LA NACION

“Hay que saber tomar distancia, los premios son subjetivos”

Drexler, el gran ganador de la noche, instó a unir a los músicos latinos a pesar de las diferencia­s de estilos

- Sebastián Espósito

LAS VEGAS.– El uruguayo Jorge Drexler fue el gran ganador en la 19ª entrega de los Latin Grammy. En medio de una industria y una ceremonia que priorizan la música súper y sobreprodu­cida, la canción artesanal, aquella que nace de una pequeña idea y que crece hasta el cosmos, tuvo su gran noche. El hombre que se encargó de este milagro sabe de hazañas, como la de ganar un Oscar y construir una carrera saludable, prolífica e inspirador­a. El uruguayo al que se le ocurrió la imagen de un Salvavidas de hielo, el disco que se llevó el álbum del año en la categoría cantautor y el que contiene a esa cenicienta que es “Telefonía”, que la Academia Latina distinguió con otros dos premios, Canción y Grabación del Año.

Aguardamos por él en la sala de prensa, una sala abarrotada de colegas que esperaban a esta altura volver a toparse con el colombiano J. Balvin. La sorpresa del premio. “Yo vine aquí a celebrar, a encontrarm­e con colegas. Esto es un encuentro sin igual: hace unas décadas el hombre se dio cuenta de que la diversidad es el camino. Nosotros en América tenemos 500 años de diversidad. Que viva [Jorge Luis] Borges, que viva [Fernando] Pessoa, que viva Atahualpa Yupanqui, que viva Carmen Miranda, que viva el reggaetón. Abramos los brazos que el mundo ya está bastante dividido, dijo. ¿Dónde guardará el premio?, lo consultamo­s. “Encontrare­mos un lugar, uno muy distinto del lugar donde se hacen las canciones. Hay que saber tomar distancia: los premios son subjetivos. ¿Sabés lo que es que alguien te diga que durmió a su hijo con una canción tuya? Eso también es un premio”. A los que están aprendiend­o también les dedicó unas palabras. “Estamos parados sobre los hombros de gigantes. Leamos, escuchemos, investigue­mos. Cuando Joaquín Sabina me dijo que escriba una canción en décima yo no tenía idea. Yo había estudiado Medicina y me puse a investigar. La canción me ha dado muchos regalos, pero el mayor es iberoameri­cano. El reggaetón impregna las salas de baile de todo el mundo como pasó en su momento con el tango. Sigamos haciéndolo, no nos restrinjam­os, no establezca­mos categorías”, dijo Drexler. Hacia el final de su charla con la prensa, el músico uruguayo aprovechó para referirse a los inmigrante­s. “Yo soy un inmigrante, mi hijo es un inmigrante, mi padre es un inmigrante. ¿Quién no es inmigrante en esta sala? Hagámonos los exámenes genéticos. No es que haya una caravana de inmigrante­s desesperad­a por llegar al norte. Nuestra especie no hace otra cosa que migrar. La inmigració­n nunca es un acto banal. Tengamos respeto y sepamos que la historia es circular. Más vale que aprendamos más temprano que tarde”, reflexionó. Y concluyó con unas palabras a su padre: “Estará orgulloso. Le fallé como médico. Soy el hijo mayor de una familia de médicos y tendría que haber seguido ese trabajo. Pero no le fallé con intentar ser feliz, con perseguir el sueño que tenía”.

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