Una defensa de la globalización en pleno auge nacionalista
Para Lagarde el remedio frente al populismo es “más apertura”; dice ver “progresos” en la guerra comercial entre EE.UU. y China
WASHINGTON.– En tiempos de auge del nacionalismo y el proteccionismo, Christine Lagarde ha sido una férrea defensora de los lazos globales. En Buenos Aires, en la cumbre de líderes del G-20, donde la relevancia del foro estará, otra vez, bajo la lupa, Lagarde volverá a asumir ese papel al abogar por “más apertura” y un “multilateralismo enfocado en la gente”.
“Es realmente importante concentrarse en la ventaja de jugar colectivamente, de cooperar mejor y de tratar de eliminar barreras, en lugar de reconstruirlas”, define la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), en una entrevista con medios argentinos en su oficina, antes de viajar por tercera vez este año a la Argentina.
Optimista, Lagarde ve “progresos” en la llamada guerra comercial y espera que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el presidente de China, Xi Jinping, logren recomponer relaciones en su esperada reunión bilateral tras la cumbre.
La abogada francesa abogó, además, por una mayor apertura del comercio de servicios entre países, una reforma que, dijo, puede abrir oportunidades al generar más crecimiento y a distribuirlo mejor. Eso, indicó, puede ser una forma de aliviar las tensiones que fogonearon el ascenso del nacionalismo y el populismo en varios rincones del planeta.
–¿Qué mensaje llevará al G-20?
–Hace doce meses dije: “El sol está brillando, es hora de arreglar el techo”. Más recientemente dije: “Cuidado con las nubes que vienen, todavía es hora de arreglar el techo”. El último suceso fue: “Las nubes se están oscureciendo, nunca es demasiado tarde para arreglar el techo, pero la ventana de oportunidad para hacerlo se está haciendo muy estrecha”. Creo que todavía estamos en esa etapa, con un enfoque particular en las oportunidades de jugar en equipo en lugar de ver el potencial y el desarrollo individual y parroquial. Si bien creemos que el enfoque individual es necesario tanto en términos de política fiscal, de reequilibrio, como de reformas estructurales, también es realmente importante concentrarse en la ventaja de jugar colectivamente, de cooperar mejor y de tratar de eliminar barreras en lugar de reconstruirlas. Ese será mi enfoque. Por lo tanto, tengamos cuidado con las nubes oscuras que se alzan en el horizonte
y centrémonos en las oportunidades de mejorar nuestro juego juntos. –¿Qué tipo de logros espera el FMI de la cumbre?
–Supongo que lo que está en mente de todos es un gran avance en relación con el comercio internacional. Eso sin duda sería muy bienvenido. Estoy segura de que habrá una firma formal y oficial del T-MEC [el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá] en Buenos Aires, que será una indicación de, al menos, la conclusión de las negociaciones que han estado en curso durante aproximadamente un año y medio. Pero todos los ojos estarán también en otras naciones, incluidos Estados Unidos y China, en cuanto a si sus discusiones darán como resultado un marco, un compromiso para avanzar. Esa será una fuerte indicación. También creo que siguiendo el enfoque de la Argentina en el futuro del trabajo, el impacto de la economía digital, también habrá un fuerte debate sobre el impacto de la tecnología y la necesidad de abordar los cambios, tanto en términos de trabajo como en términos de datos. Desde nuestra perspectiva, como FMI, cualquier cosa que tenga que ver con Fintech y la implementación de la agenda Fintech de Bali serían de importancia crítica.
–Ha sido muy explícita sobre el riesgo de la llamada guerra comercial. ¿Es más optimista ahora?
–Bueno, en cierto modo, sí. Porque ver el T-MEC firmado es un claro progreso. Hace solo cuatro meses, muchos observadores y muchos contendientes habrían alzado sus brazos y temido lo peor. Al menos tenemos un acuerdo. Reunió a tres países. Y ahora al menos tenemos no solo la implementación de aranceles, o las amenazas de aranceles, sino que también tenemos dos presidentes que tienen una reunión bilateral, y esperamos que establezcan los términos de negociaciones futuras.
–También ha hablado sobre el riesgo del nacionalismo y del populismo en el mundo. ¿Cómo cree que el mundo
debería lidiar con gobiernos populistas, nacionalistas, que en la mayoría de los casos han desafiado el multilateralismo?
–Lo sorprenderé, pero creo que la respuesta es más apertura y un tipo diferente de multilateralismo. Lo que quiero decir con más apertura es que hay un segmento completo de nuestras economías que está impulsado por los servicios, y no por el intercambio de bienes. El intercambio de bienes y el movimiento de bienes en todo el mundo representan un valor relativamente pequeño del valor global del comercio que se está llevando a cabo. Toda la industria de servicios todavía está sobrecargada y encadenada por restricciones, barreras, aranceles, licencias, etc., etc. Se obtendría una mejora significativa si se abrieran más servicios transfronterizos. Y si tienes más crecimiento como resultado de eso, entonces tienes más espacio para reasignar el crecimiento y distribuirlo mejor. Eso es lo que quiero decir con más apertura. Lo que quiero decir con un multilateralismo diferente es uno que está más enfocado en las personas, que esté centrado en las personas. En otras palabras, el comercio internacional, la digitalización, la nueva tecnología, ¿beneficiará a unos pocos o beneficiará a la mayor cantidad de personas posible? Desde el lado positivo de las aperturas de los mercados, ¿vamos a prestar especial atención al ajuste de las personas que serán desplazadas, las personas que serán excluidas debido a la transformación de las cadenas de suministro? ¿Habrá programas de educación dirigidos a ellos para que se adapten? Creo que hay grandes oportunidades y potencial como resultado de eso. Pero tenemos que empujar esos límites.
“Hay nubes oscuras, pero nunca es demasiado tarde para arreglar el techo”