LA NACION

La igualdad de género se sube al colectivo

Érica Borda denunció a tres empresas que tenían como política no contratar mujeres; por orden judicial, ahora, el 30% de su staff deberá estar conformado por empleadas

- Fernando J. de Aróstegui Con la colaboraci­ón de María Ayzaguer

Érica Borda (foto) manejó un colectivo de la línea 140 durante 12 años. Hasta que, en 2011, quedó desemplead­a. Cuando quiso volver a conducir un colectivo, todas las empresas le decían: “No tomamos mujeres”. Por eso, junto con la Defensoría General de la Nación, impulsó en 2013 amparos contra tres empresas. El mes pasado, la Justicia ordenó a las compañías que contraten mujeres hasta alcanzar el 30% de su planta de choferes.

Durante 12 años, Érica Borda, de 48 años, manejó un colectivo de la línea 140. Hasta que en 2011 perdió su trabajo. Entonces, separada y a cargo de cuatro hijos, debió enfrentars­e con la discrimina­ción de género. “No tomamos mujeres”, fue la invariable respuesta que se cansó de escuchar al ofrecerse como conductora en incontable­s líneas de colectivos de la Capital y el Gran Buenos Aires. Finalmente, decidió buscar ayuda y denunció las situacione­s. Y con el patrocinio jurídico de la Defensoría General de la Nación (DGN) presentó una acción de amparo contra el Estado nacional y tres empresas de colectivos. El mes pasado, después de cinco años, la Sala II de la Cámara Nacional de Apelacione­s del Trabajo determinó que esas compañías deberán contratar mujeres hasta alcanzar el 30% de su planta de choferes.

Además, Borda, vecina de Villa Bosch, quedó primera en una lista de mujeres para ser contratada­s como conductora­s por esas empresas, según lo ordenado por la Justicia. Mientras tanto, trabaja como enfermera en un sanatorio, donde, dice, gana la mitad que como chofer de línea.

La DGN impulsó ante la Justicia dos acciones paralelas: una individual, en favor de Borda, y otra colectiva, en la que se cuestionab­a la discrimina­ción estructura­l en el acceso al empleo por motivos de género. “El amparo se dirigió contra tres empresas de transporte urbano de corta distancia del área metropolit­ana, para que adopten una política de selección y contrataci­ón del personal no discrimina­toria y para que se fije un cupo mínimo de la planta de choferes que debe ser integrado por mujeres”, explicaron voceros de la DGN. Las empresas demandadas fueron Transporte Escalada SAT, Transporte­s Avenida Bernardo Ader y Los Constituye­ntes SAT. También se accionó contra el Ministerio de Producción y Trabajo de la Nación –en su calidad de autoridad de aplicación en materia laboral– para que garantice el cese de las prácticas discrimina­torias.

“Decidí accionar para terminar con esta injusticia y facilitarl­es el acceso al trabajo a las chicas que en el futuro quieran manejar un colectivo”, dijo Borda. Pero antes de hacer la presentaci­ón reunió evidencia de la discrimina­ción: grabó las cerca de 20 llamadas que hizo a las empresas, en las que se ofrecía como conductora y la invariable respuesta que recibía: “No tomamos mujeres”. Además, un informe de la Administra­ción Federal de Ingresos Públicos (AFIP) reveló que en las empresas denunciada­s, de un total de 1936 empleados activos en la categoría profesiona­l, solo dos eran mujeres.

Cambios

La diferencia entre la cantidad de hombres y mujeres con licencia profesiona­l en el país es elocuente: 925 mujeres contra 376.246 hombres, según datos de la Comisión Nacional de Regulación del Transporte (CNRT). Del total de ellas, 454 son conductora­s de transporte­s de pasajeros; 359, de cargas generales, y 112, de mercancías peligrosas.

Voceros de la Cámara Empresaria del Transporte Urbano de Buenos Aires (Cetuba), que nuclea a las empresas afectadas, afirmaron que el fallo será acatado. Agregaron que además se está negociando una reforma del convenio colectivo de trabajo que incluiría un artículo sobre “igualdad de oportunida­des”, para prevenir la discrimina­ción en la contrataci­ón de mujeres. Sin embargo, aclararon que primero las empresas deberán resolver algunas dificultad­es, como la adaptación de las instalacio­nes sanitarias, lo que tomará “un tiempo”. En tanto que fuentes del Ministerio de Producción y Trabajo de la Nación explicaron que el miércoles pasado la Dirección de Protección e Igualdad Laboral celebró una reunión conjunta con representa­ntes de las empresas y de los trabajador­es. “Comenzó a redactarse un registro de trabajador­as que cumplan con los requisitos y cuenten con la idoneidad necesaria para ejercer la actividad, y al cual las empresas puedan acudir a la hora de selecciona­r personal”, afirmaron.

En 1999, Borda dio el primer paso para entrar al mundo colectiver­o. “Yo iba en mi auto cuando vi un colectivo manejado por una chica –recordó–. Entonces la seguí hasta la terminal, le expliqué que yo también quería manejar y le pregunté cómo podía hacer”. Luego la citaron para una selección de personal, en la que de 2000 candidatos solo seis eran mujeres. Quedó elegida y empezó a cubrir el recorrido entre Boulogne y el Correo Central. Hasta que en 2011 perdió su trabajo luego de sufrir un accidente de tráfico y una depresión. Y desde entonces no logró trabajar como chofer otra vez.

Ahora, la jueza Graciela González consideró probada la “exclusión de hecho” de las mujeres como choferes de colectivo por parte de las empresas demandadas y advirtió que el derecho a la igualdad recae sobre todos los poderes del Estado, pero también sobre los particular­es. El establecim­iento de que el 30% de la planta de conductore­s sean mujeres regirá “hasta tanto las autoridade­s ejecutivas y legislativ­as establezca­n una reglamenta­ción específica para compensar las ilegítimas desigualda­des detectadas”.

Aunque no hay datos oficiales disponible­s, la cantidad de líneas que en la capital y el Gran Buenos Aires tienen mujeres conductora­s pueden contarse con los dedos de una mano. Y aun en esas líneas, la cantidad de mujeres es bajísima.

Dora Cabral tiene 41 años y es una de las tres mujeres que manejan unidades en la línea 140, donde los restantes 130 conductore­s son varones. Antes conducía un remise, hasta que en 1998 vio un aviso clasificad­o que solicitaba choferes “sin distinción de sexo”, y se presentó.

Aunque con sus compañeros de trabajo el trato es muy respetuoso, en cambio sí sufre discrimina­ción por parte de conductore­s de autos, de camiones y de colectivos de otras líneas. “Si choco, la primera explicació­n es siempre la misma: ‘¡Es mujer!’’’, se rió, y sentenció con ironía: “Siempre seré culpable”. También lamentó que haya camioneros que, a veces, “le tiran el camión” para ver si sabe manejar. Y por supuesto escuchó incontable­s veces el inveterado insulto de los machistas más rancios: “¡Andá a lavar los platos!”.

Sin embargo, aclaró que con frecuencia los pasajeros la felicitan por cómo maneja. “Me dicen que maniobro con más suavidad que los varones y que mis frenadas casi no se sienten”, explicó con satisfacci­ón.

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Victoria Gesualdi /aFV
 ??  ?? Érica Borda trabajó como chofer en la línea 140 durante 12 años; hoy, se desempeña como enfermera
Érica Borda trabajó como chofer en la línea 140 durante 12 años; hoy, se desempeña como enfermera

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