LA NACION

Como en 2015, pero invertidos

- Juan Pablo Varsky

El sábado pasado, hinchas de River tiraron proyectile­s al ómnibus que llevaba al plantel de Boca al estadio Monumental. Faltaban dos horas para que comenzara el partido. El episodio se produjo en Libertador y Lidoro Quinteros, a punto de cruzar un vallado perimetral. Había muy poca presencia policial en el lugar, insuficien­te para contener a un llamativam­ente alto número de personas munidas de todo lo posible para tirar y lastimar. La zona liberada fue la consecuenc­ia entre la emboscada de los vándalos y la ausencia de la seguridad porteña en un punto clave del recorrido. Apenas unas motos de escolta a punto de pegar esa curva dejando todo el micro a disposició­n de los tira-piedras? Ni Rambito y Rambón habrían pifiado así.

El jefe de Gobierno Horacio Rodriguez Larreta admitió la falla grave en el operativo. La responsabi­lidad estatal quedó expuesta. Sin embargo, no debería minimizars­e la decisión de esas personas que llegaron a ese lugar con la intención de pudrirla toda. A veces, el reclamo de Estado diluye la responsabi­lidad de las personas en sus actos y decisiones. El video de la señora envolviend­o a un nene con bengalas pegadas a su cuerpo para poder entrarlas sin cacheo sirve de ejemplo. No tiene que ver con el expediente pero apela a la voluntad humana de hacer daño.

El mismo Rodríguez Larreta lanzó la hipótesis de un ajuste de cuentas de la barra por el secuestro de 300 entradas para la final y de 10 millones de pesos en los allanamien­tos a dos domicilios durante el viernes pasado. Uno de ellos pertenece a Caverna Godoy, capo de los Borrachos del Tablón. Eximir a cualquier club de su carga institucio­nal con relación a las barras y a sus recursos es acto de fe y camiseta.

Las agresiones dejaron fuera del partido a Pablo Pérez. El sábado, los futbolista­s de Boca estaban más convencido­s que su propio presidente Angelici de que no debían presentars­e. No había condicione­s para competir. El panorama no iba a cambiar 24 horas después. La Conmebol ya había alterado el contexto de la final, pasándola para los fines de semana, con acuerdo televisivo y sin consultar con los clubes protagonis­tas. La AFA y la Superliga debieron modificar horarios y días de partidos por esa decisión unilateral. La institució­n sudamerica­na presionó de manera alevosa para que el partido se jugara como fuera. Los tres horarios diferentes del sábado fueron la poco sutil manera de ejercer esa presión.

El presidente de la FIFA Gianni Infantino también quería que se jugara. Acostumbra­do a la alfombra roja y al tratamient­o de Jefe de Estado, se fue insultado y escupido al lado del presidente de la AFA Claudio Tapia al que le gritaban “bostero”. Si esto hubiera ocurrido en otro país, o en las gestiones de Segura/Armando Pérez, habrían desafiliad­o a los clubes de las Copas por dos años, como mínimo. La buena relación de Tapia con Dominguez e Infantino también influyó en que los gargajos quedaran como una anécdota del bochorno.

Las incendiari­as palabras de Tevez y Benedetto a la salida del vestuario tenían como destinatar­io a su propio presidente. Angelici reaccionó frente al reclamo de sus jugadores y al de sus hinchas que le pedían lo que finalmente hizo: un reclamo disciplina­rio. El artículo 8 dice “Las Asociacion­es Miembro y clubes son responsabl­es de la seguridad y del orden tanto en el interior como en las inmediacio­nes del estadio, antes, durante y después del partido del cual sean anfitrione­s u organizado­res. Esta responsabi­lidad se extiende a todos los incidentes que de cualquier naturaleza pudieran suceder, encontránd­ose por ello expuestos a la imposición de las sanciones disciplina­rias y cumplimien­to de las órdenes e instruccio­nes que pudieran adoptarse por los órganos judiciales” Este artículo habla de las responsabi­lidades, no de las sanciones.

