El país de los paraguas abiertos
La Argentina no es un país para pronósticos. Sin embargo, está lleno de augurios, más o menos funestos, en algún caso esperanzadores. El último acierto que anticipó un conjunto de variantes complejas e imprevistas es de los días del Prode. Aquellos ganadores acertaron más por casualidad que por saber de fútbol.
Adelantar el futuro es un juego imposible entre nosotros. Cuando un presidente no la patea a la tribuna, un ministro se hace expulsar por protestar. Los imponderables se acumulan y no hay lógica ni experiencia histórica que sirvan para proponer escenarios económicos y políticos. Es un país tan sujeto a sus propias convulsiones que a veces pretende pasar por alto los fenómenos globales que tuercen el destino de regiones enteras. Nunca o casi nunca lo logra.
La fama de impredecible de la Argentina es tan grande como el tamaño y la cantidad de sus incumplimientos. Y los reparos que despierta son contagiosos. Dos viernes atrás, apenas cuatro meses y medio después de un primer acuerdo que el gobierno de Mauricio Macri no pudo sostener, el Fondo Monetario anunció uno nuevo. En los mismos comentarios en los que sus funcionarios destacaron un apoyo tan explícito que limita al propio FMI en su capacidad de ayudar a otros países, también quedaron asentados fuertes reparos al manejo de la crisis por parte de Macri y sus funcionarios, y abrieron un enorme paraguas para cubrirse de un eventual fracaso del plan de estabilización argentino.
El Fondo no es el único que desea que a Macri le vaya bien, pero pone en duda que logre cruzar el precipicio haciendo equilibrio en un alambre. Ahora que más por obligación y necesidad que por decisión premeditada Macri ejecuta un ajuste económico para contener el dólar al precio de paralizar la economía, voces que no pueden ser sospechadas de populistas señalan los errores de un presidente sin red.
“Macri tiene un rechazo a tener un ministro de Economía. Dujovne no es ministro de Economía, tiene su quintita y desde allí dice: ‘Yo estoy sobrecumpliendo’. No lo veo haciéndose cargo de las variables de la economía”, apuntó Juan Carlos de Pablo.
Carlos Melconian, a quien muchos todavía miran como recambio en el manejo de la economía, volvió a la carga para preguntar: “¿Hay que seguir mintiéndole a la gente para ganar una elección? Esa es la pregunta de fondo, porque la verdad es que han pasado tres años y hemos vuelto a foja cero”. Después aclaró que no se refería solo a Macri.
Cristiano Rattazzi, el presidente de Fiat, recordó el miércoles que el mercado no le creía más al Presidente luego de tanto ensayo gradualista. Y el economista Miguel Ángel Broda aportó que lo que llevó a la crisis no es el rumbo promercado, sino “la falta de convicción para hacer las reformas”.
Todos abren el paraguas y gotean dudas, desconfianzas. Macri camina solo por el alambre sin poder distraerse en respuestas. Ni él sabe si llegará a la otra orilla; solo desea que todos estén equivocados para poder tener razón.