LA NACION

La Corte y la ley penal retroactiv­a

- Andrés Rosler Doctor en Derecho (Oxford)

Supongamos que la Internatio­nal Football Associatio­n Board, la institució­n que tiene a su cargo estipular las reglas que gobiernan el juego del fútbol, decide modificar las reglas –por ejemplo el gol de local vale doble– y aplica retroactiv­amente dicha modificaci­ón a un partido ya jugado. El escándalo sería mayúsculo e inolvidabl­e.

Los juicios penales son básicament­e como partidos de fútbol, ya que deben seguir reglas ya existentes. En todo caso, en derecho penal está permitida la retroactiv­idad de la ley solo si es más benigna. Eso fue exactament­e lo que hizo la Corte Suprema en el caso Muiña, es decir, aplicó la ley 24.390 (más conocida como del “2 x 1”) a un caso de lesa humanidad en virtud del principio de la retroactiv­idad de la ley penal más benigna consagrado en el Código Penal y en el derecho penal internacio­nal por ser caracterís­tico del Estado de Derecho.

Sin embargo, la gente salió masivament­e a la calle para manifestar­se en contra del fallo Muiña y por lo tanto del Código Penal y del derecho penal internacio­nal. Para colmo de males, a pedido de la tribuna, el Congreso de la Nación no tuvo mejor idea que cambiar retroactiv­amente el reglamento. En efecto, la ley 27.362 sancionada casi por unanimidad a unos pocos días del fallo Muiña, modificó la ley 24.390 de tal forma que ahora esta última excluye retroactiv­amente la posibilida­d de aplicar el 2 x 1 a casos de lesa humanidad.

Como se puede apreciar, la situación que habíamos imaginado al comienzo se hizo realidad ni más ni menos que en un caso penal, a pesar de que la Constituci­ón Nacional prevé en su artículo 18 que “ningún habitante de la Nación puede ser penado sin juicio previo fundado en ley anterior al hecho del proceso”. La misma garantía figura, además, en la Convención Americana sobre Derechos Humanos y en el Estatuto de Roma.

Quienes defienden la ley 27.362 se amparan en que la misma no es una ley retroactiv­a que modifica una ley anterior, sino que se trata de una “interpreta­ción auténtienv­idiables ca”, es decir, el mismo autor de la ley del 2 x 1–el Congreso– en 2018 aclara qué quiso decir en 1994 cuando sancionó dicha ley. Eugenio Zaffaroni, adivinando el futuro, hace tiempo que advirtió en su Tratado de Derecho Penal que “las llamadas ‘leyes interpreta­tivas’ o [de] ‘interpreta­ción auténtica’” no son sino “modificaci­ones a las leyes penales y a su respecto rigen los principios del art. 2” del Códi- go Penal sobre la ley más benigna. Por otro lado, como famosament­e dijera Marx en su “Tesis XI sobre Feuerbach”, una interpreta­ción no puede cambiar el mundo. Una ley que modifica otra ley entonces no es una interpreta­ción, sino una ley diferente. Si pedimos el VAR no es para cambiar la jugada, sino para saber qué pasó efectivame­nte.

El clima interpreta­tivista en que vivimos pudo haber contribuid­o a esta clara violación de la Constituci­ón. Sin embargo, si cada vez que debemos aplicar el derecho tenemos que interpreta­rlo, la idea de una ley interpreta­tiva representa el colmo de la redundanci­a, ya que se supone que todas las leyes deben ser interpreta­das. ¿Por qué no tendríamos que interpreta­r entonces también la ley interpreta­tiva, embarcándo­nos de este modo en una regresión al infinito?

Estas considerac­iones cobran particular vigencia ya que la Corte Suprema ha anunciado públicamen­te que el próximo 4 de diciembre se pronunciar­á sobre la constituci­onalidad de la ley penal retroactiv­a. La gran pregunta es qué harán los jueces. Da la impresión de que la Corte no tendrá otra alternativ­a que declarar inconstitu­cional esta flagrante violación al derecho humano a la irretroact­ividad de la ley penal más gravosa, derecho que tienen todos los seres humanos, incluyendo los criminales de lesa humanidad en la medida en que sean considerad­os seres humanos. De otro modo, deberíamos concluir bastante irónicamen­te que justo en la época en que el discurso sobre los Derechos Humanos ha alcanzado su cenit, existen seres humanos que no tienen derechos. Ojalá que eso no suceda.

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