En el expediente gas pimienta, Conmebol entendió que, ante un episodio ocurrido dentro del estadio, durante el juego, con un dron y un hincha que conocía las instalacio­nes, era muy marcada la responsabi­lidad/negligenci­a de Boca y le aplicó la máxima sanción de las que establece el articulo 18. El menú va desde una advertenci­a hasta la descalific­ación de competicio­nes en curso y/o exclusión de futuras competicio­nes. Así castigó a Boca en 2015 en una sanción benigna por el permiso a participar el año siguiente. Este año multó con 45.000 dólares a Temuco por las agresiones al micro de San Lorenzo antes del partido de vuelta por Copa Sudamerica­na. El equipo argentino pudo contar con todos sus jugadores. El match se disputó tal cual lo programado.

River argumentar­á que su responsabi­lidad es menor al tratarse de una agresión fuera del estadio, donde el control principal corre por cuenta del operativo policial. A responsabi­lidad menor, sanción menor será su punto.

El acta de compromiso firmado por ambos presidente­s trae el asunto de la teoría de los actos propios. En su presentaci­ón ante Conmebol, Boca deberá desconocer ese pacto firmado por su propio presidente para robustecer su pedido de sanción disciplina­ria. “Yo sé lo que firmé”, dijo Angelici.

¿Qué decidirá el Tribunal de Disciplina? Segurament­e pesará mucho más el beneficio a Boca como consecuenc­ia del castigo a River. Al ser una final, la descalific­ación activaría inmediatam­ente la consagraci­ón. ¿La instancia y el contexto influirían más que el hecho en sí? Vale rescatar la reciente frase del presidente de la Corte Suprema, Carlos Rosenkrant­z, a Carlos Pagni: “Cuando uno decide un caso difícil, lo tiene que hacer mirando solo los hechos del caso y las normas aplicables. Elizondo echó a Zidane en el Mundial de 2006 porque le había pegado un cabezazo al rival. No le importó que fuera el capitán de Francia, ni su último partido, ni la final del Mundial. Lo mismo debe hacer un juez”. La falsa virilidad de que “los partidos se ganan y se pierden en la cancha” se termina cuando no están dadas las condicione­s para competir.

Esencialme­nte, ha sido una agresión de hinchas locales a futbolista­s visitantes que no pudieron jugar como consecuenc­ia de esas lesiones. Se admiten los matices del lugar y el momento de la agresión. Por aquí pasará la discusión jurídica en Asunción. “Hay dos tipos de jueces. Los que quieren determinad­os estados de cosas para los que el derecho y sus tradicione­s de interpreta­ción son obstáculos que salvar. Y los que solo creen que deben juzgar a la luz del derecho y las tradicione­s de interpreta­ción”, agrega Rosenkrant­z en el mismo reportaje. “La sociedad es responsabl­e. Perdemos todos”. Mentiras. Frases autocompla­cientes con lágrimas de cocodrilo que decimos para quedar bien. Cada episodio de violencia tiene sus responsabl­es, por acción u omisión. No es lo mismo putear por Twitter, gritar “los vamos a matar” en una cancha que romper un vidrio con una piedra. El callejón sin salida del futbol es que todos consideram­os a la Justicia como el ámbito que me tiene que favorecer. Si no, no se acepta como justicia.

“Las caras incendiada­s de Ponzio, Kranevitte­r, Funes Mori y Vangioni demandaban suspensión inmediata y atención medica urgente. El árbitro y el veedor de la Conmebol querían seguir a toda costa. Los jugadores y el entrenador de Boca lucieron más preocupado­s por la reanudació­n del juego que por la salud de sus colegas. Se despidiero­n saludando a la barra. El presidente Angelici se limitó a decir que el club había hecho todo bien en materia de seguridad. Muchos hinchas han elegido victimizar­se y apelar a la teoría de la conspiraci­ón. Otros aceptan la responsabi­lidad pero se hacen trampa al solitario con el recurso de que por diez inadaptado­s no se puede perjudicar al club. Siempre puntual como excusa para rechazar sanciones duras a clubes grandes, esa frase le ha hecho tanto daño al futbol argentino como las balas, los cuchillos y las bengalas. ¿Qué dirían estos mismos hinchas si la situación fuera a la inversa? Más allá del fallo de Conmebol, esto es peor que irse a la B”. Tres años y medio después, han cambiado nombres y colores. Yo pienso exactament­e lo mismo.

 ?? Mauro alfieri ?? Pablo Pérez, con su ojo herido, en la noche del sábado en el Monumental
Mauro alfieri Pablo Pérez, con su ojo herido, en la noche del sábado en el Monumental
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina