Cómo se hacía hasta ahora la calibración del patrón nacional del kilogramo
Guardado en el INTI, tenía que viajar cada cinco años a París para ser comparado con el internacional
Las mediciones fueron cruciales a lo largo de la historia para un sinnúmero de actividades, desde el comercio hasta la construcción, la astronomía, la navegación, las comunicaciones y la actividad espacial. Y así como el patrón internacional del kilogramo se conserva en París, el nacional se mantiene celosamente guardado en un laboratorio subterráneo del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI). Hasta ahora, cada cinco años había que enviarlo a “calibrar” a la Oficina de Pesos y Medidas de la capital francesa (en este momento está precisamente allí).
Al volver, los ingenieros y técnicos del INTI hacían lo que llaman la “diseminación” a múltiplos y submúltiplos para que fuera posible pesar desde un barco lleno de soja hasta los microgramos de una sustancia farmacológica.
“Calibrábamos cinco pesas de un kilo, luego dos de cinco, con las dos de cinco, una de diez y así hasta llegar a 1000 kilos –explica Héctor Laiz–. Y con pesas de 1000 kilos calibramos las tolvas que pesan los productos del campo que llevan los barcos. Cuando decimos que la Argentina exportó 40 millones de toneladas de granos, las medimos con esas pesas”.
Según el especialista, a partir de la redefinición ya no será necesario calibrar nuestro patrón contra el internacional. En teoría, podríamos tener aquí el instrumental necesario para “realizar” el kilogramo. Pero, por ahora, hay solo cinco institutos en el mundo que pueden hacer calibraciones en función de la nueva definición.
Uno de ellos es el National Institute of Standards and Technology (NIST), de los Estados Unidos, cuya balanza de watt midió la constante de Planck con un error de 34 partes por 1000 millones. Ese experimento es uno de los que permitieron la actual redefinición del kilogramo.