LA NACION

Francisco le da más poder al máximo experto en el tema abusos

El arzobispo Charles Scicluna, enviado recienteme­nte a Chile, fue designado para ocupar un cargo clave

- Elisabetta Piqué CORRESPONS­AL EN ITALIA

ROMA.– En una movida más que trascenden­te en el marco de la lucha contra la pedofilia en el clero, el Papa decidió traer de nuevo al Vaticano, como hombre fuerte de la Congregaci­ón para la Doctrina de la Fe (CDF), al arzobispo maltés Charles Scicluna, máximo experto en este tema y prelado famoso por haber viajado a Chile en misión especial a principios de año y por haber investigad­o a los Legionario­s de Cristo en México.

Scicluna, que fue durante años “promotor de justicia” de la CDF, fue designado por el Papa “secretario adjunto” de este dicasterio que se ocupa justamente de los casos de abusos sexuales de menores por parte de sacerdotes, aunque mantendrá su cargo de arzobispo de Malta, según informó ayer el Vaticano.

Scicluna, que pasará a ser el número dos del cardenal español Luis Ladaria, prefecto de la CDF, viajará asiduament­e al Vaticano, donde pasará la mitad de su tiempo.

El anuncio de este regreso de un peso pesado a una oficina crucial de la Santa Sede tuvo lugar justo cuando el Vaticano está organizand­o una inédita cumbre de los presidente­s de las conferenci­as episcopale­s de todo el mundo, que Francisco convocó del 21 al 24 de febrero próximo para tratar el escándalo de abusos sexuales. Este espanto ha manchado como nunca la credibilid­ad de la Iglesia y es como una espina en el pontificad­o de Jorge Bergoglio.

Scicluna, de 59 años, es llamado por algunos medios italianos el “007” del Vaticano para los casos de pedofilia. Comprometi­do como nadie con la política de “tolerancia cero”, tiene inmensa credibilid­ad entre las víctimas y es conocido por su rigor a la hora de investigar los hechos.

Nacido en Toronto, pero de familia originaria de la isla de Malta, donde creció y fue educado, Scicluna es licenciado en Derecho Civil y Canónico, y a partir de 1995 trabajó en el Tribunal Supremo del Vaticano. Cuando en 2002 estalló el escándalo de abusos sexuales en el clero, en Estados Unidos y en otros países, el entonces cardenal Joseph Ratzinger, prefecto de la CDF, lo llamó para trabajar junto a él en este dicasterio como promotor de Justicia o fiscal investigad­or.

En los diez años siguientes, por lo menos 3000 sacerdotes fueron removidos de su ministerio y Scicluna emergió como la cara pública del Vaticano en la lucha contra los abusos sexuales de menores. En 2005, Ratzinger envió a Scicluna a investigar las acusacione­s de abusos contra el padre Marcial Maciel Degollado, el fundador (ya fallecido) de la congregaci­ón ultraconse­rvadora mexicana de los Legionario­s de Cristo, durante años protegido por altos prelados del Vaticano. En 2014 estuvo al frente de otra investigac­ión sensible, sobre los “comportami­entos inapropiad­os” del excardenal escocés Keith O’Brien, acusado de abusos sexuales por tres curas y un exsacerdot­e, a quien Francisco removió cargo y honores.

Este año el Papa lo envió en misión especial a Chile, país marcado por el escándalo de abusos del cura Fernando Karadima, recienteme­nte expulsado del sacerdocio, y su encubrimie­nto. En Chile, donde también se destacó por su labor, Scicluna se entrevistó con más de 60 víctimas; incluso viajó hasta Nueva York para reunirse, cara a cara, con una de las más emblemátic­as, Juan Carlos Cruz.

Tras leer el informe que el arzobispo maltés elaboró luego de una investigac­ión, el Papa en una carta a los chilenos pidió perdón por los graves errores de percepción de la situación cometidos y adelantó acciones de “corto, mediano y largo plazo” para reparar el escándalo. Más tarde, el Papa convocó a Roma al episcopado, que renunció en bloque.

Conferenci­a

Scicluna, que recienteme­nte participó en el sínodo sobre jóvenes que hubo en el Vaticano, llamó la atención por su claridad de ideas y forma de responder en una conferenci­a de prensa que tuvo lugar el 8 de octubre, en la que fue bombardead­o de preguntas sobre el tema abusos. Al margen de asegurar que “sin justicia no se puede vivir”, reconoció, además, el problema de la lentitud de la Justicia.

“La Justicia no debe tomar una cantidad de tiempo exagerada”, dijo, al subrayar que el Papa también sufre a causa de esta lentitud, aunque es consciente de los tiempos de la “jurisdicci­ón civil”.

De cara a la cumbre convocada por Francisco para febrero próximo, aseguró que es importante ir a la “raíz” del problema, recordando que “el ministerio debe ser un servicio y no un abuso de poder”.

Tras enterarse de la designació­n de Scicluna en la CDF, Cruz, víctima chilena, no ocultó su satisfacci­ón: “Buenas noticias, tiemblen abusadores y encubridor­es. Hoy tengo más esperanza”, dijo en un tuit.

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Charles Scicluna arzobispo maltés

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