Con marchas y la ciudad sitiada, el Gobierno enfrenta una semana clave
Se restringirá el transporte público y se endurecerán los controles migratorios; los grupos anticumbre buscarán ganar la calle, pero, afirman, lo harán en paz
Con el transporte público cancelado, varias autopistas cerradas, los aeropuertos restringidos y manifestaciones programadas en toda la ciudad, la Cumbre del G-20 traerá una de las semanas más complicadas para el Gobierno. Un fuerte operativo con 22.000 efectivos buscará garantizar la seguridad de los jefes de Estado de la cumbre y neutralizar posibles disturbios.
El Gobierno endurecerá los controles migratorios con el fin de evitar el ingreso al país de activistas extranjeros anticumbre. Se profundizarán además las tensas negociaciones que el oficialismo inició con las organizaciones sociales locales que se oponen al G-20 para intentar contenerlas. Aunque el Gobierno tiene su foco puesto en ellas, las organizaciones insisten en que no generarán disturbios, aunque sí saldrán a ganar la calle.
Como si fuera poco, a estas restricciones se les suma un paro por conflictos gremiales de Aerolíneas Argentinas el lunes, que dará comienzo a una semana en la que trasladarse y viajar será casi imposible. Se impedirá el acceso a las zonas del Teatro Colón, de Puerto Madero y microcentro, el área que rodea a Costa Salguero y Aeroparque y hasta algunas áreas de Palermo. Moverse de un lugar a otro en la ciudad resultará una odisea.
En relación con los atentados anarquistas ocurridos en el cementerio de la Recoleta y en la casa del juez Claudio Bonadio la semana pasada, el vocero del área de seguridad del G-20, Agustín Cronenbold, explicó: “No hay cambios por ahora en la seguridad. No habrá ni más ni menos efectivos. El operativo es el que se anunció en los medios, con 20.000 agentes y tres anillos de seguridad. Lo que pasó con los anarquistas no cambió el operativo madre. Solo desde el Ministerio de Seguridad adelantaron algunos operativos de prevención”.
Aunque hay grupos anarquistas locales, también se teme por la llegada de activistas extranjeros, como Black Bloc, un grupo que suele manifestarse en contra del G-20. Aunque no esperan disturbios, el Gobierno endureció el control de los extranjeros que ingresan al país. Se investigarán los vuelos que los pasajeros hayan hecho en las últimas 48 horas, se hará un control anticipado (antes de que el avión o buque parta), se averiguarán antecedentes de los pasajeros y se chequeará que no figuren en los registros globales de Interpol. El objetivo es evitar disturbios similares a los ocurridos el año pasado en Hamburgo, cuando un grupo de Black Bloc causó destrozos y se enfrentó a la policía alemana.
Otra de las organizaciones de arraigo internacional es Attac (Asociación por una Tasa a las Transacciones Financieras especulativas para Ayuda a los Ciudadanos), creada en Francia hace 20 años. “Nosotros solo queremos marchar en paz junto a otras organizaciones. El clima está enrarecido por todo lo que pasó la semana pasada. Pero nosotros somos una agrupación pacífica. Consideramos que los organismos trasnacionales debilitan las políticas locales de los distintos países”, aseguró a LN/UTDT Luciana Ghiotto, de Attac Argentina.
Los grupos locales también preocupanal Gobierno, aunque se mostraron confiados en con tenerlos. B a rrios de Pie anunció que el próximo jueves 29 se manifestará en la Plaza del Congreso. Está previsto que la protesta finalice a las 18. La organización del G-20 prevé cerrar el perímetro de la zona a las 21. Si aún quedaran manifestantes en la plaza a esa hora, podría haber disturbios.
“Estamos organizando una semana de acción, que va del 25 de noviembre al 1º de diciembre. Se van a hacer debates, conferencias y un festival callejero con música el 28 y 29”, dijo Julio Gambina, de la CTA. Gambina es también uno de los miembros fundadores de la filial local de Attac. “Nuestra conducta va a ser pacífica, al contrario de lo que el Gobierno quiere hacer creer. Quieren que tengamos miedo y no nos involucremos”.
La CTA y el Frente Popular Darío Santillán forman parte de Confluencia Fuera G-20-FMI, una asociación que nuclea a distintas agrupaciones. A ella pertenece el Serpaj, la entidad del premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, que declinó un pedido oficial de mediación entre el Gobierno y las organizaciones anticumbre para asegurar la paz, aunque llamó a manifestarse sin violencia.
“Venimos planteando una agenda con otras organizaciones populares. Teniendo en cuenta el operativo fuerte de seguridad, vamos a readaptar las estrategias y a cuidarnos un poco más”, explicó Dina Sánchez, del Frente Darío Santillán. “No somos generadores de disturbios. La conflictividad social hoy es consecuencia de las malas políticas del Gobierno. “Tuvimos reuniones con la ministra Stanley, pero el Gobierno solo nos brinda parches. Nosotros planteamos que exista diálogo con respuestas”, afirmó.