LA NACION

Plan de retiro.

Cómo jubilarse sin resignar ingresos

- Mónica Fernández

No importa demasiado la fórmula que se utiliza para el cálculo ni el índice que se aplica para determinar su movilidad, lo cierto es que en la Argentina los haberes jubilatori­os siempre resultan escasos. Y la desigualda­d se agrava en dos casos particular­es: cuando el ingreso en actividad supera el tope máximo sobre el cual se realizan aportes a la seguridad social ($97.637 desde septiembre) y cuando se es trabajador autónomo.

Ahorros propios es la receta para contrarres­tar el mal de las jubilacion­es anoréxicas. Para armar un fondo de largo plazo, capaz de mostrar rendimient­os reales a través del tiempo y una acumulació­n de capital acorde con la necesidad de complement­o del haber jubilatori­o (en promedio representa menos del 60% del salario en actividad). Lo mejor es empezar joven y desplegar distintas alternativ­as de inversión: desde una canasta de títulos públicos hasta inmuebles para renta, fondos comunes de inversión diversific­ados y también seguros de retiro y/o de vida con capitaliza­ción.

Esta última alternativ­a tiene la ventaja de disciplina­r a los erráticos, ya que, como en otro tipo de seguros, el aporte acordado en la póliza se puede debitar mensualmen­te de la cuenta bancaria o tarjeta de crédito. A prueba de olvidos o tentación de derivar el dinero a gastos.

Otro dato a favor: el capital acumulado no está alcanzado por el impuesto a los bienes personales y se espera que en algún momento puedan tener ventajas impositiva­s relevantes sobre ganancias (hay una ley aprobada desde diciembre de 2017 que no fue reglamenta­da).

“El diseño de este tipo de productos busca consolidar un fondo que permita complement­ar la jubilación futura. Las personas pueden, con un monto mínimo, integrar un fondo muchas veces superior a su aporte y, de esa forma, acceder a un menú de inversione­s diverso, aprovechan­do oportunida­des financiera­s que de otra manera no tendrían”, explica Horacio Vucetic, jefe comercial de San Cristóbal Seguros de retiro.

“Por otro lado, estas pólizas cuentan con garantía del 100% del capital y rendimient­os anuales mínimos garantizad­os, caracterís­ticas que no tienen otros métodos tradiciona­les de ahorro”, agrega el ejecutivo.

Opciones

Los seguros se pueden pactar en pesos o en dólares y el aporte se puede hacer en moneda local y se convierte al tipo de cambio comprador del día del pago. “La ventaja de este tipo de instrument­os radica en que permiten generar un ingreso previsible para la etapa poslaboral y, al ser flexible, a la edad prevista de retiro se puede optar por una renta vitalicia (normal, extensiva al sucesor, garantizad­a o temporaria) o bien adquirir un plan de retiro programado”, remarca Daniel Onofri, head

of wealth insurance de HSBC.

Otra alternativ­a para el ahorro que ofrece la industria asegurador­a son las pólizas de vida con capitaliza­ción, que, a diferencia de las de retiro, destinan una parte del aporte a dar protección. “Las personas buscan asegurar su futuro y tener previsibil­idad en el largo plazo, y los seguros de vida con capitaliza­ción justamente cubren esa necesidad”, dice Alejandro Quarleri, director de agencias exclusivas de MetLife. “Ofrecemos una prima nivelada, es decir que la persona abona lo mismo tanto a los 30 años o la edad en la que contrate el seguro como a los 60”.

Los seguros de vida indemnizan a los beneficiar­ios ante la muerte del titular, pero desde hace tiempo dieron un paso adelante dando protección a quien los contrató. “Estas pólizas permiten cubrir a la persona en vida, ofreciendo protección ante un accidente, invalidez, enfermedad u otro tipo de imprevisto que no le permita generar ingresos como lo venía haciendo”, explica Quarleri. El ítem “protección” de la póliza es independie­nte del fondo de capitaliza­ción que se va formando con un porcentaje de los aportes y que generan un plan de ahorro.

Los planes de ahorro de los seguros se estructura­n para el mediano o el largo plazo y todas las compañías proponen gestión activa de las carteras de modo de maximizar resultados en el tiempo y ser una opción competitiv­a y atractiva frente a otros productos de inversión similares en riesgo y horizonte.

“Los planes pueden ser individual­es o colectivos (en el caso en que los contrate una empresa para sus empleados), y la estrategia de la cartera está orientada a instrument­os de renta del mercado local denominado­s en pesos o dólares, según la moneda del producto selecciona­do, de corto y mediano plazo, privilegia­ndo aquellos de bajo riesgo”, detalla Onofri, de HSBC .

“Hay planes de ahorro de largo plazo cuyo objetivo es constituir un fondo que permita compensar la caída del ingreso en la etapa pasiva, pero también existen otras alternativ­as pensadas para objetivos de mediano plazo, como pueden ser la cobertura financiera de la educación de los hijos o acumular el capital necesario para emprender un proyecto”, aporta Vucetic.

A modo de ejemplo, el ejecutivo de San Cristóbal grafica: una persona que hoy tiene 35 años y puede aportar $2000 en un plan de retiro se encontrarí­a al final del período con un fondo equivalent­e a $3.650.000 (unos US$100.000 a valores actuales) y con ese monto podría acceder a una renta vitalicia de $19.300 iniciales, que después se van actualizan­do con los nuevos rendimient­os.

Tanto los seguros de retiro como los de vida con capitaliza­ción prevén la posibilida­d de rescatar en forma anticipada, es decir antes de que se cumplan los plazos establecid­os por la póliza, una parte o el total del capital acumulado. En general, las asegurador­as, en la argentina y en el mundo, establecen penalidade­s que consisten en una quita de capital decrecient­e en un período determinad­o que varía según la compañía y el tipo de producto.

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ShUTTErSTo­Ck El retiro exige una planificac­ión detallada

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