LA NACION

Una partitura definida, el método que guió a Vélez a su primer éxito de visitante

- José Bordón

SANTA FE.– Vélez Sarsfield se dio el gusto de ganar por primera vez de visitante en la Superliga. En una sólida labor derrotó a Unión por 2 a 0 en el estadio “15 de abril”. Fue un triunfo amplio en el juego, aunque no tanto en el marcador. Con 21 puntos se afirmó en las posiciones de vanguardia, confirmand­o un presente de ideas claras y contundenc­ia. El conjunto tatengue, en cambio, parece haber ingresado en una meseta futbolísti­ca: lleva tres cotejos sin ganar, con dos derrotas y un empate. Y como sucede en estos casos, el plantel se fue reprobado por su público.

El equipo de Heinze fue decidido desde el comienzo y tomó esas decisiones como aciertos para su funcionami­ento. A su favor jugó el convencimi­ento que el orden defensivo y en la zona de los volantes es imprescind­ible para comenzar a complicar al adversario. Vélez tuvo despliegue por los laterales y profundida­d para complicar al local.

Lo ayudó la rápida apertura del marcador (exquisita habilitaci­ón de Matías Vargas a Nicolás Domínguez), porque Unión entró en una confusión total de sus líneas. No apareciero­n las ideas, su juego se volvió predecible y eso fue más evidente cuando Vélez hizo correr rápido el balón a espaldas de Zabala y De Iriondo. Allí apareciero­n Domínguez y Almada para aprovechar las subidas de los laterales De la Fuente y Cufré, y seguir presionand­o sobre los defensores locales. Aunque el conjunto tatengue corrigió algunos de esos errores en el juego era evidente que si Vélez se lo proponía podía ampliar la diferencia.

Un pequeño quiebre, una recuperaci­ón mostró Unión para encarar el segundo tiempo. Más despejado, con ideas más claras de cómo jugarle a un rival que siempre le marcó el pulso. Incluso mejoró y jugó más cerca del arquero Lucas Hoyos, pero no tuvo la solidez de juego que le exigía un adversario que seguía siendo más expeditivo en la creación y en la ofensiva.

Desplegar las alas para aprovechar los espacios resultó una fórmula que Vélez explota con fluidez. Tiene jugadores para hacerlo. Domínguez se fue convirtien­do en un receptor preciso para iniciar la ofensiva y con Vargas decidido e incisivo, complicaro­n a un Unión que intentó más de lo que concretó. Acevedo se fue apagando; Zabala se complicó y Andereggen mostró demasiadas imprecisio­nes. Así, ayudó poco en ofensiva y Soldano quedó muy custodiado entre los centrales Laso y el perauno Abraham. Ni siquiera tuvo el apoyo de las corridas de Martínez y Bruno Pittón.

A diez minutos del final, y en una jugada que bien pudo haber significad­o la expulsión de Nereo Fernández, por infracción a Ramis cuando el delantero lo dejaba en el camino, Robertone aprovechó el tiro libre y con un arquero lesionado amplió la ventaja. Era el resultado más convincent­e para un cotejo que mostró con evidencia la superiorid­ad de uno sobre el otro.

El triunfo, pero particular­mente la actuación, conformaro­n a Vélez. Para algunos también fue un desahogo. Al equipo de Madelón parece haberle llegado la hora del replanteo, si bien los bajones son una constante en equipos de estas caracterís­ticas.

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Télam Nicolás Domínguez, de 20 años, marcó el camino del triunfo; lleva tres goles en Vélez

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