“Coopetencia”, el reto de competir y, al mismo tiempo, colaborar marca un cambio de paradigma
Las plataformas digitales dan el pie para un trabajo cada vez más asociativo; qué pueden hacer los académicos, los emprendedores, las ONG y los gobiernos
Creo profundamente en que se puede colaborar y competir al mismo tiempo”, reflexionó Mercedes Jones, vicepresidenta del Consejo de Profesionales en Sociología. La frase fue la primera respuesta que la profesional con una extensa trayectoria en procesos de articulación social le dio a José Del Rio, secretario general de Redacción de la nacion, encargado de moderar un panel en el que se habló de la importancia de la cooperación para garantizar el trabajo en sustentabilidad.
Junto a Jones, estuvieron Ramiro Fernández, director de Cambio Climático y Nueva Economía para América Latina de la Fundación Avina; Matías Laurenz, emprendedor y fundador de Fonselp, y Fernando Straface, secretario general y de Relaciones Internacionales del gobierno de la ciudad de Buenos Aires, quienes contaron en primera persona cómo incentivan el trabajo colaborativo desde sus espacios.
Fernández contó cómo a partir de un grupo WhatsApp diversas comunidades se pudieron ayudar entre sí para evitar pérdidas por la crecida del río Pilcomayo. “Gracias a ese chat, en la última inundación no hubo víctimas fatales”, destacó. Esta iniciativa derivó en la creación de AdAPP, una aplicación móvil creada en cooperación entre técnicos y productores de la Argentina, Paraguay y Bolivia para que los productores de la zona se adapten a las inclemencias del clima. “Se trata de un sistema de monitoreo en donde la gente va subiendo información y, a partir de ahí, se construye una red en la que participan actores que de otra manera no entrarían. Es uno de los ejemplos de innovación disruptiva que ayudan a acelerar el cambio que hace falta”, resaltó.
Laurenz es emprendedor y creó Fonselp, una plataforma que conecta a ONG que trabajan en temáticas sustentables con empresas e individuos que quieran hacer un aporte. De esta manera, la tecnología vuelve a aparecer como un puente, en este caso, para incentivar conexiones entre organizaciones que, tal vez, de otra manera, no se conocerían. “Muchas empresas quieren ayudar, pero no saben cómo. Una de las formas creativas de hacerlo es considerando a estas organizaciones sociales como proveedoras”, destacó Laurenz.
Desde Fonselp se estimula un concepto que tiene cada vez más protagonismo en el mundo corporativo: compras con impacto. “El principal fin del proyecto es ayudar a organizaciones sociales a generar fortaleza y considerarlas como proveedores alternativos. De esa manera, la posibilidad de ayudar es infinitamente mayor, dado que se genera una fuente real y genuina de financiamiento para el sector social”, describió el emprendedor.
Aunque actualmente la mayor necesidad que poseen las organizaciones sociales es la de contar con recursos económicos, Fonselp apuesta al trabajo de las ONG desde el servicio y el valor agregado. Por otro lado, Laurenz reconoció que existe una fuerte brecha entre las organizaciones de Buenos Aires y las del interior del país, a las que les cuesta tener acceso al capital, por lo que uno de los objetivos fundamentales de la plataforma es “democratizar el acceso a empresas más centrales para que las organizaciones sociales puedan participar en igualdad de condiciones”.
A la hora de hablar de formas eficientes de colaboración, Jones bromeó y explicó que se “dio el Premio Nobel de Economía por contestar esa pregunta”. Más allá de las dificultades que representa colaborar en un contexto de mercado, Jones llamó a “coopetir”, es decir, a cooperar y competir. “Creo firmemente en que, cuando la gente puede conversar, se producen fenómenos de cambio. La competencia nos da la posibilidad de trabajar, pero desde los procesos de articulación social podemos construir”, reflexionó, e hizo hincapié en el fenómeno de la economía circular, al que definió como “un nuevo paradigma que permite que las empresas generen bienes con propósito”.
Fernández contó cómo desde Fundación Avina se unió a CocaCola y Pepsico para trabajar con una iniciativa de reciclaje en la que también colabora el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). “Hace más de siete años que trabajamos para buscar la forma de reducir los volúmenes de residuos e incentivar la economía circular”, ejemplificó el especialista.
Los expertos coincidieron en la necesidad de incentivar el trabajo en cooperación y en sustentabilidad desde localidades, municipios y ciudades. Straface, secretario general y de Relaciones Internacionales del gobierno de la ciudad de Buenos Aires, explicó que muchas veces los países asumen compromisos en cuanto a la sustentabilidad, pero estos son ejecutados y llevados a cabo por las grandes urbes.
Para el funcionario, los desafíos que tienen las ciudades no se limitan a las temáticas medioambientales, sino que se extienden a las problemáticas sociales, que crecen en las agendas de los funcionarios. Una de estas se da a partir de las olas migratorias que llegan a los grandes centros. “Las metrópolis más importantes del mundo, como Nueva York, Londres, Berlín o París, fueron construidas por la diversidad de la inmigración. Por eso hay que tener un testimonio de confianza hacia un movimiento que es global”, destacó el funcionario porteño, y aclaró que desde el gobierno porteño están trabajando en un esquema de entendimiento estratégico para conocer quiénes están llegando a la ciudad y a qué mercados laborales acceden.
Otros temas de la agenda social están relacionados con el futuro del empleo, es decir, qué pueden hacer las ciudades para crear trabajos del futuro, y con un enfoque de género para incorporar a las mujeres. Ambos puntos fueron tratados en el Urban 20 (U-20), el encuentro de alcaldes que tuvo lugar el 29 y 30 de octubre y que reunió a los alcaldes de 25 ciudades del mundo en Buenos Aires.
Por otro lado, Straface también habló de otra de las aristas del trabajo social: la integración de las villas a la ciudad. “Integrar es una etapa superior a la de la urbanización. Porque urbanizar es llevar los servicios, pero integrar es definirlos como un barrio más de la ciudad”, comentó, y habló de los avances llevados adelante en la Villa 31 y en el barrio Papa Francisco, adonde se mudarán familias que actualmente habitan en la Villa 20.