“Empezar de nuevo te hace muy creativo”
Milo Lockett dijo presente en el encuentro de Innovación, y en un mano a mano con Martina Rua, periodista de la nacion, el pintor chaqueño habló de sus inicios, de cómo supo reinventarse durante la crisis del 2001 y de su último viaje a China.
–Tomó la decisión de ir a China porque quería tener una experiencia distinta. ¿En qué consistió?
–Todos los que tenemos la fantasía de ir a China, vamos con una idea, pero allá nos encontramos con una realidad totalmente distinta. Para mí fue algo increíble. Primero, porque tenía mucha curiosidad; segundo, porque me gustaba esta cosa de desarrollarme, de innovar y de reinventarme, ir a una cultura que no me conoce y empezar de nuevo. Empezar de nuevo te hace muy creativo y es algo muy argentino.
–¿Qué pasó al regreso?
–Volví con unas ganas de trabajar increíbles, me apareció el deseo de reforzar el trabajo. Cuando me fui, ya estaba pensando en la idea de buscar un mercado distinto y China lo es, está creciendo.
–Antes fue emprendedor textil, pero ¿qué pasó en 2001?
–En 2001 perdí todo. Hice una apuesta grande, armé una fábrica de remeras en el Chaco, “la tierra del algodón”, pero salió todo mal. Lo que a mí me dejó 2001, después de tanto conflicto y lucha con la fábrica, es que perdí el miedo de perder. Generalmente, cuando nos empieza a ir un poco bien, empezamos a cuidar la parte económica. Me parece que, si uno quiere innovar y crecer, se tiene que arriesgar.
–Usted arriesgó y también apuesta por la educación, que no es un camino fácil de transitar…
–La gran deuda interna que tiene hoy la Argentina es con la educación. Tenemos que reinventar el sistema educativo, hacer una apuesta fuerte, porque es la primera herramienta para salir del lugar donde estamos. Un país que no invierte en educación pública, gratuita y de calidad no puede crecer.
–Su ser chaqueño está muy presente en su obra. ¿Cuál es la mirada?
–Yo amo el Chaco porque lo recorrí, conozco toda la provincia y cada tanto me invento proyectos para recorrerlo. El último proyecto duró un año y cuatro meses, hice todo El Impenetrable. Tengo un cariño muy particular porque mis abuelos fueron de origen muy humilde, irlandeses, y fue una provincia que los recibió.
–¿Hay que ser caradura para que las cosas salgan?
–Para mí sí, 2001 me dejó eso. Perdí el miedo de salir y decir “no tengo nada y tengo que empezar de nuevo”. Cuando me encontré con la pintura de nuevo dije “por qué no”. Hay que perderle el miedo al fracaso, muchas veces me da risa cuando me ven o me saludan como una persona exitosa, porque no tienen idea de todo el recorrido que hice.
–¿Qué tan presentes están sus inicios y ese 2001?
–En 2005, cuando empiezo a llegar a Buenos Aires, estaba muy mal económicamente. Paraba en un hotel frente al Café Tortoni y no podía ni pagarme un café. En 2017 me dieron un premio: La orden del Tortoni. Cuando me eligen no lo podía creer. Está bueno cuando uno puede capitalizar su experiencia no desde el resentimiento de no haber tenido, sino desde la experiencia.
–¿Qué es innovar?
–Innovar es la capacidad que uno tiene para reinventarse.