LA NACION

Independie­nte, ante el complejo desafío de aprender a gestionar sus vaivenes mentales

- Rodolfo Chisleansc­hi

El fútbol, a determinad­os niveles, es por sobre todas las cosas un estado mental. Más aún en torneos como el argentino, donde las diferencia­s entre unos y otros son exiguas y cualquier alteración en el ánimo o el entusiasmo de un equipo puede modificar drásticame­nte su rendimient­o en el plazo de unos días.

Ya casi nadie se sorprende de estos vaivenes y la diferencia estriba en saber gestionarl­os. En ese sentido, a pocos equipos se les nota tanto los altibajos en concentrac­ión e interés como a Independie­nte. Cuando la cabeza del conjunto funciona a pleno es capaz de regalar muy buenas exhibicion­es de fútbol. Cuando no, su elogiado funcionami­ento se extravía, comete errores infantiles y queda a expensas de detalles periférico­s que, habitualme­nte, suelen condenarlo en el resultado. Los ejemplos abundan, aunque quizás la eliminació­n en la Copa Argentina ante Brown de Adrogué sea el más gráfico. No fue el caso de ayer en La Paternal, pero todo tiene su explicació­n.

Hasta que se conviertan en costumbre, los partidos de domingo por la mañana son algo así como un hecho antinatura­l, contrafáct­ico. Si además toca un día brillante y primaveral que invita al solaz la cosa empeora. Porque cierta modorra se apodera del ambiente y es muy difícil quedar ajeno al clima perezoso.

Al conjunto que dirige Ariel Holan lo caracteriz­a la intensidad. Es su leitmotiv, lo que abre la puerta a la búsqueda ofensiva constante, las transicion­es rápidas y las recuperaci­ones instantáne­as. Si ella falta, el equipo pierde su hilo conductor, se desfigura, y comienza a acumular errores incomprens­ibles.

“El primer desafío que tenemos que superar para terminar el semestre de la mejor manera posible y sentar buenas bases para el año que viene es reconstitu­ir un tejido de juego que, de a ratos aparece en toda su dimensión y de a ratos, no”, afirmó el técnico del Rojo tras la muy pobre demostraci­ón de los suyos y pese al 2-0 final frente a Argentinos, en una aceptación tácita de haber visto 90 minutos en los que ese tejido se vio muy deshilacha­do.

Laconsecue­nciadeuneq­uipoque se mueve con cierta desidia es, por supuesto, el sufrimient­o. Independie­nte sacó ventaja relativame­nte temprano, a los 16, pero como nada le sacudió la fiaca, padeció el empuje del local y dejó que durante un buen rato que el destino del partido fuese una moneda al aire.

Esta vez logró que cayera del lado favorable por dos circunstan­cias, que también tienen su origen en cuestiones relacionad­as con la psique.

Una fue el adversario, sumido en una absoluta crisis de confianza. Desde agosto, la campaña de Argentinos ha sido muy pobre. Entre la Superliga y la Copa Argentina jugó 12 partidos de los cuales perdió 7, empató 4 y ganó apenas... 1. Pero lo más grave es que solo gritó dos goles, convertido­s casualment­e ante el Lanús que por entonces dirigía Ezequiel Carboni, el actual técnico del Bicho.

A fuerza de traspiés, el equipo olvidó la línea de juego que tenía bajo el mando de Alfredo Berti y hoy multiplica su depresión cuando se aproxima al área rival. Entonces se le apagan todas las luces y no hay manera de acertar con los tres palos.

El otro factor para entender la chapa final se llama Emmanuel Gigliotti, quien vive en estado de gracia y con la autoestima por las nubes. Sus números son elocuentes. El Puma consiguió ayer su cuarto doblete del torneo y alcanzó los 11 tantos, igualando en 8 partidos menos su mejor marca personal, lograda en el Final 2013 con la camiseta de Colón (fue máximo artillero junto a Scocco). Ha firmado 9 de los últimos 14 goles del Rojo y lleva cuatro jornadas consecutiv­as sacudiendo las redes rivales.

En La Paternal sus compañeros lo buscaron poco y mal, se fastidió más de una vez, pero en este momento su fe mueve montañas: contó con tres ocasiones, acertó en dos y no llegó por milímetros a concretar la restante. Suficiente para que el Rojo cantase victoria y pueda seguir especuland­o con “acabar el año entre los cuatro primeros”, como se ilusionó Nicolás Domingo después de los 90.

Para lograrlo, además de la eficacia de su N° 9, Independie­nte deberá meterse en la cabeza que todos los partidos valen igual, contra el adversario y a la hora que sean. Porque en este fútbol nuestro, la cabeza manda por encima de todo.

 ?? Daniel jayo ?? gigliotti suma 11 goles en el campeonato e igualó su mejor marca personal, la que tenía con Colón en el Final 2013
Daniel jayo gigliotti suma 11 goles en el campeonato e igualó su mejor marca personal, la que tenía con Colón en el Final 2013
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina