De la gran tarde de Rossi a la agónica y vital atajada de armani
El arquero de Boca apareció en el momento justo para salvar a su equipo; el de River evitó la derrota sobre la hora ante Benedetto
De un arco al otro. La intensidad del superclásico tuvo como protagonistas a los arqueros. Agustín Rossi tuvo una tarde que esperó durante muchísimo tiempo. De atajadas claves y de personalidad ante River. Y Franco Armani terminó impidiendo sobre la hora lo que pudo haber sido el 3 a 2 de Boca. nada menos.
Tantas veces fue criticado. Tantos murmullos había levantado a lo largo de toda esta Copa Libertadores . Y en la primera gran final de América ante los de núñez, el joven de 23 años resultó fundamental para que Boca construyera desde la seguridad que él transmitió, sobre todo en el primer tiempo, el sostén en momentos donde el local no jugaba bien.
Su carta de presentación, de mostrarle a toda la Bombonera que estaba muy mentalizado para este desafío gigante, se dio rápido. Apenas se jugaban 5 minutos y sacó de su ángulo izquierdo un tiro libre de Gonzalo Martínez. El estadio bramó para agradecerle esa volada. Solo diez minutos después, volvió a estirarse sobre su izquierda, esta vez abajo, junto al palo, para desviar un cabezazo dificilísimo de Borré, luego de un centro perfecto de Casco.
no solamente tuvo esas intervenciones destacadas. Rossi estuvo muy seguro en cada centro. En cada ocasión en la que la jugada requería de su presencia. Porque también salió a achicar muy bien ante un ataque de Borré que de todas maneras se invalidó por posición adelantada del colombiano. Y tuvo la lucidez necesaria para acomodar bien su rodilla derecha y evitar el que hubiera sido el 2-1 de River, en una jugada en la cual el Pity Martínez casi le convierte a Boca un gol muy similar en su estadio por tercera vez consecutiva. Por el contrario, no pudo hacer nada en la rápida definición de Pratto para el 1-1 y no tuvo responsabilidad en el 2-2, cuando el roce de la pelota en Izquierdoz, en el tiro libre frontal de Pity Martínez que derivó en el empate de River, lo desacomodó cuando la pelota parecía irse.
Tal vez, en los últimos minutos, arriesgó más de la cuenta con una excursión hasta la mitad del campo xeneize, que culminó con un pase rasante a un compañero que casi intercepta un rival. Pero en la urgencia de Boca por ir a buscar la victoria, vale.
no la pasó bien Rossi en esta Libertadores. En la etapa de grupos, una buena salida ante Palmeiras para interceptar un ataque, pero sin reacción para volver rápido al arco, sentenció el 2-0 para el conjunto brasileño que complicó mucho la clasificación a los octavos de final. Poco después, en Barranquilla y sobre la hora, cometió una pifia cerca de la línea de gol cuando el partido estaba 1-1 y un triunfo de Junior dejaba eliminado al xeneize.
Así como en un momento lo protegió y apostó por Esteban Andrada, Guillermo Barros Schelotto no dudó en confiar de nuevo en sus condiciones cuando el ex-Lanús quedó marginado por una fractura de mandíbula y el club fue a buscar a Carlos Lampe: “Mi arquero titular es Rossi”, dijo con convicción.
“Lo de Agustín fue muy bueno. Desde la lesión de Andrada fue mejorando su rendimiento partido tras partido y hoy tuvo una buena tarde”, valoró Guillermo Barros Schelotto.
Es que el ex-Estudiantes se preparó para su revancha. Tuvo personalidad en el desquite con Cruzeiro en Belo Horizonte, y transmitió seguridad en los dos partidos con Palmeiras. De hecho, por su actuación en la Bombonera tiene motivos para ilusionarse con decir presente en el campo de juego del Monumental cuando se dispute la revancha.
Para Armani no fue una tarde más. Hiperconcentrado como siempre, recibió goles de Boca por primera vez (con él en el arco, River había ganado 2-0 los dos choques anteriores).
A pesar del fastidio que mostró después de los tantos de Wanchope Ábila y Darío Benedetto (ambos anotaron por primera vez ante el Millonario), fue sobre el final del partido cuando exhibió su elasticidad y lucidez una vez más frente a una situación clara de peligro. Carlos Tevez habilitó a Benedetto, que quedó mano a mano con el arquero de River. Y es tan grande su figura, que le ahogó el grito al goleador, en una atajada que hizo recordar a la que realizó frente a Emmanuel Gigliotti en Avellaneda, durante la serie de cuartos de final contra Independiente, y que de acuerdo a cómo se den las acciones en el desquite del Monumental, puede resultar vital para la definición de la Copa.