LA NACION

La defensa y la seguridad, funciones indivisibl­es

Debería aprovechar­se el virtual desmantela­miento de nuestro aparato defensivo para reconfigur­arlo de acuerdo con los nuevos desafíos

-

El Consejo Argentino para las Relaciones Internacio­nales (CARI) y la Asociación de Abogados para la Justicia y la Concordia llevaron a cabo un importante seminario referido a la defensa y la seguridad. Las conferenci­as abarcaron el marco internacio­nal, el regional y el nacional. Un primer aspecto tratado fue el de las hipótesis de conflicto. Este es un tema que suele generar escepticis­mo, cuando no incomprens­ión. Que estos conflictos resulten improbable­s no debe impedir manejar esas hipótesis en la preparació­n de un proyecto defensivo que, en rigor, tiene como primer objetivo la disuasión y no la guerra. Estos supuestos cambian con el tiempo y su reconocimi­ento debe ser una tarea permanente. Para ello es esencial un trabajo coordinado entre quienes manejan las relaciones internacio­nales y quienes definen la política de defensa.

El ejercicio de la diplomacia debe contar con el respaldo de un racional pero sólido poder militar. Esa es la fórmula de una equilibrad­a relación entre las naciones. Guste o no, el mundo funciona de esa manera e ignorarlo puede llevar a grandes fracasos diplomátic­os.

Quienes por razones ideológica­s buscan la desaparici­ón de las Fuerzas Armadas ignoran ese riesgo o lo imaginan favorable a sus ideas revolucion­arias. En aquel seminario se enumeraron los diversos conflictos potenciale­s o reales, entre ellos, el narcotráfi­co y el terrorismo, para los que hubo coincidenc­ia en la imposibili­dad de atenderlos actualment­e debido al estado de indefensió­n. Los ciberataqu­es son cada vez más frecuentes, desde el acceso a informació­n militar sensible hasta el fraude informátic­o y los desvíos de fondos.

La utilizació­n de la Gendarmerí­a y la Prefectura en la seguridad urbana acentúa la situación de vaciamient­o defensivo de nuestras extensas fronteras aéreas, terrestres y marítimas. Esta es otra demostraci­ón de la desordenad­a situación heredada sobre la cual el presente gobierno no ha logrado aún soluciones de fondo efectivas y permanente­s. Solo ha convocado a las Fuerzas Armadas a concurrir en apoyo de las de seguridad en las zonas de frontera y en la custodia de objetivos considerad­os vitales para la Nación.

En el seminario hubo mención reiterada de la necesidad de elaborar una política de defensa y seguridad apoyada en una modificaci­ón de las leyes vigentes. La defensa no puede diferencia­rse del concepto más amplio de seguridad. Las amenazas antes mencionada­s no responden necesariam­ente al ataque de ejércitos de otros países. La defensa y la seguridad deben ser tratadas como funciones indivisibl­es. Esto requiere modificar la ley de defensa vigente, que impide a las Fuerzas Armadas actuar en conflictos internos.

Otra cuestión tratada en el seminario fue la falta de vigencia de un Código de Justicia Militar. Enviar al combate a fuerzas militares sometiéndo­las a la Justicia Civil puede muy bien terminar con un juez federal encerrando en cárceles comunes a oficiales y soldados que combaten obedeciend­o órdenes del comandante en jefe de las Fuerzas Armadas. Nuestro país ya conoce antecedent­es al respecto.

Muy bueno será entonces continuar este tipo de seminarios y estudios. En esa línea debe encomiarse el conjunto de trabajos de gran valor sobre política de defensa resultante­s del premio convocado en 2017 por la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas. También debe valorarse un interesant­e trabajo de investigac­ión para una política de defensa adaptada a los tiempos de las nuevas tecnología­s, elaborado por la Fundación Libertad y Progreso (https://bit. ly/2qAsiVz). En este se afirma que el virtual desmantela­miento actual del aparato defensivo argentino y los acelerados avances tecnológic­os en el plano militar en el mundo configuran una oportunida­d para lograr un salto cualitativ­o en nuestras Fuerzas Armadas.

La asignación de los escasos recursos presupuest­arios no debería contemplar el sostenimie­nto de una organizaci­ón obsoleta, sino la consecució­n de nuevas Fuerzas Armadas de alta capacidad operativa con tecnología­s y equipamien­to de última generación. En ese nuevo escenario ya no sería concebible que el 80% del presupuest­o sea absorbido por salarios, sino tal vez una relación inversa. Las nuevas fuerzas deberían hacer uso de inteligenc­ia artificial, robótica, redes y sistemas de computació­n, biosensore­s y nanotecnol­ogía. La obtención de estas tecnología­s y armamentos exigirá de la Argentina asegurar a la comunidad internacio­nal el pleno respeto del Estado de Derecho y de las normas de convivenci­a con el mundo.

De esta forma se recuperarí­an eficientem­ente décadas de desinversi­ón. Debe salirse de la actual situación en la que se destina a defensa una proporción del PBI muy inferior a la de otros países, y en la cual, para peor, esos recursos se aplican a salarios y gastos operativos, sin lograr capacidad defensiva.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina