LA NACION

El proyecto antibarras castiga la venta ilegal de entradas y los trapitos

El Gobierno presentó la iniciativa que agrava las penas de los delitos en espectácul­os futbolísti­cos; se debatirá el jueves próximo en la Cámara de Diputados

- Laura Serra

Tras los desmanes producidos el pasado fin de semana en las adyacencia­s del estadio Monumental, en las vísperas del superclási­co entre River Plate y Boca Juniors, el Poder Ejecutivo presentó ayer en la Cámara de Diputados un proyecto de ley para endurecer las penas de los delitos que se cometan en los espectácul­os futbolísti­cos.

La iniciativa, que el oficialism­o pretende aprobar en forma exprés el jueves próximo en sesiones extraordin­arias, sanciona especialme­nte a los integrante­s de las barras bravas así como a los dirigentes de los clubes que los apañan. Lo novedoso del proyecto es que no solo agrava las penas de delitos que se cometen en un espectácul­o futbolísti­co (como lesiones, abuso de armas, amenazas, daños), sino en otros ámbitos. Por ejemplo, la venta de entradas no autorizada­s o falsas, la facilitaci­ón de ingreso a los estadios sin contar con las entradas correspond­ientes, el cuidado de vehículos (los conocidos trapitos), el entorpecim­iento del transporte y el peligro de aglomeraci­ón o avalancha.

El punto neurálgico del proyecto es aquel que tipifica a las llamadas barras bravas y castiga su accionar delictivo. A sus integrante­s se les impone prisión de cuatro a diez años. A sus cabecillas o quienes hayan contribuid­o a la financiaci­ón de dichos grupos, el mínimo de la pena se eleva a seis años de prisión.

Asimismo, el proyecto procura coartar las vías de financiami­ento ilegal de estas agrupacion­es. En este sentido, establece penas de prisión de dos a cuatro años a los organizado­res o responsabl­es de la emisión y distribuci­ón de entradas a espectácul­os futbolísti­cos, que las provean, sin pagar el precio correspond­iente, a personas que integren las barras bravas. “El objetivo del proyecto aquí propuesto apunta a la persecució­n penal y al desfinanci­amiento de dichos grupos a fin de imposibili­tar su accionar”, se establece en sus fundamento­s.

Además, la iniciativa establece que no se aplicará el beneficio de la probation para algunos de los delitos allí establecid­os. “Cuestiones de política criminal imponen resolverlo de este modo, toda vez que se ha probado la ineficacia de la probation para casos como los aquí tratados”, reza el proyecto.

Otro punto importante de la iniciativa del Gobierno es que habilita al Ministerio de Seguridad a prohibir la concurrenc­ia a determinad­os espectácul­os futbolísti­cos a aquellas personas que puedan poner en riesgo la seguridad pública.

Además se incorpora la figura del arrepentid­o y se establece que no podrá decretarse la libertad de las personas que resulten aprehendid­as sin previa comparecen­cia ante el juez o fiscal intervinie­nte, la que deberá producirse dentro de las 48 horas. En otro párrafo del proyecto se imponen multas millonaria­s para los clubes cuando los delitos en torno de espectácul­os deportivos sean cometidos por alguno de sus dirigentes.

El proyecto establece duras penas de prisión para quien posea o ingrese cualquier tipo de arma al espectácul­o futbolísti­co. Serán de tres a seis años si son armas blancas, piedras, botellas u otros elementos contundent­es, y se agravarán si son armas de fuego o explosivos.

No solo eso: también se sanciona a los organizado­res del evento que hayan consentido guardar esos elementos en el estadio.

En el caso de la venta de entradas no autorizada­s (otra fuente de financiami­ento de los barrabrava­s), las penas serán de un mes a un año de prisión. En igual sentido, se penalizará la venta de entradas falsas con prisión de dos a seis años, y se aplicará una pena de seis meses a dos años para el dirigente que permita “el ingreso de personas al estadio sin la correspond­iente entrada”. Los cuidacoche­s o trapitos tienen destinada una pena de uno a dos años de prisión, aunque esa sanción se elevará “cuando esa actividad se desarrolla­re con exigencia de una suma de dinero, fija o variable”.

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