un día para el otro, a mediados 2012, por falta de alumnos. Situación traumática para 45 trabajadores, que quedaron desempleados, entre ellos profesores y personal no docente, en plena crisis económica.
Apenas finalizó el rodaje de Merlí (2015-2017) fue ocupada ilegalmente y continúa en ese estado, por lo que no se recomienda su visita. Para el exterior de la escuela, en la serie, se utilizó la fachada de otro instituto, sobre la calle Natzaret, 83-85, que es fácilmente reconocible.
◗ Si dan ganas de llevarse un recuerdo de la serie, un local del canal TV3, donde se emitió Merlí por primera vez, comercializa merchandising (información en botiga.ccma.cat/tv3.html).
Se pueden conseguir buzos con la mosca de la apertura (33 euros) y es posible comprar la serie completa.