LA NACION

US$90,3 millones. Hockney, récord para un artista vivo

En Christie’s de Nueva York, la subasta superó la marca de Jeff Koons

- Alicia de Arteaga

Nevaba en Nueva York cuando el rematador de Christie’s bajó el martillo en 80 millones de dólares por el cuadro de 1972 de David Hockney. Es la pintura sin drama de un hombre infeliz, agobiado por el recuerdo de su amor perdido. Peter Schlesinge­r, su examante y exalumno, lo había abandonado un año antes. Se supone que es el propio Schlesinge­r, como si fuera un Hockney desdoblado, quien contempla al borde de la piscina al nadador bajo el agua.

Sumadas las comisiones, el precio final es de 90,3 millones, el valor más alto pagado jamás por la obra de un artista vivo. Casi duplica el récord anterior de

Balloon dog, de Jeff Koons, rematado en 2013 por 58,4 millones de dólares.

Viene de tapa Este cambio de paradigma estético deja atrás las superficie­s esmaltadas de las obras cuasi industrial­es de Koons y consagra nuevamente la pintura-pintura, cercana al pop y a la paleta más extrema de la Escuela de Londres.

Un verdadero salto mortal consagró la obra del artista, de 81 años, y la convirtió en un récord histórico.

En sus comienzos, ni el propio Hockney tomaba demasiado en serio sus cuadros, anecdótico­s, asociados a escenas de su vida abiertamen­te gay cuando la homosexual­idad en Gran Bretaña estaba fuera de los límites políticame­nte correctos. A pesar de Bacon.

Muchas de las obras son retratos de sus amantes o examantes, como en este caso.

Hockney era profesor de la Universida­d de California en Los Angeles (UCLA) cuando se enamoró de Peter Schlesinge­r. Para alguien que nació en una tierra sin sol, las piscinas california­nas son todo un tema.

Hockney estudió en el Royal College of Art, fue amigo del gran Kitaj y expuso por primera vez a los 26 años en la prestigios­a galería Whitechape­l. Retrato de artista. Piscina con dos figuras es, sin dudas, su cuadro más famoso. La pintura fetiche de su vida de artista. La tapa de todos sus libros y el póster obligado de todas sus muestras. La obra llegó a las tarimas de Christie’s en un momento luminoso y glorioso para el pintor, que nunca estuvo en el pelotón de los más caros, como Warhol, Basquiat o Koons.

Las muestras de la National Gallery, la Tate Britain, el Metropolit­an de Nueva York y el Guggenheim de Bilbao le dieron el paso al olimpo de los dioses del arte.

Para que esto sucediera, ocurrió primero un cambio de estética, un “nuevo gusto”, impulsado por compradore­s jóvenes y por una tribu que amó sus piscinas de aguas turquesas pobladas de Apolos bronceados .

La rematadora no difundió la identidad del comprador ni del vendedor, pero en los círculos bien informados trascendió que el cuadro fue enviado a remate por el millonario radicado en las Bahamas Joe Lewis, dueño del club de fútbol Tottenham Hotspur. En cuanto al comprador… silencio de radio.

Estaban en la sala el coleccioni­sta Martin Margulies y el más poderoso galerista del planeta, Larry Gagosian; sin embargo, la última oferta llegó por teléfono, tras una puja que comenzó en 18 millones de dólares y en medio minuto había llegado a 60 millones. Dos años de atrás, el inglés de California vendió por primera vez un cuadro arriba de los 10 millones de dólares. Extrañas paradojas de un mercado sin reglas en un mundo cada vez más desigual.

David Hockney es un artista inmensamen­te popular en Gran Bretaña. Su muestra en la National Gallery tuvo un récord de visitantes y la repercusió­n mediática cruzó el Canal de la Mancha. Las piscinas bucólicas de casas modernas pintadas de blanco, por donde circulan efebos dorados, fueron incluidas en la recordada muestra del Retrato Masculino organizada por el Museo d’orsay. El éxito, bien promociona­do por la dupla Pierre et Gilles, obligó a prolongarl­a dos veces.

Hockney nació en Bradford en 1937, pero su campo de acción fue siempre California. Su repertorio creativo no se limita a la pintura: es un reconocido diseñador, ha ilustrado libros, y producido videos y escenograf­ías marcadas por el inconfundi­ble brillo de cuatro décadas de luz california­na.

En los últimos años incursionó en el arte digital usando iphone y ipad para crear naturaleza­s muertas y hasta su primer retrato de la realeza: una imagen de la reina Isabel II y Felipe, duque de Edimburgo, de espaldas, parados en una barcaza contemplan­do el desfile del Jubileo en 2012.

 ??  ?? Portrait of an artist (Pool with two figures) David Hockney, 1972
Portrait of an artist (Pool with two figures) David Hockney, 1972
 ?? Afp ?? Ayer, la escena en Christie’s, donde no se supo el nombre del comprador
Afp Ayer, la escena en Christie’s, donde no se supo el nombre del comprador

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina