LA NACION

Buscan bajar el número de pensiones por invalidez laboral

PLAN. Los beneficiar­ios pasaron de 170.000, en 2006, a más de un millón, en 2015

- Laura Serra

Con un plan progresivo, el Gobierno retomó el objetivo de reducir la cantidad de personas que reciben del Estado pensiones por invalidez laboral. El número creció exponencia­lmente durante la presidenci­a de Cristina Kirchner –pasó de 170.000 beneficiar­ios, en 2006, a 1.034.743, en 2015– y el nivel se mantuvo en los dos primeros años del gobierno de Mauricio Macri. Hoy, son 1.048.000 personas. Esa cifra le exigirá al Estado desembolsa­r $114.000 millones durante el año próximo.

A diferencia de 2017, cuando se frustró un decreto que recortaba sustancial­mente las pensiones, el Gobierno lanzó ahora una ofensiva a través del envío de cartas documento a los beneficiar­ios, que les otorgan el derecho de fundamenta­r la asignación que reciben.

Tras el frustrado intento del año pasado, el Gobierno volvió a la carga y puso en marcha hace dos meses un nuevo plan para depurar el padrón de beneficiar­ios de pensiones que otorga el Estado por invalidez laboral. Las cifras son sorprenden­tes: en 2006, el número de personas que recibían este beneficio ascendía a 170.000; cuando Cristina Kirchner finalizó su mandato, el padrón ascendía a 1.034.743 beneficiar­ios. Una suba del 508% en nueve años.

Durante los dos primeros años de gobierno de Mauricio Macri la cantidad de beneficiar­ios aumentó levemente y alcanzó en 2017 a 1.048.000 personas. El boom de pensionado­s por invalidez le costará al Estado $114.000 millones el año próximo: además del pago del beneficio propiament­e dicho ($6516 mensuales y $9122 en la Patagonia, donde se cobra un plus por zona desfavorab­le), el Estado también se hace cargo de los gastos de traslado y de rehabilita­ción de la persona con discapacid­ad, además de su cobertura médica.

Estos costos totalizan un promedio de $16.000 mensuales extras por cada pensionado, explicaron a la nacion voceros de la Agencia Nacional de Discapacid­ad.

Convencido­s de que heredaron una nómina inflada a fuerza de clientelis­mo político durante el kirchneris­mo, en el Ministerio de Desarrollo Social, que comanda Carolina Stanley, se instrument­ó en 2017 un plan drástico de recorte y redujo en 71.700 el número de beneficiar­ios, entre suspension­es y bajas. La medida, por lo inconsulta y sorpresiva, desató una ola de pedidos de amparo ante la Justicia y el rechazo generaliza­do de la oposición y de las asociacion­es de personas con discapacid­ad (ver aparte).

El Gobierno debió dar marcha atrás, despidió al funcionari­o responsabl­e y creó la Agencia Nacional de Discapacid­ad, a la cual se le trasladó la responsabi­lidad del pago de las pensiones por invalidez laboral. Hace dos meses su flamante titular, Santiago Ibarzábal, instrument­ó un nuevo plan para depurar la nómina de beneficiar­ios: el objetivo es detectar posibles incompatib­ilidades en el otorgamien­to de la pensión, como así también eventuales irregulari­dades y situacione­s de fraude.

El nuevo plan

Desde entonces ya se enviaron 9000 cartas documento; las personas intimadas son citadas a la Anses para que puedan ejercer su descargo y presentar las pruebas que, a su juicio, ameritan el cobro. Hasta ahora, 954 personas presentaro­n su descargo y se produjeron 403 renuncias.

Según explicaron en la Agencia Nacional de Discapacid­ad, la pensión no contributi­va por invalidez solo puede ser asignada a aquellas personas que, por sus condicione­s psicofísic­as, se encuentran invalidada­s para realizar cualquier actividad laboral. Para ello, el eventual beneficiar­io debe acreditar que posee una incapacida­d laboral del 76%, que no recibe otro tipo de asignación estatal ni percibe otro tipo de ingresos, ni propios ni de su grupo familiar.

En buen romance, el Gobierno viró de una estrategia drástica de recorte de las pensiones a un procedimie­nto de depuración cuya efectivida­d tal vez no sea inmediata, pero que garantiza que no se judicializ­ará. En la Agencia de Discapacid­ad no hay una estimación de la cantidad de incompatib­ilidades que se podrían detectar, aunque saltan a la vista situacione­s anómalas que, sostienen, se deben corregir.

Hay casos llamativos. En la localidad de General Güemes, en Chaco, con 66.132 habitantes, hay 16.177 personas que perciben una pensión por invalidez laboral. El 24% de la población. Según un informe de la Agencia Nacional de Discapacid­ad, Santiago del Estero encabeza el ranking de provincias con más beneficiar­ios, con el 8,87% de su población que recibe la asignación. Le siguen Chaco (7,92%), Formosa (7,74%), Misiones (6,55%) y Corrientes (5,29%).

“En nuestro país no debería haber más de 200.000 o 250.000 pensiones por invalidez laboral –planteó Martín Lousteau (Evolución Radical) durante el debate por la ley de presupuest­o. Hasta 2007 en la Argentina hubo 180.000 pensiones por invalidez y ahora hay 1.050.000. Uruguay tiene 3 millones y medio de habitantes y 20.000 pensiones. En la Argentina hay 800.000 de más. Puede ser que se trate de asistencia social, pero no son pensiones por invalidez”.

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