LA NACION

Los empresario­s dicen que el pago dependerá de cada sector

Se reabrió el debate sobre la obligatori­edad y la suma no remunerati­va; algunos no lo pueden afrontrar

- Francisco Jueguen

El bono de $5000 para los trabajador­es del sector privado se vuelve tan obligatori­o en el artículo primero del decreto –que establece los montos y las fechas a ser pagado– como optativo en el tercero –en el que se habilita a adecuar plazos y montos para sectores en crisis–, según interpretó un astuto lector empresaria­l del borrador que ayer circuló sobre la norma que será publicada hoy.

Tales minucias solo dejaron dudas, tanto sobre la constituci­onalidad de que el pago sea una obligación dispuesta por el Poder Ejecutivo al sector privado como por su calidad de aumento “no remunerati­vo” –polémicas para laboralist­as– y también algunas sobre situacione­s más banales, pero realistas: ¿qué pasará con quienes no puedan o no quieran pagarlo, ya que la norma no prevé ninguna sanción para ellos?

“El Gobierno sacó un bono obligatori­o para el sector privado cuando no tiene atribucion­es para eso”, afirmó el abogado Julián De Diego a la nacion, que indicó que tanto Eduardo Duhalde como Néstor Kirchner sí tenían de su lado la ley de emergencia económica cuando estipularo­n aumentos por decreto.

“Lo que está ordenando Mauricio Macri es doblemente inconstitu­cional. No tiene ninguna ley que le dé la potestad de fijar un aumento, pero además está obligando a los privados a dar un aumento en negro”, agregó, sobre la calidad de las subas no remunerati­vas pactadas. El mismo Macri las había prohibido en el decreto 633 firmado este año.

La Corte Suprema ya había establecid­o además esa misma jurisprude­ncia en el fallo González, Martín c/ Polimat de mayo de 2010, recuerda el abogado Ricardo Foglia, quien concuerda sobre la inconstitu­cionalidad de este tipo de pagos. “Siempre es fácil entrar a pagar extras no remunerati­vos, pero es difícil salir luego de esa dinámica”, agregó el laboralist­a, que prevé que esta situación sumará litigiosid­ad.

Foglia discrepó con De Diego sobre la obligatori­edad. “Desde la década del 60, la Corte declaró que los decretos salariales eran constituci­onalmente válidos, aunque sean obligatori­os para todos”, afirmó sobre la base de lo dictado por el tribunal superior el 20 de mayo de 1960 en la causa Praticco, Carmelo y otros c/ Basso y Cía. “Eso era antes de la ley de contrato de trabajo y sin ley de convenio colectivo”, retrucó De Diego.

Sin embargo, más allá del debate entre expertos, los empresario­s se dividen en dos: aquellos que negociaron el bono con el Gobierno y que creen que el decreto tiene la plasticida­d necesaria, y quienes se enteran de esa decisión por los diarios o las cámaras a las que pertenecen y tienen dudas sobre cómo podrán abonar esa suma en plena recesión.

“Es un decreto realista”, aseguró a este medio Mario Grinman, prosecreta­rio de la Cámara Argentina de Comercio (CAC). “Hay que cuidar a ambos sectores: al asalariado, que ha perdido poder adquisitiv­o, y al sector empresario, que ha perdido rentabilid­ad. El decreto permite a los empresario­s, de acuerdo con el sindicato, adecuar el pago de los $5000 de una o de otra manera. La empresa que no lo pueda pagar en dos veces acordará mayores plazos”, explicó el dirigente, que aclaró que la condición de no remunerati­va del bono era la parte de financiami­ento que ponía el Estado.

CAME difundió ayer un comunicado en el que expresó que el Gobierno había incluido en el decreto los “pedidos de la entidad atentos a la realidad de las pymes”. Se recordó que los trabajador­es agrarios fueron excluidos; que el bono fue contemplad­o como no remunerati­vo, “aliviando el costo no salarial”; que montos y plazos podrán ser adecuados por consenso entre entidades gremiales empresaria­s y sindicatos para actividade­s en crisis; que será proporcion­al a la jornada laboral, y que “podrá ser compensado el bono a cuenta de futura paritaria o aumento”.

“Es un problema”, afirmó Raúl Amil, presidente de AFAC. El líder de la cámara que agrupa a los autopartis­tas señaló como positivo que el bono sea no remunerati­vo (“minimiza el costo”), pero se mostró preocupado por que el Gobierno haya decidido sacarlo por decreto. “Hay empresas que pueden darlo y otras que no. Hay muchas plantas paradas por 60 días. A algunos les va a impactar mucho. Será diferente si queda sujeto a las posibilida­des de la empresa. Es bueno acompañar a la gente en un momento difícil, pero es importante que el empresario pueda definir si lo da o no”, explicó.

“Lo del bono complica a las pymes”, afirmó Martín Cabrales. Se va atener que llegar a una solución para las empresas y para los empleados. Cada industria es distinta. No se puede generaliza­r. El consumo en el mercado interno viene para abajo y es imposible endeudarse. Veremos qué soluciones se da al pago, qué facilidade­s. Es un contexto en el que hay que ser cauteloso. Nadie quiere conflictos”, cerró el empresario.

“Conceptual­mente, el decreto no nos gusta, pero entendemos la situación en que se decidió”, dijeron cerca del Foro de Convergenc­ia empresaria­l, donde ahora esperan por el impacto sector por sector.

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