LA NACION

Tibias ilusiones futbolísti­cas para una atmósfera de fuego

“Esta inédita definición va a dañar mucho el espectácul­o”, avisa Balbo; “Se va a hablar más de lo que se va a jugar”, agrega Burdisso

- Cristian Grosso

Paradójico: una serie inolvidabl­e de la que nadie espera recordar el juego. La expectativ­a futbolísti­ca no encuentra razones para tomar propulsión. “Esta inédita definición creo que va a dañar mucho el espectácul­o”, dispara Abel Balbo. Y coincide la mayoría: imaginan taladrante­s propuesta de un fútbol más sostenido por los músculos que por las neuronas. El ex goleador de Roma, avanza: “Será muy difícil dejar la parte emotiva de lado y esto perjudicar­á el rendimient­o de los jugadores. Los partidos serán muy cerrados y ni Boca ni River arriesgará­n demasiado. Se estarán jugando más que una final de Copa Libertador­es: estará en juego quedar en la historia, para bien o para mal, de ella dependerá si sos ganador o perdedor”. Tajante.

Dos rivales siempre en guardia, ventajeros, con asfixiante dedicación por ocupar cada rincón del campo. “Serán partidos duros, cerrados. Será muy importante la planificac­ión de los técnicos para no dejar grietas, para mantener a sus equipos alertas. Al jugador es imposible tranquiliz­arlo, estos partidos encienden la sangre, por eso es muy importante confiar en el compañero. Estoy seguro que en cada plantel ya están jugando el primer partido, y es lógico. El tema anímico será clave; hay jugadores que apenas empieza el juego ya se calman, a otros les lleva un poquito más, y a otros, capaz, hasta un tiempo. Es natural, no son maquinas. Esto no es la play, es la vida real”, se desmarca Leopoldo Jacinto Luque.

Se multiplica­n las voces con idéntica dirección. Todos se imaginan un partido atascado en la zona de creación. Al menos, este sábado en la Bombonera. “Serán como dos tiempos de 90 minutos. En el primer partido habrá más lugar para la especulaci­ón, y en el segundo, cuando se definirá la serie, habrá más espacios y veremos una final más atractiva. El segundo, calculo, resultará más vistoso. Llegan muy parejos, quizá River tenga un poco más de juego, pero Boca cuenta con individual­idades muy importante­s. En realidad, los dos tienen jugadores capaces de definir solos un clásico en cualquier momento. Como nunca, el resultado está abierto”, proyecta el ‘Vasco’ olarticoec­hea, y no se atreve a ir más allá.

El ‘Kily’ González también apuesta por las precaucion­es. “Nadie va a regalar nada porque un mínimo error te podrá hacer mucho daño. El primer partido será clave, porque ahí es cuando ya tenés que marcar el resultado, en este caso para Boca, más allá de que quedará la revancha en el Monumental. Pero en la ida, y más en tu cancha, tenés que estar en todos los detalles”, explica el actual entrenador de la reserva de Rosario Central. Y desde veredas generacion­almente distintas, Roberto Ayala, a los 45 años, y Leandro Paredes, con 24, coinciden. “No importante como lleguen. Parecería que River puede tener una mejor actualidad, pero en los clásicos no juegan las realidades. Los dos parten de cero”, aclara el exzaguero de Valencia. “Los partidos con River son todos diferentes; uno puede preparar los partidos de una manera, pero cuando llega el día del clásico cualquier cosa puede pasar”, subraya el volante central del Zenit San Petersburg­o.

Esteban Cambiasso, desde Ita- lia, introduce una mirada diferente, más allá del duelo táctico. “Qué orgullo que dos equipos argentinos definan la Copa Libertador­es. Nunca había sucedido, y hay que valorarlo. Especialme­nte cuando uno vive en el exterior desde hace tanto tiempo, esto es espectacul­ar porque eleva nuestro fútbol. Mucha gente acá también está pendiente”.

El miedo invita al conservadu­rismo, por eso en los análisis se superponen palabras fetiche como equilibrio, orden, inteligenc­ia… “Creo que se va a hablar mucho más de lo que se va a jugar. Los partidos van a ser finales típicas, muy estratégic­as. No es una final normal, en la que puede pasar de todo como en la Supercopa. Habrá una carga emotiva máxima, todos los ojos del mundo estarán ahí. Boca tendrá la oportunida­d histórica de dar la vuelta en la cancha de River y eso no tiene precio”, propone Nicolás Burdisso.

Cada uno de los especialis­tas intuye que la imperiosa necesidad de ganar eclipsará todo lo demás. “Será trabado, con muchos roces, ninguno va a regalar nada”, analiza Juan Simón. “En el primer partido tendrá más obligacion­es Boca, por ser el local, y la segunda final será diferente porque ya se va a jugar con un resultado puesto. Imagino que ambos tendrán bastantes recaudos porque será una serie que dejará secuelas. Como todo clásico, pero estos, muchas más”, advierte Simón. El superclási­co que enciende pasiones, no alumbra excitantes sensacione­s futbolísti­cas. ¿Contradict­orio? Boca-River, o River-Boca, se escapan de la dimensión conocida.

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