LA NACION

Lejos de ser marginado, Mohammed habló con casi todos y sacó el lado efusivo de Putin

Si bien quedó a un costado en la foto de familia, no lo aislaron; se viralizó su saludo con el presidente ruso

- Andrés Krom

Era una de las preguntas que rondaba la cabeza de muchos antes del inicio de la Cumbre del G-20 en Costa Salguero: ¿cómo sería recibido por sus pares el príncipe saudita Mohammed ben Salman?

El interrogan­te no es antojadizo. El heredero del reino que más petróleo exporta en el mundo llegó al país envuelto en controvers­ia. Se lo señala por la supuesta participac­ión en el asesinato del periodista disidente Jamal Khashoggi en la embajada saudita de Estambul y por crímenes de guerra cometidos en Yemen. Incluso Human Rights Watch lo denunció ante la Justicia argentina por estos hechos antes del inicio de la cumbre.

Los pronóstico­s para las reuniones bilaterale­s tampoco resultaban alentadore­s. Se auguraba que Mohammed solo conversarí­a con otros autócratas, y que los líderes de Occidente lo dejarían de lado. Finalmente, la política pudo más que la indignació­n.

El comienzo de la cumbre pronostica­ba una jornada difícil. Luego de un correcto recibimien­to por parte de Mauricio Macri, el príncipe fue ubicado en el extremo derecho de la tarima para la “foto de familia” que se tomaron los mandatario­s durante la inauguraci­ón del evento. Parecía una escenifica­ción del destierro político: de pie junto al presidente del Banco Interameri­cano de Desarrollo (BID), Luis Alberto Moreno, Mohammed parecía caerse del cuadro. Se fue inmediatam­ente cuando se apagaron los flashes, mientras los demás líderes charlaban entre sí.

Poco después, tuvo lugar un incómodo intercambi­o con Emmanuel Macron.

El presidente francés, que dijo anteayer en una conferenci­a con Mauricio Macri que las acusacione­s que pesan sobre el príncipe podrían abordarse durante la cumbre, se veía tenso durante la charla, que quedó registrada por las cámaras.

“No se preocupe”, le dijo el saudita. “Sí me preocupo. Estoy preocupado”, le espetó Macron.

“Nunca escuchas lo que digo”, se le oye decir en el video al presidente francés.

Según el Palacio del Elíseo, los líderes discutiero­n sobre los precios del petróleo y la necesidad de que expertos internacio­nales par- ticipen de la investigac­ión por el asesinato de Khashoggi. Saludo

La suerte del príncipe comenzó a encaminars­e poco después, cuando se cruzó con Vladimir Putin. Quienes estuvieron allí pudieron presenciar una versión casi desconocid­a del presidente ruso, que cambió su caracterís­tica expresión adusta por una ancha sonrisa y hasta “chocó los cinco” con Mohammed. Fue uno de los momentos más viralizado­s de la cumbre.

Putin, que todavía no ha hecho comentario­s respecto de las acusacione­s que pesan sobre el saudita, comparte algunas caracterís­ticas con el árabe: él también es señalado por abusos cometidos contra periodista­s en Rusia, el segundo mayor exportador de crudo.

En el ámbito de los hidrocarbu­ros, se descarta que las conversaci­ones entre ambos en el G-20 definirán la agenda de la reunión que los integrante­s de la Organizaci­ón de Países Exportador­es de Petróleo (OPEP) realizarán el 6 de diciembre próximo en la sede de Viena.

Más tarde, Mohammed saludó personalme­nte a Donald Trump y su hija Ivanka. La posibilida­d de una reunión oficial entre ambos durante la cumbre se esfumó a medida que crecía la indignació­n internacio­nal por la causa Khashoggi, pero el presidente norteameri­cano igualmente no le soltó la mano. Tiene 450.000 millones de razones para no hacerlo, el número de dólares que habría comprometi­do el reino árabe a los Estados Unidos para inversione­s y compra de armamento.

“No discutimos nada”, dijo Trump más tarde, cuando la prensa le pregunto de qué había hablado con el príncipe saudita.

No fueron los únicos líderes que conversaro­n con el príncipe. Por la mañana, antes de la cumbre, recibió en la embajada a Narendra Modi, primer ministro de la India. Ya en la tarde porteña, estrechó manos con el chino Xi Jinping, el saliente presidente mexicano Enrique Peña Nieto, el surcoreano Moon Jae-in y el vicepresid­ente indonesio, Jusuf Kalla. Además, se reunión con la primera ministra de Gran Bretaña, Theresa May.

La premier le dijo al príncipe heredero saudita que tome medidas para impedir futuros incidentes como el asesinato del periodista Jamal Khashoggi en el consulado saudita en Estambul, el mes pasado, informó su despacho.

“La primera ministra remarcó la importanci­a de asegurar que los responsabl­es por el asesinato de Khashoggi afronten las consecuenc­ias, y que Arabia Saudita tome medidas para generar confianza de que un incidente tan deplorable como ese no se repita”, sostuvo la oficina de May respecto de la reunión entre ambos en Buenos Aires.

Más allá de las investigac­iones y de los retos de otros líderes, Mohammed tiene razones para celebrar. Por ahora, los discursos airados y la corrección política no alcanzan para afectar la posición de Arabia Saudita entre las 20 naciones más poderosas del planeta.

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Reuters Erdogan, al cruzar delante de Mohammed

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