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En cuanto llegó a Boedo leyó perfectamente la situación y el diagnóstico fue recuperar anímicamente al plantel para arrancar la reacción de San Lorenzo. La consolidación de su estilo quedará para más adelante. Entendió que ahora necesita cortar el mal momento. Anteanoche, en principio pudo frenar el sangrado, porque no recibió goles, lo que no es poco porque el Ciclón llevaba 16 partidos con tantos en contra. Es que en el semestre el equipo del Bajo Flores apenas ganó 5 partidos y ninguno de ellos en condición de visitante. Y en ese contexto es que Jorge Almirón, el nuevo conductor, decidió asumir el riesgo. Reconociendo los problemas y aceptando que el trabajo que tiene por delante es tan complejo que será de largo aliento.
Por eso, tras el empate con Vélez sin goles, el técnico del Ciclón comenzó a mostrar cuál es el camino que eligió para este primer paso: “Como entrenador es la primera vez que un equipo me somete como lo hizo Vélez. Quiero pedirle disculpas a la gente de San Lorenzo, porque no es ésta la imagen que queremos dar, no me gusta cómo vi al equipo, pero felicité a los jugadores por el esfuerzo que hicieron; aunque estaban cansados, siguieron corriendo para aguantar el resultado”.
Reacondicionar a San Lorenzo ya es un proceso en marcha. Es cierto que apenas tiene cinco entrenamientos con el equipo, pero Almirón fue claro con su mensaje con cada uno de los integrantes del plantel. La primera señal llegó desde la conformación del primer equipo para el debut con Vélez. Aparecieron desde el arranque jugadores como Ariel Rojas y Rubén Botta. Y volvió a concentrar a Sebastián Torrico, que estuvo en el banco de los suplentes. El entrenador les explicó que en esta parte del proceso apelará a los futbolistas con más roce, con más rodaje. Porque el problema, según entiende el DT, es especialmente anímico y para solucionarlo precisa experiencia. Incluso, se lo vio mantener una charla con Manuel Insaurralde, una de las promesas del club, y algunos aseguran que fue claro con el chico. “Confío plenamente en tus condiciones, pero este momento es para los más grandes. Te vamos a llevar lentamente”, le habría dicho Almirón.
Asumir este tramo de la Superliga con los grandes del plantel encierra algunas cuestiones: la primera es no quemar procesos de los juveniles y además usar estos partidos como banco de pruebas para los “viejos”, ya que medirá si muchas de las piezas por las que hoy apuesta le servirán para el futuro. “Hay jugadores de jerarquía que tienen que demostrar que están a la altura del momento que estamos viviendo”, dijo Almirón cuando llegó al club. Y dentro de su discurso les marcó la cancha a los dirigentes y también a sus dirigidos: “Si queremos pelear en la Copa tenemos que reforzarnos”, les advirtió a Marcelo Tinelli y a Matías Lammens.
Para comenzar a darle forma a la nueva estructura de San Lorenzo tomó medidas importantes, como mandar a ocho juveniles a trabajar con la reserva. Quizá llamó la atención que dos de esos futbolistas hayan sido Nahuel Barrios y Franco Moyano, ya que son dos chicos que tuvieron varios partidos en la primera del Ciclón y se esperaba que se mantuvieran con el plantel principal. Sin embargo, Almirón no les quita la mirada y por eso Barrios se concentró para el duelo con Vélez y tuvo algunos minutos en el segundo tiempo. El técnico no quiere dejar a nadie fuera de su radar. Una de sus primeras acciones en Boedo fue reunirse con Diego Monarriz, que trabaja con la reserva, y charlaron por más de tres horas.
Está claro que el entrenador que eligieron los dirigentes de la entidad de Boedo es un conductor con algunas ideas muy claras y concretas, ya que alguna vez dijo: “El día que no le pida a un futbolista mío que no arriesgue para jugar, dejo de dirigir”. En ese tipo de señales se apoyaron para la selección del modelo que pretenden para San Lorenzo. Sin embargo, Almirón sabe que debe ser pragmático, por eso les dijo a sus jugadores: “Jugar bien también es ser inteligente”. Si bien también públicamente dijo que no era un momento para “hacer locuras” y que la situación pedía “correr y tener sacrificio”, en cuanto comenzó a trabajar con el grupo les pidió que ensayaran algunas de las cosas que más le gustan al entrenador. En la segunda práctica ya se vio que los arqueros estaban obligados a salir jugando a ras del piso y también que los delanteros y los volantes debían ser coordinados para poder ejercer una presión alta. Si bien no salió como quería ante Vélez, en algunos momentos se intentó poner en práctica los pedidos del DT.
Jorge Almirón, el hombre que cada tanto se encarga de aclarar que no sabe por qué tiene fama de “bicho raro”, entendió que para reconstruir a San Lorenzo debía barajar nuevamente y comenzar a montar ladrillo por ladrillo para edificar un grupo que pudiera comprender cómo conseguir una identidad.