LA NACION

La tasa también cae y desafía el mínimo del BCRA Un dilema en ciernes

Quedó en 66,65%, el nivel más bajo desde el lanzamient­o del programa monetario

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La tasa de corte promedio de las Letras de Liquidez (Leliq) del BCRA cortó ayer al 66,654% nominal anual, lo que supone su nivel más bajo desde que, el pasado 1° de octubre, comenzó a regir el nuevo programa monetarios que tiene por meta mantener una oferta limitada e invariable de pesos hasta mitad de 2019.

Ese nivel representa un retroceso de 6,86 puntos porcentual­es respecto de la tasa promedio máxima del 73,5% registrada en la primera mitad de octubre, cuando la entidad que conduce Guido Sandleris busca- ba convencer al mercado sobre su vocación para “secar la plaza” más allá de los costos que tuviera que enfrentar.

Esto a su vez la deja apenas 165 puntos básicos por encima de la tasa “piso” que ofrece la entidad al convocar a los bancos cada día a subastar por las Leliq, un nivel que el BCRA estará redefinien­do en los próximos días.

La tasa del 66,65% surgió de la licitación que convocó para colocar unos $125.000 millones, pese a que enfrentaba vencimient­os por $139.380 millones. Finalmente en la operación adjudicó nuevas Leliq a 7 días por un total de $139.274 millones para renovar una deuda tomada la semana pasada al 68,5% anual.

La diferencia entre el nivel de renovación de esa deuda que busca y la que finalmente consigue obedece al margen que la entidad ganó para manejarse por la dureza monetaria de las semanas previas.

Eso le permitió, por caso, esta semana expandir unos $45.000 millones por esta vía sin alejarse del cumplimien­to de su meta y, dada la baja de tasas, recortar en unos $700 millones el monto que debe pagar en concepto de intereses, que cae de los $8100 millones pagados esta semana a los $7400 millones que ya quedaron comprometi­dos por los $579.100 millones a vencer en Leliq.

El BCRA se comprometi­ó a mantener tasas de por los menos el 60% anual hasta fin de año, en un intento por recuperar credibilid­ad y mostrar su compromiso con un plan de inusual dureza monetaria que tuvo por objetivo calmar el dólar y doblegar la inflación a la vez.

A su vez se muestra refractari­o a dar señales de relajamien­to hasta que el mercado conozca los datos de inflación de octubre, más allá de que las mediciones que manejan del comienzo de noviembre son muy alentadora­s. Y para librarse de la discusión insisten en señalar que, con el nuevo esquema, no fijan tasa, pasando por alto que sí tienen opción de incidir sobre ella calibrando mejor los montos de absorción que fueron amplificad­os en principio, como quedó a la vista por el sobrecumpl­imiento en un punto y medio de la meta durante el pasado mes.

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