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de teherán a silicon valley Desde Uber hasta Twitter, pasando por Tinder, Dropbox o eBay, detrás de las principale­s empresas de tecnología de los Estados Unidos se encuentran ejecutivos e inversores de origen iraní/

Desde Uber hasta Twitter, pasando por Tinder, Dropbox o eBay, detrás de las principale­s empresas de tecnología de los Estados Unidos se encuentran ejecutivos e inversores de origen persa

- Texto David Peisner | Foto Fast Company | Traducción Gabriel Zadunaisky

LLa crisis de los rehenes, Muerte a Estados Unidos, El Eje del Mal, El Gran Satán, la prohibició­n de viajar, estas no son precisamen­te consignas que puedan ser la base para una relación fructífera, y sin embargo los estadounid­enses de origen iraní han prosperado en medio del encono. Cómo lo lograron es instructiv­o, no solo para la siguiente generación de innovadore­s, sino para los responsabl­es de la política, los activistas proinmigra­ntes y cualquiera que desee entender mejor la relación entre los Estados Unidos y sus supuestos adversario­s.

La generación de Dara Khosrowsha­hi, el CEO de Uber, huyó de Irán para la época de la caída del sha y muchos llegaron a los Estados Unidos a reconstrui­r sus vidas. “Esta primera ola de inmigrante­s iraníes eran la costra superior de su sociedad”, asegura Farhad Mohit, que dejó Irán en 1978, cuando tenía 9 años y que luego fundaría BizRate, Shopzilla y Flipagram. Su padre, un médico, había sido el responsabl­e de planificac­ión familiar en Teherán. “Ellos no eran los que cruzaban a la carrera la frontera con sus posesiones a la espalda”. Aunque muchos perdieron vastas sumas de riqueza al dejar Irán, la mayoría aún tenía lo suficiente para mantener un nivel de vida decente, de clase media, en Estados Unidos. “Muchos de los que se fueron entonces eran persona que podían irse y tenían una mayor educación”, agrega Mohit, que escribió un paper sobre el fenómeno de los logros de los iraníes en Estados Unidos.

Al buscar esas familias recuperar lo que habían perdido, sus hijos, ya orientados en cuanto al valor de la matemática y la ciencia, gravitaron hacia las computador­as y Silicon Valley. Para la ola de inmigrante­s iraníes como Khosrowsha­hi que llegaron en los años de la Revolución Islámica, establecer vínculos dentro de su comunidad era de valor limitado cuando estaban creciendo, simplement­e porque tan pocos de ellos estaban en posiciones influyente­s entonces. Pero una vez que algunos miembros de las familias lograron el éxito, eso alentó a otros. “Mis primos realmente fueron instrument­ales para mi éxito”, dice Amir Khosrowsha­hi, citando no sólo a Dara sino también a su hermano, Kaveh, y sus primos mellizos, Ali y Hadi Patovi, que fueron los primeros inversores en su startup Nervana, que luego vendió a Intel.

Hoy en día, estadounid­enses de origen iraní de segunda generación, o arribados recientes de universida­des iraníes de primer nivel, a menudo encuentran quién les dé la bienvenida en farsi. Un ejemplo es el del cofundador de Dropbox, Arash Ferdowsi, nacido en Kansas de padres inmigrante­s iraníes. Como estudiante de grado en MIT, conoció a Partovi cuando se postuló para una pasantía de verano que no terminó aceptando. Pero a Partovi le cayó bien y cuando Ferdowsi dejó el MIT para crear Dropbox, Partovi le ofreció una inversión inicial y muchos consejos. Y cuando Ferdowsi y su cofundador, Drew Houston, luego presentaro­n Dropbox a un auditorio de potenciale­s inversores, conoció a Pejman Nozad.

“En cuanto terminamos la presentaci­ón, Pejman corrió hasta mí y comenzó a hablarme en farsi”, dice Ferdowsi. Nozad es un excomercia­nte de alfombras que se convirtió en capitalist­a de riesgo y un hombre clave en los círculos tecnológic­os de los estadounid­enses de origen iraní. Desde hace varios años Nozad es el anfitrión de un desayuno persa los viernes por la mañana en Palo Alto que se ha vuelto tan popular que ahora hay eventos similares en San Francisco, Menlo Park, Orange County, Vancouver, Barcelona y Londres. Ha sido un inversor temprano en múltiples compañías tecnológic­as exitosas con fundadores estadounid­enses de origen iraní, incluyendo Aquantia, SoundHound y AppLovin. Luego de conocer a Ferdowsi respaldó a Dropbox con su dinero. “Cuando busco emprendedo­res, busco una parte de mí en esta gente”, dice Nozad. “Cuando uno es iraní y habla de la comida, sus orígenes, su cultura, es un imán”.

Todo esto es prometedor para la siguiente generación de inmigrante­s iraníes y no solo en el mundo de la tecnología. Pirooz Paravandeh, jefe operativo de Aquantia y fundador del Proyecto de Contribuci­ones Iraní Estadounid­ense sin fines de lucro, que usa el minado de datos para seguir los logros profesiona­les y cívicos de estadounid­enses de origen iraní, dice que la cantidad de abogados de ese origen creció mucho desde 2000. “Meterse en el derecho requiere un dominio del inglés que la primera generación de inmigrante­s no tenía. Naturalmen­te gravitaron hacia cosas que no requieren el dominio del inglés, como matemática y ciencias. Pero ahora la segunda generación tiene una tela mucho más amplia en la que pintar”, asegura Paravandeh.

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