LA NACION

Un respiro en una extenuante batalla

- Rafael Mathus Ruiz

La tregua que sellaron en Buenos aires el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su par de china, Xi Jinping, en su cena en el Palacio Duhau aportó un respiro a su guerra comercial y atenuó los temores por la salud de la economía global. Pero el conflicto abierto entre las dos potencias aún está lejos de concluir, algo que, quizá, jamás suceda.

Tras meses de escalada y tensión entre Pekín y Washington, el encuentro entre Trump y Xi en Buenos aires había generado una enorme expectativ­a. los mercados querían una tregua. líderes del mundo miraban con preocupaci­ón la pelea y abogaban por la paz, y organismos internacio­nales, como el Fondo Monetario internacio­nal (FMi), advertían sobre un duro golpe para la economía global –que ya ha comenzado a mostrar síntomas de fatiga– si las fricciones persistían.

Trump y Xi brindaron ese ansiado respiro, pero aún deben trabajar en la ancha grieta que los separa. Una vez más: quizá nunca logren cerrarla. Estados Unidos y china están embarcados en una abierta disputa por el título de primera potencia global, en la que china arremete desde atrás con una combinació­n de capitalism­o y comunismo que le ha dado resultados. la guerra comercial se encuadra en esa puja, que va más allá de un puñado de aranceles.

Trump cree que china compite de manera desleal manipuland­o su moneda, con una política muy agresiva para capturar tecnología o con barreras no-arancelari­as. antes de viajar a Buenos aires, larry Kudlow, su asesor económico, se quejó también sin tapujos del “robo de propiedad intelectua­l” por parte del gigante asiático.

En Washington también ven con preocupaci­ón la incipiente influencia china en el mundo, que tiene como pilar central su iniciativa “one Belt, one Road”. El gobierno de Trump ha advertido que Pekín aplica una “diplomacia de la deuda”. Para china, es un pilar estratégic­o de su política exterior.

a la lista de diferencia­s se suma también visiones antagónica­s sobre el respeto de los derechos humanos.

así y todo, la grieta que divide a Washington y Pekín no impide que ambas potencias trabajen juntas cuando tienen intereses comunes como, por ejemplo, en el caso de corea del norte.

curiosamen­te, la visión que se recoge en Washington sobre el avance de china no parece haber cambiado mucho con el traspaso de mando de Barack obama a Donald Trump. Sí cambió la política. obama había optado por una ofensiva global arraigada en la integració­n con una apuesta estratégic­a por el acuerdo Transpacíf­ico (TPP, por sus siglas). Trump defenestró ese pacto durante la campaña que lo llevó a la casa Blanca. Una de sus primeras decisiones fue sacar a Estados Unidos. la ofensiva de Trump es bilateral, y su estrategia ha sido azotar con aranceles –aun a costa de perjudicar a las empresas y los consumidor­es de su país– para forzar lo que ocurrió ayer: una negociació­n cara a cara en una mesa.

Esa negociació­n recién ha comenzado. la guerra se tomó una tregua, pero la pelea continúa.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina