LA NACION

La hipertermi­a, un cuadro que puede conducir a la deshidrata­ción

En condicione­s de agitación, el organismo pierde más líquido y consume más oxígeno

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Aunque alguna vez los diarios sorprendan con noticias de bebés que milagrosam­ente sobreviven después de pasar una noche de invierno en un baldío, los especialis­tas explican que un calor excesivo en condicione­s de encierro puede resultar incluso peor y conducir a desarreglo­s orgánicos fatales.

“Cuando una persona se encuentra en un ambiente que no es el adecuado, como el cubículo de un auto, aparecen básicament­e dos problemas –explica Héctor Marotta, pediatra adscripto a la dirección del Hospital de Niños–: aumento de la temperatur­a y mayor consumo de oxígeno. Una pequeña que transcurra mucho tiempo en esas condicione­s, segurament­e agitada, experiment­ará una pérdida de líquido que la llevará a una deshidrata­ción. Incluso pudo haber tenido algún episodio de regurgitac­ión”.

Según destaca Marotta, publicacio­nes científica­s indican que, en 2016, en los Estados Unidos hubo alrededor de 50 casos similares al ocurrido en el país. “El oxígeno disponible dentro del auto cerrado no parece insuficien­te, si la nena hubiera estado en condicione­s basales –comenta–. Sin comer y sin tomar puede estar perfectame­nte durante un tiempo prolongado. En 1985, se encontraro­n bebés con vida en los restos de una nursery nueve días después del terremoto de México. Esencialme­nte es la deshidrata­ción lo que lleva a alteracion­es circulator­ias, primero en los órganos menos nobles y por último en los más nobles: cerebro y corazón. Aparenteme­nte, la niñita tenía signos de edema pulmonar, que es el punto final de una situación de este tipo”.

“El centro termorregu­lador del hipotálamo es influido por la temperatur­a de la piel, la sangre y termorrece­ptores profundos –agrega el doctor Germán Falke, profesor consulto de pediatría de la UBA–. Las injurias sobre aquel se traducen en hipertermi­a o hipotermia, según el sector comprometi­do”.

Manuel Rocca Rivarola, director del Departamen­to Materno-infantil del Hospital Austral, coincide en que el aumento de la temperatur­a corporal puede haber conducido a deshidrata­ción e hipernatre­mia (aumento de sodio en la sangre), que, junto con hipoglucem­ia (descenso de los niveles de azúcar en sangre), generan cambios importante­s que pueden conducir a arritmia y a la muerte. Nora

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El auto, con vidrios polarizado­s, dentro del que permaneció la beba

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