Tecnología para enfrentar los riesgos de clima,
Cada año, al comenzar una nueva campaña, el productor enfrenta dos grandes variables que no controla: el clima y los mercados.
Para darles cierta previsibilidad a los precios, puede elegir anticipar sus ventas (forward) o usar herramientas como los futuros y opciones Pero cuando se trata del clima, solo cuenta con el seguro contra granizo: ante sequías e inundaciones… el productor está descubierto. El campo perdió su carácter bucólico para convertirse en un desafío productivo apalancado en la inversión y la innovación tecnológica. Y en este pívot entre tecnología y clima, como socio fundador de S4, me pregunto ¿qué paso con la innovación en los productos para gestionar el riesgo climático (seguros)? Nada. Las mismas pólizas de granizo de hace 50 años son lo único que tiene a mano el productor para gestionar el riesgo climático.
Hoy el mercado reaccionó y vio la oportunidad de innovar en este campo. Bases de datos satelitales, más procesos de big data en la nube, permitieron desarrollar un índice de riesgo de cultivos con escala global. Este índice es reflejado en el mercado de Rofex y utilizado por tomadores de riesgo, como Munich Re, para ofrecer cobertura a los agricultores.
Los índices se construyen con una base de datos de imágenes satelitales de todo el planeta y tienen una historia que arranca en el 2000. Con procesos de Machine Learning, se pudieron desarrollar algoritmos que reconocen los cultivos: cada cultivo tiene su “firma espectral” como si fuese un “código de barras”. Además de saber qué cultivo es (soja, maíz, trigo, etc.), otro algoritmo nos permite “tomarle el pulso” y conocer cómo está creciendo, en qué etapa de desarrollo se encuentra y cuál es su vigor. Así, se construyen índices que reflejan el crecimiento de cada cultivo en cada localidad. Luego, conociendo la historia del índice en cada localidad, se desarrolla el modelo matemático de riesgo. Este cálculo del riesgo permite que un “tomador de riesgo” cobre una prima a cambio de indemnizar a los agricultores cuando el índice cae por debajo de un valor pactado. Y todo esto en forma automatizada, sin peritos ni inspecciones a campo. Estos índices se aplican por igual en la Argentina, Brasil, EE.UU. y Uruguay, y hay pruebas piloto en Paraguay, Ucrania y Rusia.
Hay otros actores de la cadena que también se ven seriamente afectados ante una sequía o inundación, todos aquellos que vendieron bienes y servicios al agro a través del crédito. Sus cobranzas estarán afectadas si sus clientes sufren una sequía, afectando seriamente la vida de los pueblos rurales.
La agricultura, esa “fábrica sin techo” tan tecnológica, ahora puede estar “cubierta” contra las sequías e inundaciones, dándole previsibilidad al negocio. Cuando hay previsibilidad, la inversión aumenta y por lo tanto, la producción también.