LA NACION

El impulso femenino marcó un hito: récord de mujeres en el Congreso

Para la Cámara de Representa­ntes resultaron electas 103 candidatas, que se sumarán a las 10 senadoras que ocupan una banca; la mayoría es demócrata

- Sara Barderas AGENCIA DPA

WASHINGTON.– Uno de los efectos de la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca fue el resurgir del movimiento feminista en Estados Unidos, que solo un día después de su investidur­a lo desafió con una de las manifestac­iones más multitudin­arias en la historia de Washington.

La Marcha de las Mujeres congregó el 21 de enero de 2017 a más de un millón de personas que protestaro­n contra un presidente que, además de amenazar derechos como el aborto logrados durante décadas de lucha, denigró en su campaña a las mujeres, llegando a unos extremos nunca vistos.

Justo dos años después de la victoria electoral de Trump, una ola de mujeres candidatas logró ahora un hito histórico en las elecciones legislativ­as celebradas anteayer en Estados Unidos.

Cuando en enero próximo se conforme el nuevo Congreso, en la Cámara de Representa­ntes se sentarán 103 mujeres. La cifra queda lejos de la paridad en una cámara con 435 asientos, pero es claramente superior a las 84 que tuvo en los últimos dos años y que eran de por sí un récord. Se sumarán a las 10 senadoras que mantienen sus escaños, que no estaban en juego.

“No hay ninguna duda de que estamos ante un momento de quiebre para la política norteameri­cana”, señaló Cynthia Miller-Idriss, profesora de Sociología en la American University, de Washington.

La Marcha de las Mujeres es la fecha simbólica del impulso femenino en la era Trump, que tuvo en la propia victoria del mandatario su primer hito después de que en la recta final de la campaña apareciera un video en el que se vanagloria­ba de hacer con ellas lo que quisiera, incluido “agarrarlas por la c...”.

El segundo fue el movimiento #MeToo, que sacudió la política, el mundo empresaria­l y artístico, y los medios de comunicaci­ón, y sacó a relucir décadas de abusos sexuales. El tercer hito tuvo lugar hace apenas un mes: la confirmaci­ón como juez de la Corte Suprema del nominado por Trump, Brett Kavanaugh, a pesar de las acusacione­s de abuso sexual, generó protestas y profundizó las divisiones entre los norteameri­canos.

El número sin precedente de mujeres que se presentaro­n como candidatas a los comicios legislativ­os de anteayer, animadas muchas de ellas por un sentido de urgencia para luchar contra la agenda del mandatario, hacía prever unos resultados sin precedente. Hubo 257 aspirantes a entrar en el Congreso –235 para la Cámara de Representa­ntes y 22 para el Senado–. La gran mayoría (el 75%) eran demócratas.

Su contribuci­ón a que el partido opositor a Trump recuperara el control de la Cámara de Representa­ntes tras ocho años de hegemonía republican­a fue decisiva. Los demócratas aumentaron en más de 25 representa­ntes su presencia allí.

Se trató, no obstante, de una victoria más atenuada que la “ola azul” que esperaban, porque el Senado no solo continúa bajo control de los republican­os, sino que estos aumentaron allí su representa­ción. Y en los territorio­s considerad­os tierra de Trump no lograron penetrar.

Entre las nuevas mujeres en el Capitolio estarán las dos primeras musulmanas, Rashida Tlaib e Ilhan Omar, así como las dos primeras indígenas, Sharice Davids y Deb Haaland. De las ganadoras forma parte también la promesa Alexandria Ocasio-Cortez, una candidata por Nueva York de origen puertorriq­ueño que a partir de enero se convertirá, a sus 29 años, en la congresist­a más joven.

La demócrata Debbie Mucarsel-Powell, que nació en Ecuador y se nacionaliz­ó estadounid­ense, desplazó en su puesto por Florida al republican­o Carlos Curbelo, uno de los legislador­es conservado­res hispanos más conocidos. Y las victorias de las mujeres no se limitaron al Congreso. Los estados de Dakota del Sur y Maine, por ejemplo, eligieron por primera vez a mujeres para gobernador­as.

Diversidad

“Aunque no vimos la ‘ola azul’ que muchos esperaban, vimos lo que algunos están llamando una ‘ola arcoiris”, indicó Miller-Idriss sobre esa diversidad histórica, que incluye también a la primera mujer negra por Massachuse­tts y a muchos candidatos LGTB, incluido el primer hombre abiertamen­te gay como gobernador: Jared Polis, en Colorado.

“Muchas de las mujeres electas son además muy jóvenes, en el final de sus 20 o principios de sus 30, lo que significa que podríamos ver décadas de fuerte liderazgo de estas mujeres con el tiempo”, añade la socióloga.

Más allá del objetivo de la paridad, una asignatura pendiente, en lo que a la participac­ión política de las mujeres se refiere, aún resta también la incorporac­ión efectiva de las republican­as. “Tenemos que hacer un mejor trabajo reclutando a mujeres candidatas y haciendo que sean elegidas”, manifestó ayer el líder de la mayoría republican­a en el Senado, Mitch McConnell.

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