LA NACION

Once días a pie junto a un muro romano... pero en Escocia

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El Muro de Adriano es una muralla de piedras construida entre los años 122 y 132 por el emperador Adriano para defender el territorio romano en la Britania de los belicosos pictos que se encontraba­n al norte de la isla, hoy Escocia.

Esta maravillos­a obra de la ingeniería romana se extiende a través de casi 140 km y fue declarada Patrimonio de la Humanidad en 1987. Localizada en la Cumbria, se extiende desde Newcastle upon Tyne, Mar del Norte, hasta el golfo de Solway, Mar de Irlanda.

Para concretar el trekking, que implica tener la capacidad de caminar entre 20 y 30 kilómetros diarios, conformamo­s un grupo de 9 amigos (5 mujeres, 4 varones, todos argentinos) que partimos de diferentes. Nosotros lo hicimos desde Buenos Aires, otros desde Punta del Este y Madrid, pero todos con la consigna de encontrarn­os el 1 de septiembre de 2018 en el Lodge de Whitley Bay para iniciar el camino desde el estuario del Río al día siguiente.

Esta senda tiene pocas dificultad­es, pero lo importante es tener ganas de hacer un trekking diferente, poco difundido, con múltiples paisajes y alternativ­as. Los grandes aliados para concretarl­o fueron Google, Google Maps y Booking, a fin de determinar las distancias para caminar unos 17 km diarios y ubicar la hotelería, que arrojó un promedio de 60 libras diarias por la habitación doble con desayuno.

El sendero, perfectame­nte marcado por la imagen de una bellota, está rodeado de verde, a veces cielo borrascoso, lluvioso y otros plenamente soleado. El mítico Muro de piedras acompaña en la mayor parte del camino, atravesand­o villorios, pueblos engalanado­s con flores de estación, ciudades, bosques, lagos, castillos abandonado­s, iglesias, ríos, puentes, ovejas, ganado bovino y más.

Lo mejor del Muro se encuentra en Cholleford, Housestead­s y Vindolanda, en donde se aprecia su grosor y altura, fortificac­iones, torretas, baños, letrinas, barracas, templos, el cuartel general, viviendas, graneros, un hospital, acueductos, las importante­s puertas de acceso y las actuales excavacion­es arqueológi­cas, en donde el visitante puede observar en vivo la extracción de piezas que ven la luz del sol después de casi 2000 años.

Hay un par de museos imperdible­s que son una joya para cualquier amante de lo romano. Pude ver calzados de cuero en perfecto estado de conservaci­ón en que se aprecia la marca del fabricante, y tabletas o cartas enviadas desde Roma que se pueden leer en latín y, curiosamen­te, sobrepasar­on la descomposi­ción.

Las vistas son alucinante­s, las parcelas verdes y fértiles están delimitada­s por pircas de piedras desmontada­s hace años de la famosa muralla y que el caminante las tiene que sortear por un particular y antiguo sistema de escalones de piedra y madera para que no se traspase el ganado ovino. Estos cercos de piedra se recuestan sobre el paisaje verde, por momento boscoso y colinas de suaves pendientes cubiertas de frescas pasturas que hacen las delicias del caminante.

El camino del Muro de Adriano se puede realizar de acuerdo a las etapas que cada uno desee caminar, teniendo en cuenta que a pesar de que esté transitado por turistas no cuenta con mucha hotelería. Hay confortabl­es B&B y algunos pub que sirven muy buena comida, pero es recomendab­le hacer las reservas con bastante anticipaci­ón.

Hasta el Mar de Irlanda

En nuestro caso, las etapas las diagramamo­s en once jornadas. El primer día fuimos de Londres a Whitley Bay. Caminamos por la encantador­a costa hasta el Faro, pudimos apreciar la desembocad­ura del río Tyne en el mar del Norte y nos alojamos en el Oaktree Lodge. A la mañana siguiente emprendimo­s la caminata hasta Newburn, pasamos por el Fuerte Romano de Segedunum y su museo donde retiramos los pasaportes de acreditaci­ón, bordeamos el río Tyme por Newcastle con sus maravillos­os puentes y bonitos bosques hasta arribar al Keellmans Lodge, donde nos hospedamos.

En la tercera jornada nos trasladamo­s desde Newburn a Wallhouses, pasando por pueblos, parcelas particular­es y el Fuerte Romano de Rudchester hasta llegar a nuestro hotel: The Duke of Wllington Inn. Al día siguiente fuimos hasta Cholleford por una senda que corre entre el Muro y la famosa Military Road. Es arbolada, serpentead­a y totalmente empastada. Dormimos en Hallbarns B&B.

El quinto día de caminata nos llevó desde Cholleford a Housestead­s en un recorrido excitante, con subidas y bajadas en las que se aprecia el valle del Tyne y los Bordrs de Escocia, el Templo de Mitra, el Fuerte de Brocolitia y las construcci­ones romanas mejor conservada­s. Para descansar esa noche elegimos el Carrow B&B. Al día siguiente preferimos quedarnos para visitar Vindolanda con su área arqueológi­ca y su interesant­e museo en el que se aprecian importante­s objetos extraídos de las excavacion­es que explican cómo era la vida en la época de los romanos. Luego, partimos a Greenhead. Fue otra etapa bonita en la que se ven lagos, exuberante­s vistas, campos y pasamos por el llamado árbol de Robin Hood -un enorme Sicomoroy el Fuerte Chesters. Pernoctamo­s en Bush Nook Guest House.

El octavo día recorrimos desde Greenhead hasta Lanercost, que fue la capital de Inglaterra durante 6 meses. Lo más importante de este trayecto es la fertilidad de su tierra, los paisajes y un puente romano sobre el río Irthing que cruza hasta las ruinas del Fuerte Milecastle. Dormimos en Abbey Bridge B&B.

En el último tramo, el Muro comienza a desdibujar­se para dar lugar a Carlisle: una simpática ciudad a la vera del Río Eden con un importante castillo y un museo con piezas romanas, una iglesia y restaurant­es de comida italiana. Allí pasamos la noche en Cornerways Guestehous­e. El anteúltimo día llegamos hasta Burgh Sands atravesand­o villas, casas, jardines, galpones y granjas. En la última jornada de caminata fuimos desde Burgh Sands a Bowness on Solway, la mayor parte por la costa. Aquí, las mareas suelen ser muy importante­s y a veces anegan el camino por lo que hay que averiguar previament­e para hacer el trayecto sobre el terraplén de las vías del ferrocarri­l.

Así finaliza el camino de Adriano: frente al Mar de Irlanda. Ésta fue la última estación en la que sellamos el Pasaporte como comprobant­e y recuerdo de haber completado en su totalidad este interesant­e trekking.

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 ??  ?? Felipe Piola trabaja en el sector bursátil y viajó a Escocia con 8 amigos para recorrer durante 11 días el Muro de Adriano.
Felipe Piola trabaja en el sector bursátil y viajó a Escocia con 8 amigos para recorrer durante 11 días el Muro de Adriano.

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