Efecto Bolsonaro: ¿un Brexit tropical?
Cuando todavía no termina de definirse la salida del Reino Unido de la UE, un par de frases del futuro ministro de Economía de Brasil generaron especulaciones sobre el futuro del Mercosur. ¿Podría haber un Brexit en ritmo de bossa nova?
El replanteo de los procesos de integración regional es una moda global; la iniciaron los británicos y la continuó Donald Trump embistiendo contra el Nafta. Lo preocupante son las reacciones de aprobación que se registraron en la Argentina, tanto en redes sociales como en foros especializados. Las expresiones más comunescoincidíanendefinir al Mercosur como un fracaso que era mejor dejar atrás. No faltaron los que reprodujeron la errada afirmación de Guedes sobre la orientación “bolivariana” del bloque, y hasta hubo quienes lo culparon de “la inmigración descontrolada”, otra falacia sin sustento. Evidentemente, el Mercosur ocupa un lugar en la mente de muchos ciudadanos que no tiene correlato con la realidad. En el Reino Unido muchos de los que votaron por la separación lo hicieron basándose en mentiras y confusiones; no tardaron mucho en arrepentirse. Los argentinos no debemos caer en el mismo error.
En términos concretos, el Mercosur representa para sus miembros la posibilidad de exportarse entre sí productos con arancel cero, mientras que las mercaderías estadounidenses, europeas o asiáticas pagan en promedio un 18% de derecho de importación. Hay un beneficio adicional para nuestro país: negociar junto con Brasil. Los países que negocian con el Mercosur se ven incentivados a ofrecernos ventajas comerciales más profundas para tener mejor acceso al inmenso mercado brasileño.
Claro que el Mercosur no es perfecto, aún hay muchas barreras paraarancelarias que dificultan el comercio intrabloque. El estado actual del Mercosur no es el ideal, pero la unión aduanera no es un problema en sí mismo; por el contrario, si se actúa con inteligencia, puede ser parte de la solución.