LA NACION

Para disfrutar la final hay que tomar distancia

- Dr. Loenardo Seirif (*)

Jorge Luis Borges decía que la gente no le interesaba el fútbol, que no lo disfrutaba porque lo importante era el resultado final. Y en la Argentina hay una identifica­ción muy marcada: los hinchas hablan en plural, dicen “perdimos” como si fuera una humillació­n en carne propia. Están quienes se infartan, o aquellos a los que las emociones los llevan a la violencia personal pese a ser insignific­antes para el espectácul­o. imagínense lo que se juega para muchos.

Una final Boca-River de Copa Libertador­es es algo único. Muchos lo esperan como una revancha emocional. El público lo vive según cómo está configurad­o internamen­te: algunos disfrutan porque saben que es un juego, otros lo gozan y muchos lo sufren. Y para el jugador la clave estará en vaciar la mente, dejarla libre, manejando la ansiedad y trabajando la motivación para tener tranquilid­ad emocional.

El mundo de hoy, atrapado por las redes sociales y la inmediatez, tiene poca tolerancia a la espera. Entonces, cómo atravesará alguien este momento dependerá de sus condicione­s previas. Porque la pasión y la razón no van juntas. Y cuando la pasión desborda, se activa una emoción muy fuerte.

El eje es el pensamient­o, el software. Lo que pienso determina mis emociones y lo que siento. Si yo no deseo sentir más lo que estoy sintiendo, debo cambiar lo que estoy pensando. Para muchos, ganar o perder es todo. Cualquiera puede sacarse con una emoción muy fuerte, proyectand­o en el partido cosas que no tienen que ver con uno. ¿Cuántas veces escuchamos “si perdemos me tengo que ir del país”?

Es muy difícil dar un consejo, cada uno lo vivirá como pueda Pero hay que poner atención a lo que nos pasa y al modo de ver el partido, porque si uno se desborda… hay patologías graves que se pueden desarrolla­r. Hay que entender el juego y sacarlo para afuera, saber que estamos más allá. Tomarlo con la distancia suficiente para disfrutarl­o. Claro que es difícil porque la pasión tiene un borde irracional, y cuando es muy grande, tapa todo el campo.

Pero es un juego de otros para verlo. Si no puede procesar o digerir una derrota, hay que revisar muchas cosas y mirar para adentro. Mucha gente quedará afectada, de un lado y del otro. Por eso hay que estar atentos al foco: pensamient­o, emoción, conductas y emociones. Si no me gusta lo que siento, debo darme cuenta cómo estoy configurad­o. Al fin y al cabo, es un juego. Y tenemos la suerte de poder ver el espectácul­o.

(*) Médico psiquiatra, deportólog­o

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